La solución del gato

Esta solución no es recomendable en política, la tierrita no cubre a la realidad que termina siempre imponiéndose a pesar de lo deseos de los incautos. En la Revolución Chavista hay muchas señales, hechos, que ameritan reflexión. Lamentablemente, se les aplica la solución del gato. Un suceso: la altísima abstención en la elección de los delegados al Congreso del PSUV nos alerta sobre los efectos de soluciones evasivas, de cómo las medidas, la conducta del gobierno influye en la realidad política, sus consecuencias.

Ya no son necesarias las encuestas para percibir la realidad, la abstención en el PSUV nos grita en la cara que algo anda mal con el apoyo de las masas, que es lo más importante de la Revolución.  Y a eso no podemos despacharlo con algunas proclamas de triunfos que no se las cree nadie y algunas explicaciones que confunden. Es necesario reflexionar, estudiarlo con rigor, tomar medidas urgentes so pena de seguir debilitando al proceso.

Lo primero es reconocer que la Revolución pierde apoyo, negarlo sólo beneficia a la contrarrevolución. Luego debemos tratar de responder esta pregunta: ¿por qué la Revolución pierde apoyo? Veamos.

El gobierno calcó la conducta de los socialdemócratas, tomó el atajo de la compensación material para buscar apoyo popular. Además, y muy importante, convocó a la burguesía, a la oligarquía, a los capitalistas, a una alianza con el gobierno para que le resuelvan los problemas. Era previsible, así lo dice la experiencia internacional, que ese camino elevaría la conciencia egoísta, capitalista, de la sociedad, y como consecuencia debilitaría la base popular del gobierno. La confusión trajo el desencanto y éste abrió paso al grito "sálvese quien pueda", el egoísmo toma cuenta de la vida, la salida individual es la norma. El gobierno quedó sin mensaje, la masa sin razones sagradas para luchar, se borró la diferencia de fondo con la oposición, todo se presenta como actores de la misma comparsa, con sólo diferencias de matices. Está claro que ese atajo lleva a la derrota a la Revolución, o más directo, es suicida.

Los relativos éxitos tácticos en la compensación material debilitan estratégicamente a la Revolución, es como una maldición de los dioses del consumismo: mientras más da, cuanto más promete, menos fuerza tiene, las exigencias materiales son mayores. La compensación material tiene un tope, las exigencias son infinitas y los recursos finitos. Por más que se hipoteque la Patria, por más que se privatice, lo material no alcanza para cubrir las expectativas. Se establece así una lucha entre sectores sociales por los recursos, por la renta, por los dólares, en esa batalla ganan los burgueses y se sumergen en la miseria a los sectores populares. Por eso, el final del camino de la compensación material, el de la socialdemocracia, es el conflicto social.

Al debilitarse el gobierno es presa fácil del capitalismo nacional y del transnacionalismo, no puede evitar los pactos con el capitalismo mundial, cada vez se mete más en el pantano del pragmatismo y cada minuto se apaga su luz.

El camino sigue siendo el Socialismo, el verdadero... ¿qué esperamos para rectificar?

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Toby Valderrama


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