Es vida.
Es ilusión.
Es trabajo.
Es dignidad.
Es levantarse una y otra vez
Es empinarse siempre.
Es Marx
Es Lenin
Es Trotsky
Es Gramsci
Es Mariátegui
Es Franz Fanon
Es el Che
Y tantos otros
Pero, sobre todo, es pueblo
Es intuición de barrio
Es utopía.
Es contradicción.
Es dialéctica.
Es historia.
Es pies en tierra y sueño en y hacia el firmamento.
Es revolución humana.
Es revolución poética.
Es revolución de género.
Es revolución permanente.
Es revolución anti-adulto céntrica
Es consciencia ecológica.
Es consciencia de que somos parte, responsables y únicos protagonistas de esta historia.
Es compartir con los verduleros, los horneros y los mendigos y mendigas que nos topamos a diario por la calle.
Y tratarnos como humanos, (no como bestias de carga, ni esclavos, ni delincuentes o enemigos).
Es autogestión.
Es decir, que los hombres y mujeres discutan y decidan democrática y cotidianamente en su trabajo y en todos los ámbitos de su vida.
Es ahondar e innovar el concepto y la praxis democrática.
Es darnos cuenta y atacar nuestro propio individualismo y consumismo y falta de fuelle para educarnos en ideología
Y es enaltecer la cayapa, la minga, la colaboración animosa hacia un objetivo común.
Es desmenuzar y sacudirse sistemas socio-políticos en los que pocos individuos negocian para sí descomunales porciones de bienes, privilegios y fortunas.
Y no resignarse a que las mayorías se eternicen en la pobreza, la falta de oportunidades de trabajo y
de condiciones para la crianza de los hijos y para la creación y la ceremonia cultural.
Es resistir que unos pocos privilegiados manden siempre y en todo, mientras el resto agacha la cabeza.
Es subvertir las latosas reglas de urbanidad y las funestas teorías económicas liberales y neo-liberales
Es apertura al cambio constante, a la consulta, a la humildad, a la influencia mutua.
Y que hombres y mujeres, adolescentes y niños y niñas nos libremos de tanta explotación económica y tanta manipulación propagandística y publicitaria.
Es superar la fase de propiedad colectiva de los medios de producción (colectivización).
Y alcanzar una convivencia más humana, más plena, más radiante.
Es que las ideas dominantes no sean siempre las ideas de las clases dominantes (Marx).
Y que la televisión dominante no sea eternamente la que nos han atornillado las clases dominantes.
Es cuidar, entender, seguir pero también espolear, exigir cada vez más a nuestros compañeros líderes.
Es rescatar del pasado y de los libros de historia las palabras textuales de nuestros próceres de independencia y de los teóricos del socialismo
Es evitar que se eternicen en el poder partidos políticos, neo-zares, compadres o favoritos de espaldas al pueblo.
Es control y contraloría de la gestión pública por las bases, las comunidades y los sindicatos.
Es que los concejales, alcaldes y parlamentarios se mantengan cerca de sus electores.
Y que, fruto de una relación respetuosa de escucha y convivencia, logren hacer valer la opinión y anhelos de esas gentes hasta las siguientes elecciones.
Es enfrentarse y destronar la flojera, el burocratismo y el centralismo burocrático.
Y encarar la explotación, la humillación y el bozal de arepa.
Es escribir, y pintar, y cantar, y esculpir, y hacer cine y video y televisión y radio y periodismo y teatro alternativos.
Es recuperar las prácticas ancestrales de la cestería, la cerámica, el laboreo, el pastoreo, la fiesta tribal.
Y hacer algo para reducir las distancias groseras entre mil-millonarios y misérrimos, educados y analfabetas, patrones y proletarios.
Es valorar todos los tipos de trabajo y darles una compensación justa y decorosa.
Es impedir que el sistema de salud pública y de pensiones lo conviertan en harén de burócratas o caja chica de trasnacionales.
Es superar el sólo el explicar el mundo, y atreverse a transformarlo, transformándose a uno mismo con él.
Es prevenir y denunciar las guerras y las provocaciones de guerra
en que por lo común mueren 9 civiles por cada soldado.
Y deplorar las injusticias, donde quiera se practiquen.
Es no cultivar miedo sino savia de vida
Es decir y practicar la indignación y el sacrificio.
Es
la palabra clara y la acción valiente en todo.
Es no consentir ser pasto de egolatrías.
Y no caer en las habilidades y mieles de pícaros y embaucadores.
Es no ser ingenuos.
Ni come-flores.
Pero, tampoco, amargados o pesimistas.
Es afrontar el Imperio
pero no sólo de la boca para afuera
ni desde lugares comunes, chácharas ramplonas y encendidas
o comparaciones groseras y maniqueas
Es construir un mañana desde el día y la hora de hoy de la revolución
Es saber, con Rosa Luxemburgo, que: “el día en que realmente alcancemos la revolución
el más revolucionario se va a descubrir reaccionario”.
Es sentir que la muerte por una justa causa colectiva no es
cosa grave
ni épica
ni amarga.
delgadoluiss@gmail.com
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