El desproporcionado ataque imperial a pequeñas embarcaciones

La presencia militar de Estados Unidos en el mar Caribe ha sido históricamente un recordatorio de la asimetría de poder entre las grandes potencias y los pueblos insulares y costeros de nuestra región. Hoy, bajo el pretexto de "seguridad" y "lucha contra el narcotráfico", se despliega una avanzada naval que, lejos de garantizar estabilidad, reproduce la lógica imperial de intimidación y control.

El principio de proporcionalidad en el derecho internacional

El derecho internacional público establece que toda acción militar debe regirse por el principio de proporcionalidad. Esto significa que el uso de la fuerza debe ser estrictamente necesario y adecuado frente a la amenaza que se enfrenta. Sin embargo, cuando fragatas, destructores y aeronaves de última generación se movilizan contra pequeñas embarcaciones pesqueras o artesanales, se evidencia una violación flagrante de este principio. La desproporción no es solo técnica, sino ética y política: se criminaliza la subsistencia de comunidades costeras bajo la narrativa de "amenaza global".

Las embarcaciones como símbolo de resistencia y vida

Las pequeñas embarcaciones en el Caribe y Suramérica no representan ejércitos ni flotas de guerra. Son medios de vida, herramientas de trabajo y símbolos de identidad cultural. Atacarlas o someterlas a hostigamiento militar es un acto de violencia contra pueblos enteros, que dependen de la pesca y la navegación artesanal para sobrevivir. La avanzada imperial convierte a los pescadores en sospechosos y a las aguas en campos de batalla.

La geopolítica del miedo

El despliegue militar estadounidense en el Caribe responde menos a amenazas reales y más a una estrategia de control geopolítico. Se busca reafirmar la hegemonía sobre rutas marítimas, recursos energéticos y territorios estratégicos. El mensaje es claro: ningún espacio del hemisferio está fuera del alcance del poder imperial. Pero este mensaje se construye sobre la base del miedo y la intimidación, erosionando la soberanía de los Estados caribeños y suramericanos.

Defensa de los derechos humanos y la soberanía regional

Desde una perspectiva de derechos humanos, el hostigamiento a pequeñas embarcaciones constituye una forma de violencia estructural. Se vulnera el derecho al trabajo, a la alimentación y a la libre circulación. Además, se socava la soberanía de los pueblos que habitan estas aguas, imponiendo un orden militar ajeno a sus necesidades y aspiraciones.

Zona de Paz

El "desproporcionado ataque imperial a pequeñas embarcaciones" no es un hecho aislado, sino parte de una política sistemática de dominación. Frente a ello, los pueblos del Caribe y Suramérica deben reafirmar su derecho a existir sin ser criminalizados, a navegar sus mares sin ser perseguidos, y a resistir la imposición de un poder que se disfraza de protector mientras actúa como agresor.

 



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Oscar Bravo

Un venezolano antiimperialista. Politólogo.

 bravisimo929@gmail.com      @bravisimo929

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