Ruralidades

Uribe en ancas del tigre

Mapurite sabe quien “perfuma” y alacrán a quién “Jinca”. No sabemos a cual de estas dos especies pertenece el demagogo y embustero Uribe (valga la redundancia). Pero de lo que sí estamos seguros que santanderista es y que conste, una vez más, que no por nacionalista que ninguno de los dos se sacrificó por Colombia. Es más, a su manera, la embochincharon terroríficamente y la hicieron invisible para los verdaderos nacionalistas colombianos.

Lo que le faltaba al de las 7 puñaladas por la espalda para congraciarse con su tigre del pentágono: “fustigó a los empresarios que negocian…” con los gobiernos a los que el tilda como de “…el nuevo comunismo”.

No sabemos si ese renacer del macartismo en palabras del jinete de las ancas del tigre de papel, son para que cuando deje la gurupera del felino (la cuenta es regresiva), le permitan quedar en el redil sin que le pase como al Sha de Irán, o del mismo Noriega panameño y, últimamente con Hamid Karzai, de Afganistán, a quien la “Casa Blanca amenaza cerrar sus puertas… después que todos estos consintieron el floreciente negocio de la droga en beneficio del imperio yanqui que, como en Irak el brazo armado que cuida el gran capital, destruye y mata millones de seres humanos indefensos y, de nada instala sus bases militares, primero para atemorizar y luego para liquidar (si se deja) a cualquier vecino que pretenda ser solidario con los nativos de esos pueblos y contra la droga maldita.

Acá sabemos contra quien lanza sus indirectas el alacrán Uribe. Y nos imaginamos que en todos los países del mundo donde, por la medida pequeña, se encuentren cinco o diez colombianos extrañados de su Patria. El periodista oficioso abundó en el sobre entendido cuando escribió: “La advertencia del presidente de la República a su auditorio fue hecha sin mencionar a país alguno, pero en una evidente alusión a Venezuela”. Y a nosotros le decimos desde acá, desde esta serranía venezolana (a Uribe, no al periodista), que haga acopio escrito de sus sueltos santanderiano burgueses para que los comente cuando en el reino de Noriega esté, si es que el tigre que ahora le sigue los pasos a prudente distancia, no hace de su endeble caparazón apetecible bocado y así “…termina en las fauces del tigre”.

Uribe no acaba de convencerse que sus “gracias” no son del agrado del pentágono; lo que aprovechó el tigre Santos para ponerle a tres pasos las garras del papaupa de los tigres, tras la gurupera en que terminará su mandato. Es decir, el tigre mayor Robert Gibbs. Y donde ronca el papá del tigre, no hay Uribe con sueño. El somnífero no valium ni con agua sedante.

Más allá de San Cristóbal y Zulia, que no es Venezuela toda, aunque parte importante e indivisible; más allá de Cúcuta, parte inseparable de Colombia, Uribe, antes que termine sus practicas martirizantes contra los colombianos y colombianas desposeídos por sus paracriminales, debe revisarse. Y cuando el tigre mayor le quite el sueño, anotar en sus papeles, la cantidad de periodistas que han muerto por su terquedad y su tolerancia con los criminales que él mismo anido en las mal llamadas autodefensas. Periodistas valientes que se atrevieron a denunciar las matazones provocadas por muchos empresarios mimados por esa oligarquía rabiosa, santanderiana, para que rememorar su fama cuando en los calabozos Yanquis y con Noriega esté. Así paga el diablo.

Patria, Socialismo o barbarie

pedromendez_bna@yahoo.es


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Pedro Méndez (*)


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