Ningún crimen se justifica

La lloradera de los pitiyanquis criollos

Los Cahorros de Chicago y los Mets de New York son 2 equipos de las Grandes Ligas que están eliminados de la actual temporada del beisbol que llama el Beto Perdomo “el mejor del mundo”, no sé por qué carajo. Con antelación los productores de dicho espacio tenían todo planificado: el domingo fue 11 de abril y los Mets y los Cachorros jugarían esa noche en “Este pueblito llamado New York” como dice el anciano periodista Juan Vené, quien por cierto es un crítico de la forma en que llevan el pelo, la barba, los pantalones y demás los peloteros, obviando que cuando él era el promotor de un premio farandulero llamado El Guaicaipuro de Oro lucía horrendas vestimentas cuando de entregar el premio se trataba. Ve la paja en el ojo ajeno…

Pues bien el comentarista Manuel Rodríguez y el narrador Rafa Rodríguez se pasaron toda la noche del 11 del presente mes mostrando el sitio donde quedaban las Torres Gemelas y lo que son ahora y las muertes que causaron los “terroristas” y ay, ay, ay, que dolor que pena. Ningún crimen se justifica y sea lo que sea, los que murieron en esas Torres Gemelas fueron seres humanos. Da dolor. El espacio de ese béisbol que nos presenta Meridiano está siendo presentado por EL BANCO DE VENEZUELA, dice la cuña.

Los pitiyanquis criollos al parecer no saben que ese desastre fue el génesis para que en Irak, Afganistán y Libia murieran miles de personas, bajo la tormenta de fuego que producen las bombas sobre los pueblos escogidos por los imperios para destrozarlos, aplicándoles el mote de terroristas. Dan asco estos pitiyanquis, produce dolor saber que son venezolanos insensibles, atados a un país del cual dijo Bolívar algunas cosas que están sucediendo. ¿Por qué esta conducta? Se pregunta uno.

A los pitiyanquis criollos no se les humedecieron los ojos ante los cincuenta mil libios, entre ellos, inocentes niños y niñas, mujeres, ancianos, adolescentes que acaban de morir por orden de ese presidente Bush que estuvo ahí, moqueando hipócritamente al lado de su similar Obama el día 11 de se septiembre. Uno se pregunta, ¿cuántos gringos lloraron ante la masacre que produjo el GOBIERNO ADECO el 28 de febrero de 1989 en Venezuela? ¿En 2002 en puente Llaguno? Los pitiyanquis criollos son mortajas, eunucos de un imperio que les robó los sentimientos patrios.

¿Con cuál motivo los Estados Unidos podía atacar a Irak en su momento? ¿Qué les ha importado a los gobiernos, a las madres a los padres de esa nación que mueran sus hijos en otros países? Los gringos no tienen espíritu, son monstruos, seres creados para causar daños y crueldades en el mundo. ¿Ha visto usted a algunas madres de esa nación protestando porque el gobierno le envía a su hijo a una guerra lejana al país que lo vio nacer? Los soldados están para defender a su patria, a su geografía, digamos a su Continente.

Los pitiyanquis criollos lloran, se lamentan, gimen y jipean por el 11 de septiembre en New York, pero les importa un carajo las muertes que eso trajo. Por eso no creemos en ellos, son capaces de entregar a sus hijos para que la muerte los espere en otros lugares a favor de los yanquis. Es un caso de pérdida de esencia varonil, porque el hombre que ignora las injusticias para arrastrarse a lo que las crea, es un inepto mental, un granuja, un poco cosa.

El 11 de septiembre del año 2001 ocurrió un gran suceso en la ciudad neoyorquina en el cual desaparecieron varias personas de la vida, fue doloroso. Pero no podemos obviar por sumisión, por jabolismo, por mentalidad colonial, por no poseer criterios propios, por admitir sádicamente que no se tiene patria y además por vestir de varón cuando se es todo lo contrario (que no es un pecado, por cierto) que ahora mismo existen niños mutilados, muertos en vida, hogares destruidos, hambre, agonía, destrozos, llanto, furia, locura en LIBIA, mientras se llora por algo que aun no sabemos quien lo ocasionó. Que el Banco de Venezuela no financie el llanto de los hipócritas, por favor.

hdiderot@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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