El señor Sebastián Piñera, presidente derechista de Chile, se está quedando solo y aislado y no es por las frecuentes metidas de pata en Facebook y Twiter donde exhibe con desparpajo sus niveles de torpeza e ignorancia.
Ahora teme las reivindicaciones del pueblo combativo que en sucesivas acciones de calle ha logrado acorralarlo. Los mayores reclamos han arreciado el último mes y provienen del sector estudiantil, secundario, universitario y del Colegio de Profesores agrupados todos en la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios. Hay en estas protestas una coincidencia de gente de clase media que votaron por Piñera con sectores menos pobres y muy pobres que no pueden pagar la educación de sus hijos.
Son tres las exigencias de las agrupaciones educativas: Que el gobierno incluya la garantía constitucional de la calidad de la enseñanza, que prohíba el lucro en las universidades privadas y que el Estado chileno retome la administración del sistema educativo.
El modelo neoliberal que se aplicó y está vigente en Chile luego de la muerte de Allende es una prueba de cómo el capitalismo explota al pueblo. Las industrias básicas se encuentran privatizadas. El año pasado las multinacionales del cobre repatriaron a sus centros de poder 35 mil millones de dólares de ganancias. Esta cifra representa doce veces el presupuesto de viviendas, tres veces el presupuesto que se destina a la educación y siete veces el destinado a la salud.
Chile está entre las diez naciones con peor distribución de ingresos en el mundo con un 60% de los hogares recibiendo un ingreso per cápita apenas cercano a los 200 dólares.
La actual crisis deja ver demasiados pobres y pocos millonarios con muchísimo dinero y esto engendra contradicciones como las que ocurren en el modelo educativo, donde el Estado financia a través del gasto público los colegios y universidades privadas en un porcentaje que alcanza el 7,3% del PIB. Es por ello que, los expertos en la materia consideran que la educación universitaria chilena es la más cara del mundo y a su vez, genera un apartheid educativo que convierte la educación de los chilenos en ghettos perfectamente segmentados: La Educación Particular Pagada, la Educación Particular Subvencionada (con financiamiento compartido), La Educación Particular con financiamiento subvencionado (sin financiamiento compartido) y La Educación Municipal (Comunas). Recientes encuestas realizadas en el país austral arrojan una paradoja: la Educación Municipal es de mejor calidad que la Educación Particular Subvencionada e incluso que, la Educación Particular Pagada.
Los ricos estudian en las mejores universidades y los pobres en las peores condiciones, lo que incrementa las desigualdades con las que nacen. Cada egresado universitario arrastra una deuda equivalente al 147% de su futuro sueldo anual (si es que encuentra trabajo). La lógica de la educación chilena gira en torno al lucro. El 40% no termina la universidad pero, queda endeudado y sin título. El 60% no trabaja en lo que estudió.
Esta Deuda Social existe gracias a la complicidad de las élites gobernantes (pinochetistas y Concertación). Un día antes de entregar el poder al presidente electo Patricio Aylwin, los gorilas de la dictadura pinochetistas firmaron el decreto de la Ley Orgánica Constitucional de Educación, vigente, que favorece claramente la educación privada, la cual está sujeta solo a la demanda del mercado y desde entonces, ningún gobernante ha querido modificar esta Ley.
Esta derecha grotesca y primaria pretende dar lecciones de libertad y democracia al Gobierno Bolivariano de Venezuela, mientras hambrea al pueblo chileno y le niega el derecho a la educación y a los beneficios que producen sus industrias básicas.
Por eso el fascista Sebastián Piñera se está quedando solo en nuestra América. Apenas araña un 26% de aprobación popular. Tiene suerte porque en Chile no existe la figura jurídica del plebiscito pero, ya el pueblo en las calle decidió. ¡Fuera Piñera!
lucartjesus@yahoo.es
