¿Es diáspora, nomadismo posmoderno o búsqueda renovada de El Dorado?

Fue muy divulgado en nuestras escuelas que Cristóbal Colón se maravilló con el paisaje de nuestro Golfo de Paria, atreviéndose a compararlo con el imaginario del Paraíso Terrenal, pero, no por ello, olvidó o postergó sus propósitos mercantiles de avizorar la explotación comercial de estos lugares y la de sus habitantes indígenas. Distrajo tan solo a estos europeos invasores expoliadores y genocidas la atracción refulgente, en sus delirantes mentes, del hallazgo de El Dorado, un lugar pleno de oro referido por los indígenas para distraerlos de su persecución y sojuzgamiento, un mito que ha perdurado en el inconsciente contracultural del venezolano con sus variantes o transmutaciones hasta el presente, o "Eldorado" (con el artículo pegado al sustantivo para formar un significante diferente ¿con otro significado o sobresignificado?) como Charles Baudelaire lo escribió, en su afamado poema "El viaje". En el poema distingue a los que viajan para huir y a los que viajan por viajar. Allí compara a los viajeros con un marino borracho al que apoda "inventor de Américas". ¿Con esa frase habrá querido referir las fabulaciones hechas sobre nuestro continente para incitar a los potenciales viajeros a la borrachera de viajar o huir para buscar Eldorados? Frase que tal vez inspiró al renombrado historiador mexicano Edmundo O’Gorman para dar título a su principal y extraordinaria obra, "La invención de América".

En ese poema también se pregunta a los viajeros por lo que han visto si han estado atentos a lo que observaron. Y a partir de ese requerimiento suscitar algún relato o narración, o quizás, a sabiendas de que no encontraron ningún Eldorado por ser una invención transmitida por otros ilusos viajeros, para compensar así su desatinado viaje de búsqueda creyendo que podrían tener mejor suerte que aquellos. Los que viajan por viajar, obtienen el gozo del viaje en la narración de las experiencias vivificadoras de su viaje. Sin embargo, los que viajan para huir, además de la desazón que produce la necesidad u obligación de regresar tarde o temprano, el solo relato del viaje no compensa la narración-otra que es previa y se superpone como herida que no cicatriza, la de las razones azarosas que los presionaron a viajar para huir hacia un Eldorado. Tan solo aquellos que reivindican la extranjería en su propia tierra natal por desarraigo y reprobación ética de los demás (los corruptos, los fugados y buscados por los tribunales, los apátridas, etcétera), y la asumen en otras tierras, pueden a través de renunciar a su memoria y olvidar, hacer llevadero su extravío impenitente en cualquier sitio, a diferencia de los auténticos revolucionarios patriotas anti-imperialistas y anticapitalistas exiliados o encarcelados en otros países violando sus derechos humanos, apesadumbrados por lo incierto de su libertad y regreso a su patria, pero en pie de lucha porque sabiéndose presos y torturados, no han podido ser reducidos por los esbirros y sus carceleros, por ejemplo, los secuestrados en la base militar estadounidense de Guantánamo.

Caso aparte lo constituyen los patriotas palestinos en estos momentos, que no se plantean abandonar e irse de sus tierras ante el asedio genocida cotidiano de niños y niñas, jóvenes, adultos y ancianos, y resisten la reducción militarista del territorio patrio por parte de la embestida criminal de las burguesías israelitas con su ejército y policía, y de su aliado principal, el gobierno imperialista de los EE.UU. ¿ Podría alguien dudar de la dignidad de este pueblo que prefiere morir a huir frente a la desproporción bélica del enemigo ante su justificada resistencia? Peores condiciones de guerra económica, militar, política, religiosa, sanitaria, hospitalaria, etcétera, que estas para quedarse y luchar, no hay. Por otra parte, así será de cruel la guerra desatada por los EE.UU. y sus aliados de la OTAN, junto con los ejércitos mercenarios de terroristas que han entrenado y financiado, en los distintos países del cercano y medio oriente para desintegrarlos, balcanizarlos y colocar gobiernos títeres que los favorezcan con la entrega de sus recursos naturales, principalmente petroleros, gasíferos y mineros, que sus habitantes civiles no involucrados en la guerra de defensa, prefieren arriesgarse a morir con sus hijos, como ha ocurrido por miles, en los "viajes" cruzando el Mar Mediterráneo en embarcaciones frágiles, que resistir la acechanza terrorista de la muerte anunciada por las bombas y los proyectiles de esos belicistas imperialistas que hipócritamente hablan de ayuda humanitaria a esos pueblos, cuando son sus asesinos. Y como si fuera poco todo esto, los sobrevivientes a esta travesía mortuoria son recibidos con renuencia por los gobiernos europeos xenofóbicamente, bajo la figura aparente de refugiados, pero realmente en condiciones indignificantes de exclusión de los más mínimos derechos humanos impuestas por los gobernantes que alardean demagógicamente de ser humanitarios, cuando en verdad, son culpables por incitar y apoyar a quienes han provocado esa situación de expulsión de sus habitantes y de caos belicista en sus naciones de origen.

La recurrencia a los Eldorados nombrados así por Baudelaire para seguramente referir a la ilusa búsqueda de fortuna y riqueza rápidas en las "inventadas Américas" por la fabulación atrayente difundida, la utilizamos para atribuir a quienes se van de Venezuela por desarraigo pero aparentando o autojustificando irse para buscar mejores oportunidades, lo que podríamos llamar, en consecuencia, extranjería endógena, por la disposición y preferencia cultural asumida e inducida mediáticamente por los interesados de siempre (la burguesía parasitaria dependiente, sus partidos y su aliado, los EE.UU.), de manera inconsciente, de ser extranjeros en otra parte, dejando al azar o la incertidumbre regresar o asumir su errancia permanente. Para ser más explícitos, la mayoría de quienes pretextan que se marchan por la situación de crisis y guerra económica que atraviesa el país,--crisis estructural que es real, provocada por factores internos y externos (desaciertos de las políticas económicas para activar la productividad nacional y neutralizar la carestía galopante de los alimentos, medicinas y otros bienes, la acumulación por corrupción del funcionariado o burguesía estatal, manipulación imperialista de los precios del petróleo, devaluación hiperinflacionaria del bolívar a través del dólar-today, bloqueo financiero internacional, etcétera--, obedecen a un inconsciente cultural, o mejor, contracultural, el de encontrar un Eldorado, que anida históricamente en el "ser" del venezolano desde su contagio virulento transmitido por los invasores colonizadores españoles, --continuado y reforzado en el tiempo por el efecto alienante del hallazgo de un nuevo Eldorado que diseminó perversamente la contracultura extranjerizadora endógena de la explotación y comercialización del petróleo yanqui en los venezolanos de entonces, y los de ahora, que reclaman su "gotita" para disfrutar sin esfuerzo como los petroleros de esa mítica "riqueza nuestra"--, configurando sus expectativas de vida y activado semiconscientemente por la situación de crisis indicada, siempre envueltas en la "fuga del realismo mágico" o del "golpe de suerte" porque "nadie es profeta en su tierra", de encontrar algún Eldorado, ante las condiciones adversas. Esto lo señalamos a contracorriente de quienes interesadamente en el gobierno colombiano, los quieren presentar mediáticamente como "refugiados" y han conseguido dinero con esa excusa cínica de los gobiernos europeos y el yanqui, con sórdidos y corruptos propósitos. Son refugiados tan solo los que huyen de las persecuciones injustas y de las guerras, y son acogidos con solidaridad y humanidad por otras naciones. Guerra todavía no declarada pero que está siendo anticipada por los cipayos y malinches de la oligarquía colombiana, a la espera de la decisión definitiva del gobierno de los EE.UU. para invadir. Por eso, los califican de refugiados con antelación.

Se piensa en eludir la confrontación con la adversidad, mucho más cuando se percibe que se reclaman retóricamente esfuerzos muy comprometidos para cambiar o revertir el contexto de crisis en un tiempo que no es corto, y sin la certeza de lograrlo por parte de quienes convocan con promesas de lograrlo, los candidatos presidenciales. Con esto último estamos aludiendo a que, por un lado, el gobierno, pareciera que juega a la espera y búsqueda tardía de alguna ruta para encontrar también un Eldorado, pero condicionado a que su candidato presidencial, Nicolás Maduro, sea reelecto, agravada esta búsqueda por la falta de un mapa que lo guie, esto es, sin claridad de proyectos, propósitos o metas creíbles más allá de la retórica clientelar o neopopulista, cuando no, neoliberal, al dejar que los precios los regule el mercado especulativo. Pide el respaldo electoral como acto de fe ciega en el milagro que no ha realizado pero promete hacerlo. Esperemos que no sea a semejanza de la criptomoneda de "el petro", que tan solo por el nombre tiene tufo a otro Eldorado espejismo (de espejo a espejo, de recíprocos reflejos equivalenciales de la representación monetaria del valor, el petro, y el valor de la representación de la riqueza petrolera del subsuelo, y viceversa), por cuanto nuestra situación no es un problema principalmente de la representación simbólica monetaria a convenir con otros países o instituciones transnacionales e internamente de cambio del cono monetario vigente. Está más allá y muy por encima de la aceptación de un valor de cambio comercial. Lamentablemente para él, tendrá que anticipar parte de ese milagro si no quiere correr el riesgo de perder, ya que la fe se ha vuelto incrédula en Venezuela. Así mismo la oposición, que trata ahora de vender publicitaria o mediáticamente con la candidatura presidencial de Henry Falcón, haber encontrado un Eldorado para beneficio neoliberal infalible de todos, en la dolarización fabulada. ¡¿Se ha visto antes un parecido espejismo en este realismo irreal?! ¡Son iguales las fabulaciones maduristas del petro y la del dólar de Falcón! Esto es como para coger pa… ¿dónde? Porque los Eldorados son definitivamente fabulaciones. Lo sabe muy bien la mayoría de los que no viajan y por eso se quedan, expresando su disconformidad quejándose cotidianamente, por ahora; ya que su falta de cohesión social les impide reconocerse como fuerza alternativa de transformación radical. En cambio las amenazas y asedios imperiales viajeros de Trump no son fábulas. Amenazas y asedios atizados por extranjerizados opositores venezolanos, viajeros permanentes por vocación cipaya para postrarse ante él y sus amanuenses, con la finalidad de extranjerizar a toda Venezuela por vía de la viajera invasión militar de sus "marines" y de sus aliados colombianos, brasileros y guyaneses, ofreciendo a cambio los Eldorados petroleros, gasíferos y mineros. ¡Aprestémonos pues sin fábulas a creer con "fe", sin prenderle velas, ni hacerle promesas, en el poder del pueblo, "al pueblo solo lo salva el pueblo", quien, en esta semana santa, no quiere cargar santos porque "la procesión va por dentro", cargando con el peso de las burguesías neoliberales de la oposición y sus partidos y de la burguesía de Estado o burocracia gubernamental corrupta e indolente que se le han sobrepuesto dominantemente por ahora, repetimos!

 

diazjorge47@gmail.com



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Jorge Díaz Piña

Doctor en Ciencias de la Educación (ULAC), Magister en Enseñanza de la Geografía (UPEL), Licenciado en Ciencias Sociales (UPEL). Profesor universitario de la UNESR

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