¿La lucha de clase termina con la toma del Estado o esta apenas comienza?

El papel de la lucha de clase en la construcción del socialismo

Se nos ha dicho hasta el cansancio que la lucha de clase no solo permite analizar y entender el desarrollo de la historia del ser humano. También se nos ha dicho que la lucha de clase, en el contexto del capitalismo, es la herramienta con la que la clase trabajadora romperá el modo de producción capitalista, dando paso automáticamente al nacimiento del socialismo. Esta visión mecanicista, sin embargo, no ha probado ser cierta. Lo que ha ocurrido es que los líderes de estos movimientos insurgentes han tomando el control del Estado burgués en representación del pueblo y se han auto definido en muchos casos socialistas. Pero, ese control Estatal hasta la fecha no se traducido en la existencia de una economía y una sociedad socialista. En ese sentido, la falta de una economía socialista que desplace el modo de producción capitalista ha llevado a que estos líderes asuman posiciones socialdemócratas de avanzada que, bajo un manto carismático, realizan esfuerzos por reducir la presión social; esto es, reducir la lucha de clase. Sin embargo, esta solución política que evade el tema del cambio en el modo de producción se apoya en el aumento de controles por parte del Estado en el plano económico, social y político, que de hecho reprime los intereses de la clase trabajadora y niegan o criminalizan la lucha de clase. Estas posturas socialdemócratas autoritarias en no pocos casos ha degenerado en posiciones reaccionarias de un capitalismo atrasado y corrupto que se sostiene mediante una estructura de poder centralizada con amplios privilegio para la burocracia Estatal o del partido.

La lucha de clase nace en el campo de la economía con la acumulación capitalista; con, la desigualdad social y política como su principal producto social. Pero, esa lucha que se inicia en el plano económico hasta ahora se ha pretendido resolver fuera de ese campo. Estos es, sólo se han abordado los productos sociales, que genera el modo de producción capitalista, con reformas en el campo de la política (venidas de la socialdemocracia o de dictaduras carismáticas); así como, con reducciones temporales de las desigualdades en el campo social. Con estas reformas poco se ha avanzado en el cambio del modo de producción capitalista al introducir la figura del capitalismo de Estado, como instrumento para procurar una mejor distribución del ingreso de la sociedad con el fin de lograr una mejor calidad de vida para el pueblo; pero, que termina chocando con los privilegios desiguales de la burocracia.

Con la toma del Estado, los actores políticos que lo gobiernan ahora se ven obligados a enfrentar con premura y con poca preparación, en materia de técnicas de gobierno, los problemas que agudizaron las contradicciones que desplazaron a los actores anteriores (alimentación, seguridad, salud y educación, entre otros). Pero, por encima de todo se ven obligados a paliar o resolver, con herramientas venidas del capitalismo, los problemas económico y políticos que causaron la toma del Estado. A esta avalancha de problemas se agrega su falta de conocimiento en el campo productivo y su total ignorancia en la forma en que se pueden desarrollar las fuerzas productivas socialistas. Por otra parte, su necesidad político- discursiva anclada en la negación del modelo capitalista, que le sigue sirviendo de sustento en plano económico, limita sus posibilidades para reconocer que su herramienta ideológica de izquierda (cuando la tienen) tampoco le da respuesta a la pregunta ¿cómo producir en forma socialista; esto es, cómo cambiar las fuerzas productivas capitalista a unas socialistas? Estos actores tratan de crear algo que no conocen (la economía y la ideología socialista) con dogmatismos que tampoco dicen cómo se hace (cómo se cambian las fuerzas productivas). Y esto, bajo un contexto de mucha presión (económica, política y social), con poco o ningún tiempo para dedicarlo a la reflexión de estos temas. De allí, que a esta vanguardia solo le queda tratar de paliar política y socialmente problemas que tienen una naturaleza y un carácter económico. Este esquema no permite que se entienda el rol de la política en la construcción de la economía socialista.

El problema mas grande a resolver con la lucha de clase no es la toma del Estado Burgués; el verdadero problema es: ¿qué cambiar en la prácticas productivas capitalistas para desarrollar un modo de producción socialista y cómo impulsar esa prácticas desde del Estado? En ese sentido, la toma del control del Estado burgués tiene como principal objetivo crear las condiciones de tiempo y espacio para que se desarrolle la ideología que sirva de contenido a las nuevas prácticas productivas socialistas; y que, de otra forma no tendrían el espacio suficiente para desarrollarse. Hecho que se produce en virtud de que los capitalista en su reacción virulenta, producto de la agudización de la lucha de clase, atacan extremando los problemas de escasez, de baja productividad o de manifiesto saboteo que procuran generar hambre y miseria en el pueblo. En este plano económico, la lucha de clase que desarrolla la burguesía nacional junto al imperialismo capitalista internacional se combate con la creación, por parte de la clase trabajadora, de una fuente de producción alternativa socialista, cuyos criterios de productividad y rentabilidad sean distintos al modo de producción capitalista. En este contexto, el desarrollo de prácticas productivas que respondan a una ideología socialista es totalmente viable por cuanto existe la necesidad de un pueblo que lo requiere para su subsistencia. De allí que la tarea del Estado sea auspiciar, estimular, financiar y abrir camino para un desarrollo sustentable de estas iniciativas. La viabilidad de las empresas y de la economía socialistas viene dada por el grado de éxito obtenido por estas en su forma de satisfacer las necesidades de la población. Hecho que desplaza, paulatinamente, el modo de producción capitalista del que, hasta ahora, fuera su lugar hegemónico. En este estado, el carácter hegemónico y eficiente de la economía socialista resuelve, ahora sí, de forma antagónica las contradicciones existentes en el modo de producción capitalista, con el modo de producción socialista.

Como se puede concluir esta hegemonía no es el resultado de una decisión política de la vanguardia que gobierna el Estado (no es un decreto, sin ningún trasfondo) sino una manifestación económica concreta que reconoce el éxito de las empresas y la economía socialistas en la atención de las necesidades materiales y espirituales de la clase trabajadora por encima de las que ofrece el modo de producción capitalista.

En este contexto, es absolutamente natural que la lucha de clase arrecie después de que la vanguardia asume el control del Estado burgués. Mas aún cuando no sólo se trata de cambiar por un capitalismo de Estado; pues, no solo se trata de perder el control político de la economía capitalista, sino de, cambiar un modo de producción capitalista por otro socialista. Lucha que no solo arrecia producto de la virulencia del capitalista; sino que se ve atizada por las tendencias pequeño burguesas de la dirigencia (de los burócratas) que por falta de conocimiento, seducidos por su ideología capitalista y por sus propios intereses harán todo lo necesario para impedir el desarrollo de practicas productivas socialistas. Es esa dirigencia la que pretende mantener en un nivel de inconsciencia y servilismo a la clase trabajadora. De allí que solo la clase trabajadora salve a la clase trabajadora: solo una nueva ideología liberadora le permitirá lograr su auto transformación.

Pero también, de allí, la importancia de la vanguardia económica como puntal de la clase trabajadora para construir desde el seno de las empresas capitalistas el conocimiento y las practicas productivas socialistas que permitan romper las cadenas ideológicas del modo de producción capitalistas, por las fuerzas liberadoras de la ideología socialista que, como ya se dijo, se expresa con el desarrollo y empuje no solo de las empresas sino de una economía socialista. Es la cercanía al proceso productivo, el conocimiento científico marxista en el seno de ese proceso productivo; así como, el conocimiento, alcance y peligros de las prácticas productivas capitalistas la que nos dotaran de las herramientas para la transformación ideológica de las practicas productivas capitalista a unas prácticas productivas socialistas. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo.


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Néstor Aponte


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