Las máscaras del poder: la ideología (I)

Los presocráticos señalaron que nuestros órganos de los sentidos, nos pueden engañar. De esto saben mucho los publicistas, y es una constante en el comercio. Hegel habló de una “falsa consciencia”, y Carlos Marx la llamó, inversión de la realidad; ideología. No siempre lo pensado coincide con la realidad. Los arboles pueden no dejar ver el bosque. El arma poderosa del capital, es el ocultamiento de la realidad, y la justificación y reproducción de su esencia. El capital exhibe  la fachada, y oculta su tenebroso interior. Es lo que Marx y Engels, llamaron ideología. Para el  mejor entendimiento de la relación capital-ideología,  DEBEMOS TENER UNA TEORIA DE LA IDEOLOGÍA, para hacer visibles  los  nexos, las  relaciones, el  metabolismo del capital, la  “totalidad de lo concreto” social. “he publicado una vasta antología de Marx y Engels titulada TEORIA DE LA IDEOLOGIA, a fin de que los lectores de habla hispana puedan comprobar con sus propios ojos, con los textos en la mano, el verdadero carácter de LA TEORIA MARXISTA DE LA IDEOLOGÍA, QUE ES MUY DISTINTO AL CARÁCTER QUE LE  IMPRIMIERON LENIN Y SUS INFINITOS SEGUIDORES”  Ludovico Silva (Contracultura)

Todo sistema tiene sus  mecanismos defensivos y reproductivos.  Se trata de mecanismos  que tienen   múltiples conexiones entre sus partes, que poseen  vasos comunicantes internos, que  guarden verdadera congruencia entre sí. Todo sistema  está en permanente reproducción de su  todo, como su unidad misma. Sus cambios son en su beneficio, cuando no gatopardianos.  El sistema para defenderse,  produce y reproduce  su existencia.  El capitalismo como sistema, es un todo real y concreto, no es una  ilusión o una abstracción social, no es “el fin de la historia”, no es producto del consenso humano, es bárbaro, es “salvaje”. ¿Cuánta muerte humana, cuánta destrucción ambiental, cuánto sometimiento, con qué velocidad contamina y destruye las materias primas. Si no lo hace, desaparece? Aún así, hay voces interesadas que hablan de un capitalismo bueno y uno malo.

La obsolesencia inducida de su producción, vitaliza al sistema. El sistema capitalista, montado sobre contradicciones, por doquiera tropieza con dificultades. Por  ej,  el capitalismo al crear riqueza, crea pobreza. La  injusticia que pulula abiertamente,  es el resultado de la pobreza, creada por la explotación de la fuerza de trabajo. La inseguridad tiene que ver con las abismales diferencias sociales.  Infeliz idea la de quienes pretenden acabar con la pobreza, sin acabar con el  capitalismo. Es la dialéctica de las contradicciones.  La ideología se encarga de ocultar su ferocidad, reproducir su dominación, y hacer pasar por natural, lo que es inducido.

Creado por el ingenio humano, está  condenado a ser destruido, por la clase explotada. Crearon la fuerza de trabajo y con ella “sus sepultureros”. Tiene límites, tanto en la cuantificación  de materias primas, como en la producción de mercancías. El mercado es la columna vertebral, de este tenebroso modelo. La ideologización de la sociedad, trastoca la realidad, y logra por ej,  que el trabajo asalariado,  no sea visto como explotación, ni  el trabajador como explotado. Hay quienes llegan a decir, que este trabajo dignifica. Tampoco el capital aparece como una relación social, entre desiguales. La permanente acción acelerada y destructiva de materias primas, que amenaza seriamente con el aniquilamiento de  múltiples formas de vida, entre ellas la nuestra, es señalada  por la ideología capitalista, como la dinámica propia de la naturaleza, el movimiento de sus ciclos. Tienen que ocultar la verdad y no aparecer como depredadores. Todo el sistema, entre ellos los medios de comunicación privados, están articulados para defender estar tropelías del capital.

La naturaleza y lo lógica del capital, no tienen  ética, pero los capitalistas saben hacer pasar sus intereses privados, como públicos.   El Estado ideologizado, creado y controlado por los propietarios,  se les aparece a los sometidos,  como garante de la “ecuanimidad social”, en donde los  “nacidos desiguales por naturaleza”, pueden ser “igualados por la ley” (Rousseau), pero “los igualados” o “representados”, no tienen mandato en este Estado. Las contradicciones de clase, los antagonismos reales de la sociedad,  aparecen como   situaciones normales, naturales, insalvables y necesarias. Repetirán, que siempre ha habido pobres y ricos. Que los dos son una necesidad. Recordemos que el capital, es una relación social ENTRE DESIGUALES. El Estado se origina con la propiedad privada, su esencia es de clase, pero lo hacen aparecer como la representación  equilibrada de todos.

Queda claro, que desde la ideología jamás se hará  revolución socialista, por cuanto  toda ideología es contrarrevolucionaria. Para darnos esperanzas, Sartre señaló: “El hombre está condenado a conquistar la libertad”, pero  ella tiene que ser hija de la revolución social.  Molesta,  cuando solemos oír en el seno de nuestra izquierda,  hablar de ideología revolucionaria, o cursos de ideología, o Escuela de formación ideológica, o ideología socialista. ¿Autoengaño o perfidia?

Napoleón Bonaparte, cuando joven, formó parte de un movimiento llamado: “Los ideólogos”, contra quienes prontamente tendría enconos, llegando a calificar  a la “ideología”, de una “tenebrosa metafísica”. Marx colocará la ideología,  en el marco de un sentido histórico específico (Lo holístico y sus relaciones). Este marco histórico, permite amplificar la categoría y mostrarla en su plenitud dialéctica. Todo parece indicar, que el vocablo “ideología” fue inicialmente señalado, por Destutt  de Tracy, para referirse,  a un conjunto de ideas,  un poco parecido, a  lo que hoy aproximadamente  llamamos  sicología.

Toda la articulación de sus partes,  está dirigida  hilvanadamente a darle consistencia y longevidad al sistema. El Estado alberga todo este enjambre dominador. Cuesta mucho creer, que del seno de un  Estado liberal burgués, pueda salir una revolución socialista. Son antagónicos. Discutible, muy discutible la tesis progresivamente en decadencia, de que la transición del  capitalismo al socialismo, amerita indispensablemente de un capitalismo de Estado. Pudiéramos admitir, un Estado de la clase trabajadora. Tómese como ejemplo, lo ocurrido en la URSS, para ser cuidadoso en ésta estimación. El capitalismo de Estado en  la URSS (que no socialismo), facilitó el surgimiento de un poderoso y corrupto Estado burocrático. El intento socialista, murió con Lenin. 

Hoy como nunca antes, el conocimiento científico, financiado y controlado por el gran capital, ha transformado la ciencia en ideología. Si ciertamente la ciencia debe esclarecer lo que la ideología oculta, la ciencia de hoy  casi en su totalidad controlada por el capital, oculta lo que debería diáfanamente aclarar. Pensemos por ejemplo en los científicos que trabajan para la guerra bacteriológica, para la fabricación de armamento sofisticado y “eficaz”, para crear enfermedades de laboratorio, para controlar la agricultura y hasta las fuerzas de la naturaleza con propósitos poco científico,  para justificar dictaduras, falsas democracias, o tesis extremas como el neoliberalismo. ¿Cómo explicaran estos hombres de ciencia, sus aportes? ¿Cuál ética esgrimen? ¿Cuáles argumentos humanísticos pueden asumir?  Los medios de comunicación privados, que saben “científicamente”, engañar, mentir, difamar, manipular, y hasta vender productos que pueden causar la muerte, colonizan. Son “aparatos” ideológicos. 

La ideología,  son símbolos, creencias, valores, actos de fe, comportamientos, conductas, acciones. Los hombres “concretos”, de carne y hueso( no su abstracción), es decir quienes producen todos los bienes,  y reproducen su propia existencia,  no se ven aquí,  como lo que realmente son (explotados), sino lo que ellos creen que son (trabajadores libres). Todos  los mecanismos del Estado están precisamente elaborados, para que no aparezca lo real sino su apariencia.   Este Estado controlado por el  interés privado, también  administra el interés público. Se cobran  y se da los vueltos. La ideología se encarga, de que  el Estado  aparezca  como el árbitro de todos, como centro del equilibrio social.  La pobreza se dibuja aquí, como un destino. La caridad ocupa un espacio, y la muerte y la cárcel otro peor. La dominación también se ejerce con vaselina. “Que las cosas no parezcan lo que son” Sancho.

La ideología trabaja,  para que “los hombres  y sus relaciones aparezcan invertidas como en una cámara oscura…como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina” (Marx). Estamos pues,  frente a la fachada y no frente a la realidad.  Si hay propiedad privada, hay división del trabajo, clases sociales y antagonismos insuperables. Esta verdad debe ser ocultada; es tarea de la ideología.  La fuerza laboral, víctima de esta dominación inducida,  está   confundida en su propio laberinto; se desconoce a sí mismo. Produce capital para su amo, a expensas del aumento de su pobreza Su protagonismo productivo es su desgracia. La mercancía devenida en fetiche, oculta  todas las contradicciones sociales, acaecidas en su producción. Lograr la unidad de los explotados es la tarea más urgente de los revolucionarios. Son los explotados, los llamados a poner el mundo  “con los pies hacia abajo y la cabeza hacia arriba”.

CONTINUARÁ EL PROXIMO FIN DE SEMANA.                   

jesusm_vivas@hotmail.com.



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Jesús Vivas

Profesor Universitario con 45 años de servicio docente. PhD en Historia, egresado de la Universidad Complutense de Madrid. Más de 700 Artículos publicados a nivel nacional e internacional, mas de 60 años en la lucha revolucionaria, soy Jesus "Chucho" Vivas

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