Entrevistando imaginariamente a Marx sobre lo tratado en: El capítulo IV del Tomo II de “El Capital” (I)

¿Cuál es la característica de la producción capitalista que determina su base técnica, aunque no siempre sea incondicionalmente asequible?

Las tres fórmulas pueden exponerse así, llamando Pc al proceso de circulación en su conjunto:

1. D — M...P.. . M'—D'
2. P ... Pc ... P
3. Pc . . . P(M').

Resumiendo las tres fórmulas en su unidad, vemos que todas las premisas del proceso aparecen como su resultado; como premisa producida por él mismo. Todos los momentos aparecen aquí como punto de partida, punto de transición y punto de retorno. El proceso en su conjunto se presenta como una unidad del proceso de producción y del proceso de circulación; el proceso de producción sirve de mediador del proceso de circulación, y viceversa.

Nota común a los tres cíclos es la valorización del valor como finalidad determinante, como motivo propulsor. En I esto se expresa en la misma fórmula. La fórmula II arranca de P, del mismo proceso de valorización. En la fórmula III el proceso arranca del valor valorizado y termina con el valor que se valoriza, aun cuando el movimiento se repita en la misma fase.

En la medida en que M — D es para el comprador D — M y D — M es M — D para el vendedor, la circulación del capital sólo representa la metamorfosis corriente de la mercancía, pudiendo aplicársele las leyes sobre la masa de dinero circulante expuestas, a propósito de aquélla (libro I, cap. III, 2 [pp. 69-93]). Pero, si no nos atenemos a este lado formal del problema y enfocamos la conexión real existente entre las metamorfosis de los distintos capitales individuales, concibiendo en realidad la conexión entre los ciclos de los capitales individuales como la conexión entre los distintos movimientos parciales del proceso de reproducción del capital global de la sociedad, vemos que éste no puede explicarse por el simple cambio de forma entre dinero y mercancía.

En un círculo que se halle constantemente en rotación, todo punto es al mismo tiempo punto de partida y de retorno. Si la rotación se interrumpe, ya no ocurre eso. Por eso hemos visto, no sólo que todo ciclo especial presupone (implícitamente) el otro, sino, además, que la repetición del ciclo bajo una forma lleva implícita la descripción del ciclo en las demás formas. Por donde toda la diferencia aparece como una diferencia puramente formal y también como una diferencia meramente subjetiva, que sólo existe para quien la contempla.

En la medida en que cada uno de estos ciclos se considera como forma especial del movimiento que recorren diversos capitales industriales individuales, está diferencia sólo existe, en efecto, cómo algo puramente individual. Pero, en realidad, todo capital industrial individual aparece bajo las tres formas al mismo tiempo. Los tres ciclos, las formas de reproducción de las tres modalidades del capital, se desarrollan continuamente de un modo paralelo. Una parte del valor-capital que ahora funciona, por ejemplo, como capital-mercancías se convierte en capital-dinero, pero al mismo tiempo que esto ocurre, otra parte sale del proceso de producción y entra en la circulación como nuevo capital-mercancías. De este modo, se describe constantemente la forma cíclica M' . . . M'; y lo mismo ocurre con las otras dos formas. La reproducción del capital en cada una de sus formas y en cada una de sus fases presenta la misma continuidad que la metamorfosis de estas formas y el curso sucesivo a través de las tres fases. Por tanto, aquí el ciclo en su conjunto constituye una unidad real de sus tres formas.

Partimos, aquí, del supuesto de que el capital se presenta en toda la magnitud de su valor, íntegramente, como capital-dinero, como capital productivo o como capital-mercancías. Así, por ejemplo, las 422 libras esterlinas aparecen primeramente, en su totalidad, como capital-dinero, luego se convierten íntegramente también en capital productivo y por último aparecen bajo la forma del capital-mercancías: hilados por valor de 500 libras esterlinas (de las cuales 78 son plusvalía). Las diferentes fases del capital forman aquí otras tantas interrupciones. Mientras, por ejemplo, las 422 libras esterlinas permanecen bajo la forma-dinero, es decir, hasta que se efectúan las compras D — M (T + Mp), el capital en bloque existe y funciona simplemente como capital-dinero. Al convertirse en capital productivo, deja de funcionar como capital-dinero y como capital-mercancías. Todo su proceso de circulación se interrumpe, lo mismo que se interrumpe todo su proceso de producción tan pronto como empieza a funcionar en una de las dos fases circulatorias, bien como D o como M. De este modo, el ciclo P . . . P aparece no sólo como la renovación periódica del capital productivo, sino también como la interrupción de su función, del proceso de producción, hasta que el proceso de circulación se termina; en vez de discurrir de un modo continuo, la producción se efectúa a saltos y sólo se renueva en plazos de duración fortuita, según que las dos fases del proceso circulatorio se recorran con mayor rapidez o mayor lentitud. Es lo que ocurre, por ejemplo, tratándose de un artesano chino que sólo trabaja para clientes particulares y cuyo proceso de producción se interrumpe hasta que llegan nuevos encargos.

En realidad, esto es aplicable a cada una de las partes del capital que se hallan en movimiento, y todas ellas lo van recorriendo por turno. Las 10,000 libras de hilado, por ejemplo, son el producto semanal de un fabricante de hilados. Estas 10,000 libras de hilado salen por entero de la órbita de producción y entran en la de circulación; el valor-capital contenido en ellas tiene que convertirse íntegramente en capital-dinero, y mientras permanezca bajo esta forma no puede entrar de nuevo en el proceso de producción; tiene que entrar previamente en la órbita de circulación y volver a convertirse en los elementos del capital productivo T + Mp. El proceso cíclico del capital es, pues, constante interrupción, abandono de una fase para entrar en la siguiente, superación de una forma y existencia bajo otra distinta; y cada una de estas fases no sólo condiciona la otra, sino que, al mismo tiempo la excluye.

Sin embargo, la característica de la producción capitalista, determinada por su base técnica, aunque no siempre incondicionalmente asequible, es la continuidad. Veamos, pues, cómo ocurren las cosas en la práctica. Mientras las 10,000 libras de hilado, por ejemplo, aparecen en el mercado como capital-mercancías y se convierten en dinero (ya actúe éste como medio de pago, como medio de compra o simplemente como dinero aritmético), entra en el proceso de producción, ocupando su lugar, nuevo algodón, nuevo carbón, etc., nuevo capital que ha abandonado, por tanto, su forma-dinero y su forma-mercancías para recobrar la forma de capital productivo y abordar la función que le corresponde como tal; a la par que las primeras 10,000 libras de hilado se convierten en dinero, vemos que otras 10,000 libras de hilado anteriores recorren ya la segunda fase de su proceso de circulación y dejan de ser dinero para recobrar la forma propia de los elementos del capital productivo. Todas las partes integrantes del capital van recorriendo por turno el proceso cíclico y se hallan simultáneamente en diferentes fases del mismo. Así, el capital industrial aparece simultáneamente, en la continuidad de su ciclo, en todas las fases de éste y revistiendo las respectivas formas funcionales que a e'las corresponden. La parte que se convierte por' primera vez de capital-mercancías en dinero abre el ciclo M',. . . M', mientras que el capital industrial, como un todo en movimiento, ha recorrido ya ese ciclo. Con una mano se desembolsa dinero y con la otra se recibe; la iniciación del ciclo D ... D' en un punto es, a la par, su retorno en otro. Y lo mismo puede decirse del capital productivo.


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Nicolás Urdaneta Núñez


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