El hegemón es del pueblo

Jamás circunstancial, nunca ratón de laboratorio ni ensayo de desvanecida fuerza, es razón de peso social que le conglomera a la psico-filosofia de la socialización humana. Con el dote del pensar con análisis, exceptualidad que le distingue entre el reino animal del cual deriva, que le persuade a la constante evolución; ser único signado de polis, praxis espontánea que ocurre en sí desde la gestación. La memoria cifra su historial, variedad cultural que incide en lo diverso que le ha subdivido en raza, caparazón física que en nada desvirtúa su esencia; el erróneo subsiste, la ecuación y el sin despejar la incógnita le congrega a la superstición como vía de escape de lo hasta ahora indescifrable: Universo y su origen, hay se detalla el irracional.

Esta introducción es un ligero bosquejo que fotografía la generalidad. Avizoremos un tanto cuánto agrede aún la individualidad; la palabra pueblo es la mayor pluralidad sociológica y la política buena parte de su singularidad, pero éstas, una vez se fusionan, forjan el universo de las mejores razones compartidas donde las galas económicas-políticas-sociales cualitivizan los procesos de socialización que hegemoniza al pueblo, que destrona al clasismo como tradición aquilatada en un mundo racista que se ha desarrollado en términos de dominación generando el acorralamiento de los derechos, con presteza de inquisición teológica de donde subjetivan los horrores de una sociedad envuelta en superfluos involutivos: anarquía y caos, y en cuya fase se mecaniza la sociedad actual.

Surge de la dialéctica nutriente de cambios como asir de los pueblos, la voluntad que desecha el arrebato de su hegemón e inmediata el conflicto, se hace presente, rivalizan y en un asocial e inadecuado sistema: Capitalismo más fase neoliberal, y se hace muy insoportable la vida, el quiebre anuncia tras la implosión: Rebelión política de Pueblos al rescate y amparado por la sustentabilidad del neo ideal: Socialismo en construcción y adaptado a cada circunstancia geo-territorial, pero sin perder el azimut ideológico. Desde ahí se confrontan: La Dictadura Imperial versus La Democracia de los Pueblos.

Un escenario; país arraigado por luchas ancestrales y heroicas copa al ápice del Poder Político. Un Líder venido de las mismas catacumbas catapulta sus raíces, desde 1992 sella el principio del cambio, penetra el sentimiento patrio y reanima al pueblo al Alba de la Libertad; desde entonces se libra la batalla por las ideas, pero esta vez ocupando el poder si no en lo total, sí en lo necesario por ahora. Movimiento de Pueblo que no sólo ha revolucionado dentro y al contorno sino que trasgrede a la esfera mundial, lo que causa el arremetimiento del imperio en boga, ¡lástima por el imperio!, pero ya es irreversible la causa revolucionaria; el Pueblo de Guaicaipuro, Bolívar y Chávez fijó su destino político-ideológico y partir de estos 20 años, lo sucesivo se inscribe en el logro del hegemón del Pueblo Venezolano.

A lo interno la diatriba va por buen camino, ser mayoría sostiene el horizonte, los cambios aturden y desproporcionan a una ultra destazada, que pierde el poder económico-político y que va a dar nacimiento a una oposición que debata y también se haga parte Hegemón del Pueblo, se haga conciencia para que la disyuntiva tenga lógica al sentido de ser una Nación.



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Omar Ignacio Pinto


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