¡La reconstrucción de Venezuela debe ser colectiva! ( I )

¡Ya está bueno!

¡No podemos retroceder más!

¡Estamos llegando casi a la época de las cavernas!

En estos últimos cinco años, Venezuela ha retrocedido increíblemente en el aspecto económico, social, político, ético, productivo, de servicios, etc., hasta tal punto que ya casi no tenemos ni siquiera un servicio medianamente aceptable de energía eléctrica.

Pudiéramos decir, sin exagerar, que estamos más cerca del feudalismo, porque no podemos afirmar que ha habido siquiera un desarrollo industrial aun en Venezuela. A pesar de los inmensos recursos minerales, energéticos y humanos con que cuenta nuestro país, no estamos en capacidad de producir independientemente ni siquiera una bicicleta. Es duro afirmarlo pero es la triste realidad.

Con algunos espasmódicos intentos, Venezuela llegó a tener una modesta planta industrial en los años 60 y 70, que no llegó a ser mas allá que el ensamblaje de equipos domésticos, automóviles y empaquetamiento de cierto tipo de productos de marcas extranjeras. Pero en la década del 80 al 90 ya toda esta planta era obsoleta y no fue actualizada. Además la industria venezolana nunca ha sido competitiva a nivel internacional. Actualmente somos uno de los países más atrasados a nivel mundial en casi todos los sectores productivos.

Sin embargo, esta grave situación no parece inquietar mucho a la clase dirigente venezolana, a quienes lo único que les preocupa es su enriquecimiento individual, su permanencia en el poder, la emisión de dinero inorgánico, el carnet de la patria, la repartición de miserables bonos, los humillantes claps, los diálogos y pactos entre "las dos derechas", asistidos o supervisados por personajillos extranjeros. Han acabado con las instituciones fundamentales del Estado, las han corrompido completamente. Les preocupa mucho la opinión de Trump, Putin, Rajoy, etc., pero no les importa para nada la del Pueblo de Venezuela. Mientras tanto, los escritores, intelectuales y periodistas de Venezuela guardan un inexplicable silencio que más parece complicidad. Los partidos que se dicen revolucionarios tampoco sugieren nada para salir de esta deplorable situación.

-¿Cuándo será que el Pueblo Soberano se convence que es él quien debe asumir el rol protagónico en la lucha por su emancipación?

-¿Cuándo será que el Pueblo Soberano decide asumir la verdadera Democracia Participativa y Protagónica?

-¿Será que todavía el pueblo sigue creyendo que son las cúpulas, quienes espontáneamente van a sacrificar sus privilegios para ponerse al servicio de los intereses del Pueblo Soberano?

-¿Acaso el pueblo no se da cuenta que las campañas electorales las realizan los candidatos políticos, para prometer lo que de antemano saben que no van a cumplir una vez sean electos?

Es justamente por esa enorme ingenuidad y pasividad que tiene el pueblo, que siempre será engañado una y otra vez por los dirigentes políticos.

El sistema partidocrático y sus cogollos no van a combatir la corrupción porque la corrupción es su razón de ser.

Pero no digamos que toda la responsabilidad de esta vergonzosa situación que vivimos actualmente en Venezuela le corresponde únicamente al presente gobierno.

Durante los últimos cien años, la clase dirigente, insensible, indolente, comercial, importadora y explotadora, que ha tenido nuestro país, junto con los partidos y grupos políticos y económicos que han participado activamente en la dirección de la administración nacional, más que administrar y gobernar se han dedicado exclusivamente a "disfrutar y despilfarrar nuestra inmensas riquezas".

Basta con decir que en los últimos 18 años, entre la cúpula "revolucionaria" y la "opositora" han sabido despilfarrar más de un billón (un millón de millones) de dólares. Dinero suficiente como para que todos los habitantes de este rico país tuviésemos un sistema de salud totalmente gratuito y de excelente calidad, con hospitales y CDIs completamente equipados con tecnología de última generación en todas las poblaciones, un sistema educativo igualmente excelente en todos los niveles, (preescolar, primaria, secundaria, tecnológica y universitaria), cientos de ferrocarriles y autopistas surcando el país en todas las direcciones, una agricultura totalmente moderna capaz de satisfacer todas nuestras necesidades alimentarias y un parque industrial con la tecnología suficiente para satisfacer todas las necesidades de la población, de tal forma que se le hubiera proporcionado la mayor suma de felicidad posible, en el marco de un nuevo socialismo, que nos hubiera permitido comprobar que la riqueza cuando es bien administrada nos beneficia a todos.

Pero sucede que en vez de esta idílica situación, hoy nos encontramos en unas vergonzosas condiciones de miseria y escasez de los bienes y servicios fundamentales, que dan pena y causan enorme malestar, desconsuelo y pesimismo en todos nosotros, pero que además, ponen en grave peligro a nuestras próximas generaciones.

Han disfrutado de una manera grosera y egoísta la inmensa renta petrolera de todos los venezolanos, y han orientado nuestra economía nacional exclusivamente a exportar petróleo crudo e importar todo cuanto necesitamos, es decir, han sostenido un modelo netamente rentista, mientras la situación del pueblo ha empeorado constantemente. Han elegido el camino más fácil de las importaciones y el consumismo, lo cual ha desestimulado totalmente la actividad productiva nacional. Han dilapidado inmensas fortunas y recursos económicos provenientes de la exportación de nuestras ingentes materias primas al precio y bajo las condiciones que nos han querido imponer las empresas transnacionales ET.

El pueblo a su vez se acostumbró a derrochar de todo: alimentos, medicinas, bebidas, insumos para la industria y todo tipo de productos, desde los más necesarios hasta los más superfluos. Lo único que aprendimos fue a no producir casi nada. No se estimuló la producción endógena. Todo es importado.

Nuestra inmensa crisis no es casual. Nuestras empresas lo único que producen son "buenas pérdidas".

Todo lo importamos: la carne, los alimentos, el maíz, las caraotas, el arroz, los pollos, todo viene de otras partes. Aquí no sabemos sino consumir. Nuestros gobiernos nunca han estimulado la producción nacional. Para ellos lo más fácil y ventajoso ha sido importar siempre, todo tipo de productos.

Los dirigentes, los empresarios y el pueblo en general, ricos y pobres nos hemos acostumbrado a despilfarrar de todo.

Todo lo que tenemos es importado. Venezuela siempre ha sido un país importador. La nuestra es una Agricultura de Puertos. Nuestra economía en general es, una economía de puertos.

Como consecuencia de esta errada política importadora, actualmente Venezuela no está en capacidad de producir casi nada, convirtiéndose claramente, en uno de los países más atrasados del mundo.

Hemos llegado al extremo, no solo de despilfarrar nuestras riquezas materiales, sino también nuestros recursos humanos, quienes abandonan el país en busca de mejores condiciones económicas en países extranjeros, causando un daño irreparable a nuestra ya maltrecha economía, pues estos recursos han sido formados o capacitados, a costa de grandes sacrificios del pueblo venezolano.

No es necesario ser un gran adivino para predecir el futuro de Venezuela, ahora que nuevamente "ha triunfado" el madurismo, que no el chavismo, como algunos dicen. Pero, "tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe".

La copa está a punto de rebosar.

Ahora resulta que no solamente son las empresas transnacionales de EE.UU., sino también las de China, Rusia, España, etc. las que se llevan nuestros recursos, con la anuencia de nuestro gobierno y sin que el pueblo venezolano reciba algún beneficio a cambio. Entre tanto, Instituciones como nuestras universidades, la Fuerza Armada Nacional, el Consejo Moral Republicano, etc., han sido cómplices, al permanecer silenciosas mientras esa clase dirigente de Venezuela, disfruta, despilfarra, dispone y abusa de las riquezas que son de todos los venezolanos, con el pretexto de convertir a Venezuela en un país potencia.

Pero no podemos quedarnos solamente en los lamentos, tenemos que continuar, a pesar de la triste historia que hemos vivido. Sobreponernos y enfrentar la lucha. Afortunadamente todavía contamos con enormes recursos de toda índole que nos permiten reconstruir el país, pero tenemos que corregir muchos errores, entre los cuales tenemos que sustituir esa clase dominante, pero además, evitar que los nuevos funcionarios públicos terminen siendo los principales enemigos del pueblo y esto tiene que ser logrado mediante el ejercicio del Poder Popular. Ya tenemos el marco jurídico necesario para construir dicho Poder. Tal marco jurídico nos lo proporcionan las Leyes Orgánicas del Poder Popular. Tenemos que fortalecer los Consejos Comunales, las Comunas, las Ciudades Comunales, el Estado Comunal, la Economía Comunal, la Contraloría Social, etc.

Pero debemos tener voluntad irrestricta para hacerlo.

Todos somos responsables de alguna manera. Pero unos más culpables que otros de la actual crisis. Especialmente nuestros dirigentes y en proporción directa de acuerdo con sus capacidades y cargos desempeñados en todos los órdenes, sean estos: políticos, económicos, militares, religiosos, intelectuales, organizativos, industriales, etc.

También tienen su cuota de responsabilidad los miembros de PDVSA, de CVG, del Estado, de las universidades, las Centrales Obreras, los sindicatos, los periodistas, los colegios de profesionales, etc. Unos más que otros en proporción directa a sus capacidades.

¡Tenemos que reconstruir el país!

Y tiene que ser con el concurso de todos, esto es, haciendo uso de la verdadera Democracia Participativa y Protagónica. Con leyes severas que castiguen el enriquecimiento ilícito de los funcionarios públicos y los comerciantes; que sancionen fuertemente la corrupción en todos los sectores y a todos los niveles; que permitan ejercer una verdadera, efectiva y expedita Contraloría Social; que los medios públicos de comunicación e información estén bajo el control del Poder Popular y no de los funcionarios del gobierno ni a discreción de intereses particulares.

¡El gobierno no puede permanecer alejado del control del pueblo!

El pueblo tampoco puede permitirse un gobierno sin control, sin mecanismos efectivos de supervisión y seguimiento de todos los proyectos presentados y anhelados.

Debemos insistir en la propuesta del Desarrollo Endógeno, teniendo en cuenta las cadenas productivas, la relación con los organismos financieros, crediticios y de asesoramiento técnico a los proyectos productivos y al personal integrante de esas cadenas de producción con un seguimiento continuo hasta lograr el éxito completo.

En el marco del Desarrollo Endógeno, el estado debe promover e invertir en industrias intermedias, aprovechando las áreas donde los recursos son más abundantes, como es el caso de las industrias básicas, petróleo, y agricultura, donde se incida positivamente en la producción aguas arriba, diversificándola e incrementándola; y aguas abajo, estimulando la creación de empresas productoras más pequeñas de transformación de la materia prima.

Esto no significa que el gobierno nacional o los gobiernos regionales sean propietarios o puedan administrar las empresas del país. La función principal del gobierno, en todos sus niveles debe ser la de reglamentar, controlar, estimular, promover, facilitar, en fin crear las condiciones necesarias para fomentar la productividad y el desarrollo armónico en todo el país.

Continuaremos nuestras reflexiones en el próximo artículo.

 



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Gilberto Hernández Ortíz

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

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