La Renovación Universitaria de 1969 en la Universidad del Zulia

LA RENOVACION UNIVERSITARIA DE 1969 EN LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA[1 

Roberto López Sánchez. José Luis Monzant Gavidia. Bertaly González. 

Universidad del Zulia. Maracaibo. Estado Zulia. Venezuela.

INTRODUCCION:

En los primeros meses de 1969 estallaron en todas las universidades autónomas de Venezuela una serie de conflictos estudiantiles que tenían como bandera de lucha la implantación de una reforma al interior de las universidades. Dicho movimiento, al que los mismos estudiantes llamaron Renovación, tenía por objetivos ejecutar una profunda transformación al interior de las universidades para democratizar, en primer término, la estructura de dirección de las mismas, dándole un mayor peso a la participación estudiantil, y a partir de allí llevar a cabo una renovación académica que vinculara a las instituciones con los problemas del desarrollo económico independiente del país y el mejoramiento de los niveles de vida de la población.

La Renovación se inició en las universidades venezolanas en un contexto nacional caracterizado por la política de pacificación que adelantaba el nuevo gobierno de Rafael Caldera (Partido Copei), la cual replanteaba nuevamente en los sectores revolucionarios y de izquierda la necesidad e importancia de la lucha social popular, luego de una década de lucha armada y clandestinidad. En el contexto internacional, la violenta rebelión estudiantil universitaria que se escenificaba en todos los rincones del mundo (incluso en los países socialistas), cuya mejor expresión fue el mayo francés de 1968, implicaba una crítica a las jerarquías burocráticas y a los sistemas de opresión en general (Viénet, 1978 : 19), aunque algunas tendencias apuntaban hacia la revolución social (Orgaz, 1970 :101). Sobre la Renovación influyó igualmente las luchas universitarias que en América Latina se habían suscitado a partir del movimiento de Reforma Universitaria en Córdoba, Argentina, en 1918. Desde Córdoba, la autonomía universitaria[2] se hizo sinónimo de reforma (Febres Cordero, 1959 :17), y la reforma universitaria se hizo sinónimo de progreso social (Roa y Nuñez Tenorio , 1971 :18). Entendiendo por autonomía universitaria la independencia de la institución con respecto al Estado, tanto en lo académico como lo administrativo (Pinto, 1990:  65).

En Venezuela, la Renovación surgió en momentos en que se cuestionaba el papel de las universidades desde posiciones muy distantes entre sí. Los defensores del orden establecido criticaban la ausencia de modernización en las instituciones, su falta de adaptación a los planes de desarrollo económico que el capitalismo internacional se planteaba para Venezuela. Las fuerzas revolucionarias, por lo contrario, veían en la ausencia de posiciones críticas hacia la sociedad un elemento de debilidad al interior de las universidades (Roa y Nuñez Tenorio, 1971 :9). En el medio, se encontraban quienes defendían al modelo autonomista liberal que se había implantado en los países latinoamericanos a partir de la Reforma de Córdoba (Tünnermann, 1979 : 25).

Pero lo más resaltante del movimiento de renovación del 69 fue sin lugar a dudas la explosiva participación estudiantil que significó. El estudiantado, casi en su totalidad, se interesó por la vida política universitaria y nacional. Así concluyeron investigaciones realizadas por el CENDES en los años 60, mencionadas en el trabajo "Los jóvenes venezolanos: del voluntarismo heroico a la generación de la cólera” (Revista En el Ojo del Huracán, 1995). La generación estudiantil de la renovación era heredera directa de toda una década de luchas que se habían iniciado en 1957 contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, y que habían continuado a todo lo largo de los años sesenta vinculadas estrechamente a la lucha insurreccional y guerrillera que promovieron los partidos PCV y MIR. En dicha década, la universidad se erigió como representante de los intereses populares, en constante enfrentamiento contra el gobierno y los sectores derechistas del país. Culminando este proceso, la renovación significó una crítica al interior mismo de las universidades, con el objetivo de replantear esa lucha social que se escenificaba en el país, opinión que comparte quien fuera Rector de LUZ en el período 1968-1972 (Delgado Ocando J.M., entrevista, 28/10/97). Los estudiantes, pasando por encima incluso de su dirigencia “oficial”, insurgieron contra la burocracia universitaria y criticaron las lacras que dentro de las instituciones se habían ido formando debido a las prácticas clientelares de los partidos políticos.

La Renovación tuvo su expresión en todas las universidades autónomas del país. En la Universidad del Zulia su desarrollo no dejó de asemejarse al del resto de instituciones, pese a la particularidad de que el movimiento estudiantil de LUZ estuvo durante gran parte de los sesenta hegemonizado por el partido socialcristiano Copei, aliado del gobernante Acción Democrática en el período de la lucha armada y partido de gobierno a partir de 1969. En LUZ, a diferencia de universidades como la UCV, la ULA y la UC, el movimiento revolucionario venezolano no llegó a tener gran influencia. Sin embargo, estos antecedentes no fueron óbice para que el estudiantado zuliano apoyara el movimiento de renovación, siguiendo a líderes que recién surgían, y desconociendo a la “burocracia oficial” que dirigía la Federación de Centros Universitarios (FCU).

Los errores de la Renovación, los cuales la llevaron a propiciar la intervención gubernamental en la UCV mediante el allanamiento militar de sus instalaciones y la destitución de sus autoridades, no deslegitiman el idealismo de sus motivaciones y la justeza de muchas de sus propuestas. El análisis de este proceso, a partir de los acontecimientos en la Universidad del Zulia, persigue reivindicar a un movimiento estudiantil que intentó tomar el cielo por asalto, en un momento en que nuestra juventud actual pareciera haber lanzado por la borda todos los sueños que en más de una ocasión motivaron su protagonismo decisivo en la escena política nacional.

1.  CARACTERIZACION DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL.

Al considerar a los estudiantes hay que partir del proceso histórico-concreto y de su procedencia de clase (Beltrán, 1984: 112). El estudiantado es un sector social de origen diverso y no permanente. De origen diverso porque los estudiantes provienen de diversas clases y sectores sociales: hijos de obreros industriales, hijos de profesionales universitarios, de burócratas, de pequeños, medianos y grandes empresarios, e incluso hijos de campesinos o de latifundistas. No constituyen un sector social permanente porque la función estudiantil dura una corta etapa de la vida (particularmente la estadía en la universidad), lo que hace al movimiento estudiantil muy sensible a situaciones coyunturales y a la vez lo limita para acumular experiencias sobre las luchas y acciones que desarrolla. Como las generaciones estudiantiles se suceden muy rápidamente, los líderes no llegan a madurar como tales, pues cuando comienzan a consolidar cierta práctica política son sustituidos por una nueva cohorte dirigencial que a su vez comienza a aprender partiendo de cero.

Por movimiento estudiantil entendemos al estudiantado que se organiza y desarrolla actividades que trascienden su rutina académica diaria, en cualquiera de los campos del quehacer humano.

Los estudiantes no poseen unos intereses específicos como grupo social, debido al diverso origen de clase que ya mencionamos. Sólo coinciden en la medida en que tienen una vida académica común, y por tanto sus intereses propiamente como estudiantes tienden a ser similares, en el ámbito de la institución universitaria. También tienen intereses comunes en la perspectiva de su egreso como profesionales, ya que tendrán que afrontar a un mismo mercado de trabajo y una problemática social similar; pero esta proyección hacia el futuro de sus intereses estudiantiles varía necesariamente de acuerdo a su procedencia social y a las posibilidades que ya antes de graduarse tenga cada uno de ellos (por ejemplo, el hijo de un empresario de la construcción tendrá un futuro más favorable como ingeniero, que el hijo de un campesino o de un obrero que estudie igualmente ingeniería).

Sin embargo, su diversidad de intereses de clase no ha sido impedimento para que en su práctica social el movimiento estudiantil venezolano haya asumido, sobre todo durante el período estudiado, un compromiso de lucha popular y revolucionaria, el cual, indiferentemente de todos los errores que pueda haber tenido, sembró un sentimiento progresista y de cambio que le hizo granjearse la simpatía de otros sectores de la población. Como lo plantean algunos autores, los movimientos estudiantiles tradicionalmente se consideran depositarios de una conciencia ética superior a la de la sociedad en la cual existen, y actúan como fuerzas históricas que se hallan en conflicto con el sistema social. (Feuer, 1971: 19). El estudiantado venezolano se ha colocado al lado de las propuestas de cambio social a lo largo de todo el presente siglo. En la lucha contra la dictadura de Juan Vicente Gómez el papel de la llamada generación estudiantil del año 1928 tuvo un peso fundamental en cuanto a su repercusión en la historia posterior de Venezuela, ya que de ella surgieron los líderes fundadores de los partidos políticos modernos, quienes guiaron la lucha por conquistar la democracia liberal burguesa. En los años posteriores a la muerte de Gómez, los estudiantes fueron protagonistas de primera fila del acontecer político nacional. Igual sucedió en los años de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Y fue particularmente significativa su participación política durante la década de los sesenta, haciendo causa común con la lucha insurreccional que adelantaron los partidos PCV y MIR junto a sectores  de oficiales medios de las fuerzas armadas.

Es de resaltar esta característica del movimiento estudiantil venezolano, en comparación con la conducta asumida por la clase obrera, sobre todo a partir de la instauración del sistema democrático de partidos. Mientras los obreros se mantuvieron durante unos 30 años (1958-1988) en una notable pasividad en cuanto a conflictos de envergadura, los estudiantes en cambio llevaron sobre sus hombros el peso fundamental de la lucha social en el país. Esta tesis contradice a algunos autores, como Castells, que consideran que los movimientos sociales urbanos que se desarrollan fuera del enfrentamiento entre capital y trabajo son de tipo “secundario”, sin influencia decisiva en la marcha general de la sociedad. (Castells, 1977: 113).

2. LOS ESTUDIANTES VENEZOLANOS EN EL PERÍODO DEMOCRÁTICO.

Los antecedentes más inmediatos del movimiento estudiantil universitario se ubican en el proceso de transición política hacia la democracia que se desarrolló con posterioridad a la muerte de Juan Vicente Gómez. La legendaria Federación de Estudiantes de Venezuela, fundada en 1927[3] y dirigente principal de la rebelión estudiantil del año 28, comenzó a reorganizarse años antes de la muerte de Gómez; en 1933 fueron creadas en la Universidad Central de Venezuela la Sociedad de Estudiantes de Medicina y los Centros de Estudiantes de Ingeniería, Derecho, Farmacia y Odontología. En 1934 se creaba en Caracas el Centro de Estudiantes de Bachillerato. En Diciembre de 1935, días antes de la muerte del dictador, se reconstituía la Federación de Estudiantes de Venezuela. Por sus antecedentes, su capacidad organizativa, y por la ausencia de partidos, la F.E.V. pudo actuar como dirigente del proceso de participación popular que estalló en los primeros meses del año 36, lo que la llevó a convertirse en una organización política que incluso fue legalizada (Magallanes, 1977: 249).  Posteriormente, Jóvito Villalba, presidente de la FEV en 1928 y en 1936, fundaría el partido Unión Republicana Democrática (URD) en 1946, el cual tendría protagonismo político durante varias décadas. Ya durante el período de Isaías Medina Angarita, el Partido Acción Democrática, fundado en 1941 por algunos de los antiguos dirigentes estudiantiles del año 28, como Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, organizó su frente de acción estudiantil a través de la  Asociación Juvenil Venezolana (A.J.V.), fundada en San Cristóbal en marzo de 1942 (Soles, 1988: 07-09), la cual tuvo su expresión organizada en el Zulia en los centros estudiantiles del Liceo Baralt  del liceo Udón Pérez y de la Escuela Normal “Rafael María Baralt”.

Con la reapertura de la Universidad del Zulia en 1946, se organizan los Centros de Estudiantes de  las Facultades de Medicina, Derecho e Ingeniería, y el movimiento estudiantil zuliano se involucra directamente en  la confrontación de ideas sobre el rumbo del sistema educativo y los problemas del país (Soles, 1988: 22).  El Plan de Reforma Universitaria  aprobado por el recién creado Consejo Nacional de Universidades, en 1947, agitó al movimiento estudiantil en las tres universidades nacionales, el cual se movilizó en jornadas de lucha al no cubrir sus expectativas las propuestas del plan de reforma. La Autonomía Universitaria se planteaba ya en 1948 como una de las consignas centrales de los estudiantes venezolanos (Soles, 1988: 30).  Pero el proceso democratizador y modernizador del sistema universitario fue detenido a raíz del golpe militar del 24 de noviembre de 1948. No obstante, los estudiantes continuaron cumpliendo durante la dictadura militar un papel protagónico en la vida universitaria[4] nacional y regional.

Luego del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez,  el movimiento estudiantil venezolano se convirtió en uno de los sectores sociales más dinámicos a lo largo del período democrático (1958-1998). Su constante lucha y movilización tuvo considerable influencia en la evolución de la situación política del país, y las acciones estudiantiles constituyeron el centro de atención durante muchas de las coyunturas más significativas de este período.

El núcleo principal de la acción estudiantil estuvo localizado en las universidades autónomas[5] (UCV, ULA, UC y LUZ), las cuales se convirtieron a partir de 1958 en bastión de los sectores que se opusieron al Pacto de Punto Fijo y protagonizaron la violenta década de los sesenta. Las universidades contribuyeron significativamente a la línea opositora desarrollada por los partidos PCV y MIR, y la lucha guerrillera urbana y rural nutrió sus filas, principalmente, de universitarios.

El período que va desde 1958 hasta 1970 fue particularmente conflictivo en el sector universitario, no solamente por la circunstancia antes señalada, sino por el proceso transformador que a lo interno se desarrolló y que estremeció los mismos cimientos de la institución: la renovación.

El movimiento estudiantil de este período aportó numerosos líderes a los partidos tanto de izquierda como de derecha, muchos de los cuales figuran aún en la primera fila de la política nacional; y el estudiantado implantó una forma de conducta protestataria, una modalidad de lucha callejera, que de una u otra forma se ha mantenido hasta el presente.

3.  TRES CONCEPCIONES SOBRE EL PAPEL DE LAS UNIVERSIDADES.

Luego de la instauración de la actual democracia representativa en 1958, se abrió un proceso de discusión ideológica y de disputa política en torno al papel que debían jugar las universidades en el desarrollo social del país. Este enfrentamiento se manifestó dentro y fuera de las universidades, chocando concepciones antagónicas en mayor o menor grado sobre la función social de la institución superior, las cuales pueden resumirse en tres tesis fundamentales[6]:

La primera de ellas se fundamentaba en la concepción liberal burguesa que sobre las universidades se desarrolló en América Latina a partir del movimiento de reforma en Córdoba, Argentina, en 1918. La misma sirvió de instrumento ideológico a las clases burguesas y pequeño burguesas emergentes en su enfrentamiento con los sectores oligárquicos tradicionales, los cuales aún dominaban a comienzos del presente siglo. La reforma liberal burguesa se desarrolló tardíamente en América Latina, y la vigencia del modelo educativo liberal, que buscaba secularizar la enseñanza y promover los conocimientos científicos y humanísticos duró pocos años, pues las necesidades del imperialismo y del desarrollo capitalista dependiente latinoamericano exigieron pronto que el sistema educativo se adaptase a las mismas.

De esta necesidad surgió la segunda tesis sobre las universidades, sustentada en la concepción tecnocrática-desarrollista de la educación, la cual concibe a las instituciones superiores en su papel formador de profesionales de acuerdo a las necesidades del aparato productivo dependiente y formados ideológicamente para el mantenimiento del orden establecido. En lo concreto, esta tesis surgió a finales de los años 50 y comienzos de los 60, y buscaba la consolidación del sistema político de partidos y del modelo económico sustentado en la renta petrolera. Por sus características, esta tesis jugó un papel conservador, vinculada a las fuerzas que hegemonizarían  la Venezuela democrática representativa, es decir, al bloque social que se impuso como dominante desde 1958: los partidos Acción Democrática y Copei, la alta jerarquía militar y eclesiástica, y los empresarios agrupados en Fedecámaras.

La tercera tesis consideró a la universidad en su papel impugnador y revolucionario, apoyada internamente en las posibilidades que brindaba el estatuto autonómico decretado en 1958. Partía de considerar que la institución debía vincularse a las propuestas de cambio sociopolítico que enarbolaban sectores nacionalistas y marxistas (grupos militares de oficialidad media, el Partido Comunista de Venezuela y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria). Se concebía a la universidad como “motor auxiliar de la revolución venezolana” (Roa y Nuñez Tenorio, 1971:25-39). En el transcurso del proceso, esta tendencia llegó a levantar un movimiento de reforma universitaria conocido como la “renovación”, el cual trastocó los cimientos del modelo educativo burgués (tanto el liberal como el tecnócrata) y condujo a la intervención militar y la clausura de la Universidad Central de Venezuela en 1970.

La renovación es producto legítimo de la universidad liberal burguesa, pero es al mismo tiempo una crítica que la trasciende en algunos aspectos. La renovación trascendió al modelo liberal en la crítica a las relaciones autoritarias en la enseñanza y al enarbolar un modelo de desarrollo social que rompía con la dependencia y se orientaba a satisfacer realmente las necesidades populares. La renovación postulaba una “universidad nueva” que partía de cuestionar tanto los métodos como los contenidos de la enseñanza (Roa y Nuñez Tenorio, 1971: 40).

Al concebir a la universidad como productora de conocimientos científicos  y técnicos que permitieran superar la dependencia económica, y como formadora de profesionales identificados con los intereses populares y el cambio social, la renovación formuló una tarea que hoy día sigue planteada en toda América Latina (si consideramos la crisis económica que vive la región desde hace más de una década y que pareciera no tener fin).

El cuestionamiento a los métodos autoritarios de enseñanza y a las jerarquías institucionales se concretó en:

  • La propuesta de los cogobiernos paritarios entre profesores y estudiantes. Las posiciones extremas exigían el voto mayoritario de la población estudiantil para la elección de autoridades.
  • Las asambleas universitarias como mecanismo de decisión de problemas fundamentales de la institución.
  • Participación crítica de los estudiantes en la práctica académica del profesor, considerando tanto sus métodos pedagógicos como su dominio del conocimiento impartido.
  • Cuestionamiento del conocimiento tradicional memorístico y de los sistemas evaluativos que coartan la creatividad y la criticidad de los alumnos.
  • Crítica a la burocracia administrativa de las universidades, proponiendo una organización sencilla y flexible, además del control por parte de la comunidad universitaria hacia la forma de conducir la institución.

Como lo plantean Roa y Núñez Tenorio, la renovación enfrentó simultáneamente a las concepciones liberales tradicionales (conservadoras) sobre la universidad y a las concepciones tecnócrata-desarrollistas que comenzaban a imponerse en el país. Pero al arremeter el Estado contra la autonomía universitaria para contrarrestar el movimiento renovador, las élites intelectuales comprometidas históricamente con el modelo liberal autonomista de Córdoba se vieron obligadas a pactar con las tendencias revolucionarias en aras de defender a la propia universidad autónoma.

De esta mezcla entre liberalismo burgués y cuestionamiento revolucionario surgió la actual universidad autónoma venezolana. La intervención legal y militar contra la universidad fue posible gracias al desmantelamiento de las fuerzas opositoras generado por la derrota de la insurgencia armada. Dicha intervención, realizada en 1970, logró apaciguar al movimiento de renovación, pero no logró imponer el modelo tecnocrático de enseñanza, pues los sectores profesorales defensores de la autonomía y el modelo humanístico liberal recobraron el control de la institución una vez concluida la intervención gubernamental.

La disputa ideológica sobre la función social de la universidad se mantuvo y se ha mantenido hasta el presente, aunque con matices diferentes y sin la presencia del violento conflicto social que se vivió dentro de las instituciones en los años 60.

4. ANTECEDENTES DE LA RENOVACION EN LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA .

Desde el mismo momento en que cayó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, en la Universidad del Zulia[7] las nuevas autoridades reivindicaron a la autonomía como una de las conquistas que debían ser alcanzadas con el proceso democrático que se abría.  Antonio Borjas Romero, en su discurso al tomar posesión como nuevo Rector de LUZ, expresaba: “Que la sangre joven e indomable del universitario, caída en desigual lucha para alcanzar la reivindicación obtenida, sirva de llama estimulante y de invencible escudo para reafirmar, una vez por todas, el ideal que aún no hemos alcanzado: la autonomía universitaria y la erradicación de la fuerza sobre la intelectualidad” (La Universidad del Zulia, 10/04/58). Intelectuales como Rafael Pizani, invitado a LUZ en abril de 1958, defendían el papel de las universidades en la resolución de los problemas políticos nacionales (La Universidad del Zulia, 21/04/58: 2). En los hechos, las universidades del país, incluyendo a LUZ (La Universidad del Zulia, 02/08/58; 20/10/58; 03/11/58; 17/11/58), se ubicaron decididamente en el bando de los defensores del régimen democrático que recién se iniciaba, ante las fracasadas sublevaciones militares ocurridas a lo largo del año 58. Cuando el Presidente de la Junta de Gobierno, Edgar Sanabria, decretó la Autonomía Universitaria el 6 de diciembre de 1958, en LUZ se recibió la noticia con júbilo (La Universidad del Zulia, 12/01/59).

Ya en mayo de 1959, la Confederación de Centros Universitarios de Venezuela dirigió un documento al Congreso Nacional en el cual exigía la reforma de la Ley de Universidades, en aspectos como: la representación estudiantil; el sistema de estudios ; el sistema de exámenes ; el presupuesto ; y el bienestar de profesores y estudiantes (La Universidad del Zulia, 15/05/59: 6). Firmaban el documento los presidentes de las Federaciones de Centros Universitarios de la UCV, Héctor Pérez Marcano,  de la ULA, Ernesto Pérez Batista, de la UC, Iván Olaizola, y de LUZ, Abraham Castro.

En enero de 1962, los estudiantes de LUZ realizaron una huelga de 22 días protestando el sistema de evaluación. El conflicto logró algunos cambios menores en el régimen académico. En marzo del mismo año, el entonces Secretario de LUZ, Humberto La Roche, proponía las siguientes medidas para resolver la problemática universitaria: selección al ingreso estudiantil; concursos para seleccionar profesores ; nuevos sistemas como seminarios, clínicas jurídicas, coloquios, dando mayor participación a los estudiantes; reestructurar los programas de estudio (La Universidad del Zulia, 15/03/62: 2).

El descontento estudiantil hacia algunos aspectos de la vida universitaria se mantuvo a lo largo de toda la década de los sesenta. Los puntos álgidos se centraban en la selección de los profesores (a quienes se les criticaba su deficiente formación), en los sistemas de evaluación, en los regímenes académicos y los programas de estudio. Para 1966-67, el movimiento estudiantil universitario toma una serie de iniciativas que constituirán el antecedente inmediato del movimiento renovador que insurgiría tres años después. Del 21 al 26 de marzo de 1966, la Federación de Centros Universitarios de LUZ promovió el 1er Seminario sobre Reforma de la Ley de Universidades, en el cual participaron destacadas personalidades como Rafael Pizani, Gustavo Planchard Manrique, José Manuel Delgado Ocando, Demetrio Boersner, Manuel Granell, Arístides Calvani y José Antonio Borjas Sánchez.

Con motivo de la aprobación por parte del gobierno del Reglamento parcial de la Ley de Universidades (14/02/67), el cual establecía, entre otras cosas, la posibilidad de la intervención policial gubernamental dentro del recinto universitario, se realizó en Maracaibo la 1ª Reunión Universitaria Nacional, los días 11 y 12 de marzo de 1967, con asistencia de los presidentes de las FCU de la ULA, Etanislao González, de la UC, Gustavo Soto, de la UCLA, Mariano Mujica, y de LUZ, Carlos Altimari. Al respecto emitieron una declaración solicitando “unidad para la lucha contra el Reglamento de la Ley de Universidades, por ser atentatorio contra la autonomía universitaria, la libertad de cátedra, la inviolabilidad del recinto universitario y contra la vigencia del cogobierno universitario” (La Universidad del Zulia, 15/03/67: 7). El 13 del mismo mes FAPUV[8] convocó en Maracaibo la primera reunión nacional de Rectores, Presidentes de Asociaciones de Profesores Universitarios y Presidentes de FCU, a la cual asistieron los Rectores de la ULA, Pedro Rincón Gutiérrez, de la UC, Humberto Giugni, y de LUZ, Antonio Borjas Romero ; y los Presidentes de las Asociaciones de Profesores de la ULA, Carlos Muñoz Oráa, de la UC, José Luis Bonnemaison, de la UCLA, Theoscar Sanoja, y de LUZ, Luis Moreno Guerra, además de los dirigentes estudiantiles antes mencionados.

Las conclusiones de estos eventos establecieron que:

  • La defensa de la autonomía preserva la Universidad científica y democrática.
  • El Reglamento parcial de la Ley de Universidades lesiona los derechos y prerrogativas de las universidades, y vulnera su libre y armónico desarrollo, al alterar, mutilar y debilitar el estatuto legal de la Ley de Universidades.
  • El Reglamento fue aprobado sin un estudio cuidadoso y objetivo de los problemas de las universidades.
  • Se parte de creer que el único problema que afecta a las universidades es el mantenimiento del orden.
  • El Reglamento regula materias propias del régimen interno de la universidad, como elecciones, matrículas, y calificación de categorías de estudiantes.
  • El Reglamento pone en peligro la libertad de cátedra, destruye el principio de autonomía plena al establecer tipos de autonomía.

Finalizaban llamando a consolidar y desarrollar la universidad nacional autónoma, científica y democrática que el pueblo venezolano necesita y desea (La Universidad del Zulia,  30/04/67: 5).

Se observa entonces cómo, desde mediados de los 60, en las universidades venezolanas se desarrolló un movimiento de opinión que cuestionaba la legislación universitaria vigente y proponía una profundización de los rasgos progresistas de las instituciones : la autonomía, la democracia interna y su carácter popular. Estas propuestas servirían de sustento ideológico al movimiento de renovación del año 1969. En 1968, los resultados de las elecciones estudiantiles favorecieron a una coalición de fuerzas de izquierda (principalmente los partidos MEP, PCV y MIR), que derrota al partido COPEI, el cual en el último lustro había dominado la FCU de LUZ (véase el cuadro nº1). Esta nueva situación va a favorecer la radicalización de las luchas estudiantiles en LUZ, que insurgirán con inusitado vigor a partir de 1969. La izquierda pasa a dominar la mayoría de los Centros de Estudiantes por facultad : Economía, Medicina, Agronomía, Humanidades, Ingeniería y Odontología ; mientras Copei sólo conserva el control de Derecho, Veterinaria y Arquitectura (La Universidad del Zulia : 15/06/68). La revolución estudiantil que recorría el mundo, cuyo símbolo principal lo constituyó el mayo francés de 1968, se comienza a manifestar en LUZ desde los primeros meses de 1969.

CUADRO Nº1 :  PRESIDENTES DE LA FEDERACION DE CENTROS UNIVERSITARIOS EN LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA : 1958-1970

AÑO

NOMBRE

PARTIDO

1958

ISAAC MATHEUS

 

1959

ABRAHAM CASTRO

 

1960

ABRAHAM CASTRO

 

1961

RAMON MANZANILLA

MOVIMIENTO  DE  IZQUIERDA REVOLUCIONARIA (MIR)

1962

MIGUEL VAIMBERG

COPEI (PARTIDO SOCIALCRISTIANO)

1963

MIGUEL VAIMBERG

COPEI

1965

CARLOS ALTIMARI

COPEI

1966

CARLOS ALTIMARI

COPEI

1967

ANGEL LOMBARDI

COPEI

1968

ANGEL LOMBARDI

COPEI

1969

JOSE CALDERA OLIVARES

MOVIMIENTO ELECTORAL DEL PUEBLO (MEP)

1970

JOSE CALDERA OLIVARES

MEP

Fuentes : Periódico La Universidad del Zulia; Diario Panorama; años : 1957 a 1970.

5. LA RENOVACIÓN EN EL ZULIA.

En febrero de 1969, los dirigentes estudiantiles de izquierda de LUZ, encabezados por el presidente de la FCU, José Caldera Olivares, y otros como Omar Uribe, Felipe Rivero, Fernando Solís y Orlando Alemán, se reunieron con el Rector José Manuel Delgado Ocando para tratar lo que denominaban “el desorden académico” en LUZ: específicamente lo referido a la multiplicidad de sistemas docentes (por años, por trimestres, por unidades, por créditos, por períodos) y a la falta de dotación de las diferentes cátedras. La consigna del movimiento estudiantil, controlado ahora por la izquierda, será la lucha por modificar la estructura universitaria vigente y por conquistar mayor presupuesto. Los estudiantes respondían a una realidad universitaria masificada a partir de 1958; el crecimiento de la universidad planteaba necesidades materiales que el Estado no satisfacía a cabalidad (véase el Cuadro nº2). Una marcha estudiantil realizada el 5 de marzo entregó al Consejo Universitario un pliego de peticiones en el cual establecían:

  • Intensificar la lucha por mayor presupuesto.
  • Por la terminación del resto de edificaciones de la ciudad universitaria.
  • Instalación de transporte urbano para estudiantes y profesores.
  • Mejoramiento cuantitativo y cualitativo de las bibliotecas.
  • Creación del comedor universitario.
  • Ampliación del presupuesto de becas y ayudas.
  • Servicio de bibliotecas los sábados y domingos.
  • Ampliación del servicio de ropería.
  • Mejoramiento del servicio médico-odontológico.
  • Mayor atención a las residencias estudiantiles (La Universidad del Zulia, 31/03/69: 4).

CUADRO Nº 2 : ESTADISTICAS DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA. 1955-1975.

AÑO LECTIVO

ESTUDIANTES

PROFESORES

(activos)

FACULTADES

PRESUPUESTO

(bolívares)

1955-56

662

163

Medicina, Derecho, Ingeniería, Odontología.

 

1956-57

654

161

 

 

1957-58

754

182

 

4.949.800

1958-1959

1.446

235

Se crea Economía.

8.365.294

1959-1960

2.276

310

Se crean Agronomía y Humanidades.

11.893.114

1960-1961

2.755

388

 

16.042.280

1961-1962

3.605

430

Se crea Arquitectura.

18.468.000

1962-63

4.730

486

 

22.339.300

1963-64

4.952

570

 

26.107.900

1965

5.740

637

Se crea Veterinaria

33.532.900

1966

6.299

707

 

46.843.700

1967

7.623

804

 

60.396.300

1968

8.845

852

 

77.530.907

1969

12.624

909

 

74.784.433

1970

12.592

987

 

85.144.959

1971

16.299

1.091

 

98.574.074

1972

20.887

1.142

 

116.563.445

1973

26.882

1.415

Se crea Ciencias.

143.807.747

1974

29.822

1.628

 

216.334.466

1975

33.526

2.056

 

274.073.965

Fuentes : Boletín Estadístico Nº1. 1946-1967. Universidad del Zulia. Oficina de Estadística ; Boletín Estadístico Nº2. 1968 ; Boletín Estadístico Nº8. 1975. Cuadro de elaboración propia.

A estas propuestas se agregaban otras formuladas por algunos centros de estudiantes, como el de Humanidades, en el cual su presidente José García proponía luchar por una renovación académica que contemplara : renovación de los curriculum ; reforma de los sistemas evaluativos ; unificación de sistemas de estudios ; desarrollo de la investigación estudiantil ; elevación del nivel de los docentes (La Universidad del Zulia, 31/01/69: 2). Propuestas estas últimas de mayor profundidad en cuanto a los cambios propuestos dentro de la estructura universitaria, ya que el pliego de peticiones entregado por la FCU ante las autoridades de LUZ era fundamentalmente reivindicativo. Esta conducta limitada a lo puramente gremial que asumía la dirigencia oficial de la FCU, comenzó a ser desplazada por las bases estudiantiles al producirse la toma del Rectorado de LUZ el 22 de abril de 1969.

Dicha toma fue ejecutada por un grupo de estudiantes encabezados por miembros de la izquierda cristiana y del MIR[9]. La participación de algunos dirigentes de la izquierda cristiana de la UCV en la dirección de la toma llevó al Rector de LUZ a afirmar que “personas ajenas a LUZ son quienes dirigen el movimiento” (Panorama, 25/04/69: 25). Esta misma opinión la ratificó en la entrevista del 28/10/97: “En LUZ fueron fuerzas exógenas las que generaron los conflictos”. En cambio, los protagonistas de la toma reivindicaban el carácter masivo de las asambleas que realizaban (Entrevista a Aquiles Alcalá. 06/10/97).

No contaron con el apoyo de la dirigencia estudiantil de la FCU ni de los principales partidos que hacían vida política en LUZ, como el MEP, Copei, PCV y AD. No obstante, el apoyo de las bases estudiantiles fue lo suficientemente masivo como para permitirles soportar la toma durante un mes, superando toda la presión que las autoridades de LUZ y los propios dirigentes de la FCU realizaron para que la toma fuera desmontada. Entre los que dirigían la toma figuraban Aquiles Alcalá[10] (Medicina), Ernesto Virla (Agronomía), Fernando Solís, Ildemaro Contreras, Ciro Rincón, Jesús Camargo, Luis Segundo Ramírez, Sergio Suárez y Saúl Rivas (los dos últimos de la UCV). Se conformó un Comité de Toma que asumía públicamente la responsabilidad de la acción. Sus objetivos, planteados en volantes y en las entrevistas a la prensa (Panorama, 24/04/69), eran los siguientes :

  • Que se respete la voluntad de las masas estudiantiles, en diálogo directo, sin delegar en nadie su representación.
  • Promover la Renovación Académica en LUZ: modificación de los sistemas de estudio en cada facultad ; construcción del comedor universitario ; eliminación del cupo y la selección ; establecimiento de organismos de cogobierno paritarios; reestructuración administrativa total en la universidad.
  • Continuar la lucha superando las maniobras de los partidos, las ambiciones electoreras y el vanguardismo.
  • Es el comienzo de una larga lucha contra los enemigos de la universidad y del pueblo.

Uno de los fundamentos básicos de la acción estudiantil era la ruptura con todas las estructuras en las que estuviera implícita la delegación de poder. Un comunicado de los tomistas establecía que “la representatividad del Comité de  Defensa reside en respetar la voluntad de las masas y en nuestra negativa a dialogar con las Autoridades Universitarias a espaldas de estudiantes, obreros y empleados ... los estudiantes están demostrando que no quieren delegar en nadie su representación y que quieren ser ellos mismos los que asuman la Renovación Académica con todas sus implicaciones ... la discusión debe ser llevada a cada curso sin esperar instrucciones de nadie y buscando constituir comisiones de trabajo. Estas discusiones no deben ser para escuchar a un líder, sino para que todos los estudiantes participen” (Panorama, 24/04/69). Realmente era una propuesta radical, de ruptura con las instituciones comenzando por la misma FCU y los Centros de Estudiantes, de democracia directa, asambleística. La profundidad del análisis indica que los dirigentes de la toma del Rectorado no eran unos improvisados, que tenían para ese momento una visión bastante clara de los vicios del sistema partidista venezolano, hoy aceptados casi por unanimidad, pero que en ese entonces opiniones así eran consideradas subversivas.

El mismo documento vaticina lo que después causaría su derrota: “... si queremos que esta lucha continúe, los estudiantes, obreros y empleados tenemos que trazar nuestra línea nosotros mismos ... la maniobra partidista, la ambición electorera, el vanguardismo, la lucha por la dirección del movimiento, serán el principal enemigo interno de esta gran jornada”. La lucha estudiantil superaba cualquier marco reivindicativo, y se orientaba contra la estructura social dominante, de la misma forma que lo habían hecho los movimientos estudiantiles en otros países: “... la lucha no termina con los objetivos inmediatos señalados en el comunicado de ayer. Esto es el comienzo de una larga lucha contra los enemigos de la universidad y del pueblo”.

La casi totalidad de la dirigencia estudiantil oficial, los miembros de la FCU, los presidentes de casi todos los centros de estudiantes y los delegados estudiantiles ante el Consejo Universitario, se pronunciaron contra la toma, entre ellos el Presidente de la FCU, José Caldera Olivares; los presidentes de Centros de Estudiantes Eduardo Mora La Cruz (Medicina), José García (Humanidades), Luis Santos (Odontología); los dirigentes del PCV Orlando Alemán, César Sucre y Omar Uribe; los dirigentes de la DCU Julio Portillo y Jaime Blanco ; los dirigentes de AD Alberto Pineda y Pablo Pérez; y otros como Melvin Gutiérrez, Rafael Godoy, Atilio Hernández, Homero Pérez, Abraham Carruyo y Liliana Asprino (véase el cuadro nº 3 sobre los dirigentes estudiantiles de LUZ en los años 60). Sin embargo, la toma continuaba contando con gran apoyo estudiantil. La FCU promovió desde el primer momento acciones destinadas a derrotar la voluntad de los tomistas del rectorado; el 25 de abril promovió que los Centros de Estudiantes tomaran las respectivas facultades para evitar que el mismo grupo del rectorado ocupara también esas facultades (Panorama, 26/04/69). Pero en la mayoría de los casos, el apoyo mayoritario de los estudiantes a la toma del rectorado impidió que lograra sus objetivos.

La FCU propuso un referéndum para que el estudiantado decidiera si estaba o no de acuerdo con la toma del Rectorado (07/05/69), y hasta intentó una marcha estudiantil para desalojar a los tomistas (09/05/69), pero aparentemente no logró obtener apoyo de los estudiantes para llevar a cabo dichas iniciativas. En contrapartida, el Comité de Toma acusó al presidente de la FCU, José Caldera, y a los partidos MEP y Copei, de incitar a la violencia contra los tomistas, y lo calificaron de “delator” por declarar públicamente que los tomistas eran guerrilleros y estaban armados. Caldera es llamado burócrata, conductor de una FCU que margina a los estudiantes de la toma de decisiones, y de haber sido superado por las circunstancias, incapaz de comprender los cuestionamientos que a nivel nacional han surgido contra las estructuras universitarias petrificadas (Panorama, 13/05/69: 23).

En este proceso de la toma del Rectorado, destacó la conducta asumida por el Rector de LUZ, José Manuel Delgado Ocando, quien desde un primer momento afirmó que no recuperaría el rectorado haciendo compromisos ni hipotecando la autonomía universitaria. Declarándose partidario de la renovación, enfatizaba la necesidad de conducirla por las vías institucionales, sin violentar las leyes. No recurrió a la fuerza pública gubernamental para salvaguardar la autonomía, y mantuvo en todo momento que el conflicto debía ser resuelto entre los propios universitarios (Panorama, abril-mayo 1969).

Como consecuencia inmediata de la toma del edificio rectoral, el Consejo Universitario de LUZ, el 26/04/69, declaró incorporada a la Universidad del Zulia al proceso de renovación universitaria. Posteriormente, en resolución del mismo Consejo del 28/05/69, se decidió constituir una Comisión General con el objeto de analizar y discutir los problemas relativos a la renovación universitaria ; además se crearían comisiones por Facultad y por Dependencias. Todas estas comisiones se integraron con doce miembros : tres profesores, tres estudiantes, tres empleados y tres obreros. El nombramiento de sus integrantes correspondía a la APUZ, FCU, ASDELUZ y Sindicato de Obreros respectivamente. La Comisión Central de Renovación se instaló el 17/09/69, y estuvo integrada inicialmente por los profesores Luis Rincón, Flor de la Roche y Lolita Aniyar, y por los estudiantes Fernando Villasmil, Nelson Carrasquero y Jesús Esparza[11]. A pesar de todas estas resoluciones adoptadas en LUZ a favor de la renovación, los logros concretos fueron muy escasos, debido a la fortaleza de los partidos y grupos políticos que defendían a toda costa sus cuotas de poder dentro de la institución[12].

CUADRO Nº 3: DIRIGENTES ESTUDIANTILES DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA. 1958-1963.

AÑO

NOMBRE

CARGO

1958

ISAAC MATHEUS

PRESIDENTE FCU

 

ABRAHAM CASTRO

PDTE. CENTRO DE ESTUDIANTES INGENIERÍA

 

AUGUSTO MONTIEL

PDTE. C.E. ECONOMÍA

 

MANUEL GUAIPO

PDTE. C.E. DERECHO

1959

ABRAHAM CASTRO

PDTE. FCU

 

GONZALO VELAZCO, MANUEL PEROZO

HUMBERTO SÁNCHEZ

REPRESENTANTES ESTUDIANTILES CONSEJO UNIVERSITARIO

1960

ABRAHAM CASTRO

PDTE. FCU

 

RAFAEL GODOY, CIRO AÑEZ MOLINA

LUIS SULBARÁN

REP.EST. CONSEJO UNIVERSITARIO

1961

RAMÓN MANZANILLA (MIR)

PDTE. FCU

 

ERWIN ARRIETA, RICARDO GONZÁLEZ (PCV), JESÚS BERNARDONI, FREDDY CALDERA, GENARO DÍAZ, ROGER HAZYM, ESTEBAN ARAUJO, MARCO AURELIO GÁMEZ

MIEMBROS DE LA FCU

1962

MIGUEL VAIMBERG (COPEI)

PDTE. FCU

 

MANUEL GUANIPA (COPEI), LUIS OMAR SULBARÁN, GASTÓN PARRA, RAFAEL ECHEVERRÍA (AD)

MIEMBROS FCU

 

JESÚS BERNARDONI (COPEI), RAMÓN MANZANILLA (MIR), ARMANDO CHUMACEIRO (COPEI)

REP.EST. CONSEJO UNIVERSITARIO

 

ROBERTO YÉPEZ BOSCÁN (COPEI)

REP.EST. CONSEJO NACIONAL DE UNIVERSIDADES

1963

MIGUEL VAINBERG (COPEI)

PDTE. FCU

 

ANTONIO MARQUEZ MORALES

PDTE. C.E. HUMANIDADES

 

SILVESTRE MANZANILLA (COPEI), JESÚS ARANGUREN (PCV), MIGUEL GOVEA (COPEI), FERNANDO ALVAREZ PAZ (AD), GUSTAVO GARCÍA (COPEI)

MIEMBROS FCU

 

EMILIO FEREIRA (COPEI)

PDTE. C.E. HUMANIDADES

 

AQUILES ASPRINO (COPEI)

PDTE. C.E. ARQUITECTURA

 

ROLANDO LEONARDI (COPEI)

PDTE. C.E. ODONTOLOGÍA

 

OMAR DÍAZ (MIR)

PDTE. C.E. AGRONOMÍA

 

OSWALDO ALVAREZ PAZ (COPEI)

PDTE. C.E. DERECHO

 

DELFÍN GONZÁLEZ (COPEI)

PDTE. C.E. INGENIERÍA

 

RICARDO CÁRDENAS (COPEI)

PDTE. C.E. MEDICINA

 

RAFAEL ZABALA (MIR)

PDTE. C.E. ECONOMÍA

La toma del rectorado de la Universidad del Zulia se producía simultáneamente con tomas similares en el resto de universidades autónomas del país : UCV, ULA, UC y UDO. En medio de estos conflictos, a partir del 13 de mayo de 1969 se comenzaron a realizar en varias ciudades manifestaciones estudiantiles de calle en apoyo al movimiento renovador, las cuales fueron reprimidas violentamente por la policía, con saldo de varios estudiantes muertos y heridos. Esta situación alteró los objetivos que al interior de las universidades se proponían quienes encabezaban al movimiento de renovación, pues la lucha estudiantil se planteó a partir de ese momento como un enfrentamiento frontal contra el gobierno y sus fuerzas represivas. Se puede decir que la debilidad, en cuanto a coherencia política y organizativa, de los dirigentes estudiantiles de la renovación, permitió que las luchas se anarquizaran, desatándose una violencia callejera sin control que culminó con la intervención militar en la Universidad Central de Venezuela  el 31 de octubre de 1969, el allanamiento parcial de la Universidad de los Andes (19/11/69), la ocupación policial de la Universidad de Carabobo (15/05/69) y la intervención gubernamental de la UCV, la destitución de sus autoridades y la imposición de una nueva Ley de Universidades (08/09/1970) que comprometió seriamente a la autonomía y la democracia universitarias.

CUADRO Nº 4: DIRIGENTES ESTUDIANTILES DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA. 1965-1970

1965

CARLOS ALTIMARI (COPEI)

PDTE. FCU

 

AMÉRICO VEGAS, SILIO ROMERO (COPEI), NELSON SÁNCHEZ, ARISTÓBULO GUEVARA, OSCAR BELLOSO (COPEI), JESÚS GARCÍA

MIEMBROS FCU

1966

CARLOS ALTIMARI (COPEI)

PDTE. FCU (REELECTO)

 

OSCAR BELLOSO (COPEI), BENIGNO VELÁSQUEZ (AD), ANGEL LOMBARDI (COPEI), VÍCTOR MARTÍNEZ, JUAN CHIRINOS, ORLANDO ALEMAN (PCV), NELSON SÁNCHEZ

MIEMBROS FCU

 

ARISTÓBULO GUEVARA

PDTE. C.E. HUMANIDADES

 

ENDER BOSCÁN VARGAS

PDTE. C.E. MEDICINA

 

RAMIRO PIRELA

PDTE. C.E. ECONOMÍA

1967

ANGEL LOMBARDI (COPEI)

PDTE. FCU

 

JOSE CALDERA (MEP)

PDTE. C.E. HUMANIDADES

 

LUIS ESPARZA BRACHO (COPEI)

PDTE. C.E. DERECHO

 

ORLANDO ALEMÁN (PCV), NELSON CARRASQUERO, JOSÉ GARCÍA (MEP), JOSÉ BOISIN, LUIS VILLALBA

MIEMBROS FCU

1968

ANGEL LOMBARDI (COPEI)

PDTE. FCU

 

ORLANDO ALEMÁN (PCV), FERNANDO SOLÍS

MIEMBROS FCU

 

ATILIO HERNANDEZ

PDTE. C.E. DERECHO

1969

JOSE CALDERA OLIVARES (MEP)

PDTE. FCU

 

OMAR URIBE (PCV), FELIPE RIVERO (MIR), JULIO PORTILLO (COPEI), ATILIO HERNANDEZ, HOMERO PÉREZ, MELVIN GUTIÉRREZ, FREDDY CURIEL

MIEMBROS FCU

 

JOSÉ GARCÍA (MEP)

PDTE. C.E. HUMANIDADES

 

JOSE FUENTES

PDTE. C.E. ECONOMÍA

 

EDUARDO MORA LA CRUZ

PDTE. C.E. MEDICINA

 

LUIS SANTOS

PDTE. C.E. ODONTOLOGÍA

 

ABRAHAM CARRUYO, LILIANA ASPRINO, RAFAEL GODOY (MIR)

REP. EST. CONSEJO UNIVERSITARIO

 

ERNESTO VIRLA (MIR)

PDTE. C.E. AGRONOMÍA

 

Fuentes : Periódico La Universidad del Zulia ; Diario Panorama, años 1958-1970.

A partir del 15 de mayo del 69 se comenzaron a plantear soluciones al problema presente en la Universidad del Zulia, mediante reuniones privadas entre el Rector Delgado Ocando y los miembros del Comité de Toma del Rectorado. Luego de algunos inconvenientes suscitados por la presencia de un representante del Ministerio de Educación entre las autoridades que recibirían las instalaciones del Rectorado[13] (Panorama, 20/05/69), el Comité de Toma culminó la misma el día 21 de mayo de 1969, en medio de un clima nacional de protesta social, y de desorganización de la lucha estudiantil universitaria.

El mismo día que fue entregado el Rectorado, la ciudad de Cabimas fue colocada bajo control militar para evitar que se siguieran sucediendo los disturbios estudiantiles y saqueos que se presentaron en los días anteriores. Además, una asamblea estudiantil en la facultad de ingeniería de LUZ culminó a golpes y tiros, con saldo de más de 40 lesionados. Aparentemente, ni los dirigentes oficiales de la FCU, ni los del llamado Comité de Toma, controlaban las acciones estudiantiles, las cuales comenzaron a anarquizarse en pequeños y constantes enfrentamientos callejeros con las fuerzas policiales y militares. En esto influyó el proceso de descomposición que vivían los partidos de izquierda, por el fracaso de la lucha armada y el actual proceso de pacificación; las divisiones que se estaban gestando en los partidos PCV y MIR llevaban a muchos de sus militantes a actuar por cuenta propia, sin contar con programas políticos claros en cuanto a los objetivos de las luchas que se impulsaban.

Por todo ello, no fue casual la desorganización y la falta de continuidad del movimiento de renovación universitaria. La renovación fue un aluvión que estremeció por varios meses a la sociedad venezolana, pero una serie de factores determinaron su pronta liquidación por parte de quienes controlaban el poder político en Venezuela.

En el desarrollo del movimiento de renovación en LUZ, sus principales promotores carecían de una estructura organizativa previa. Tanto el Movimiento de Izquierda Revolucionaria como la Izquierda Cristiana eran más tendencias políticas que partidos propiamente dichos. Incluso en el caso del MIR la renovación era promovida sólo por algunos sectores de ese partido y no por la totalidad de la organización, la cual además se encontraba prácticamente desmantelada por la fuerte represión desatada contra ella durante el gobierno de Leoni. Como es sabido, en 1969 el MIR atravesaba una profunda crisis interna que lo llevó a dividirse en tres fracciones: el partido Bandera Roja, fundado en enero de 1970; la Organización de Revolucionarios, fundada también en el 70, y el propio MIR que continuó con un sector de su dirección nacional. En abril de 1969 el MIR recién salía de la clandestinidad y negociaba su legalización con el gobierno de Caldera (Panorama, 19/04/69).

Por otra parte, el Partido Comunista de Venezuela y el Movimiento Electoral del Pueblo, partidos de oposición con fuerza significativa al interior de LUZ y más específicamente dentro del movimiento estudiantil (pues el presidente de la FCU era del MEP, y el PCV tenía representantes en su comité ejecutivo), no promovieron inicialmente el movimiento estudiantil renovador, y por el contrario se enfrentaron a él, pues lo veían como un cuestionamiento a su liderazgo en las estructuras estudiantiles. Además, estos partidos, junto a Acción Democrática y Copei, tenían intereses que defender dentro de la estructura universitaria burocrática que la renovación pretendía barrer. No por casualidad muchos dirigentes estudiantiles de estos partidos, alcanzaron a posteriori cargos como empleados y profesores de la misma universidad[14], participando del conocido reparto clientelar de cuotas de poder que tanto daño hizo al sistema político venezolano.

Muchos de los dirigentes estudiantiles de los 60  desempeñaron posteriormente roles principales en la vida universitaria y en la política venezolana. Es el  caso de Oswaldo Alvarez Paz, dirigente de Copei y gobernador del Estado Zulia en dos períodos; Carlos Altimari y Erwin Arrieta, quienes fueron ministros en el segundo gobierno de Caldera; Silio Romero, Oscar Belloso y Miguel Govea, dirigentes de Copei en el Zulia; Benigno Velásquez, dirigente de AD; Fernando Alvarez Paz, de AD y luego del MEP; Angel Lombardi, Rector de LUZ; Gastón Parra Luzardo y Jesús Esparza, que fueron vicerectores académicos; otros profesores de LUZ: Ramón Manzanilla, Felipe Rivero, Orlando Alemán, Rafael Echeverría, Ricardo González, José García, Eduardo Mora La Cruz (actual decano de Medicina). Los dirigentes estudiantiles que mantuvieron una actividad sociopolítica fuera de las estructuras institucionalizadas de participación, es decir, los partidos políticos, quedaron fuera de las estructuras de poder tanto en la universidad como en el Estado. Tal es el caso de Ernesto Virla y Rafael Godoy, por ejemplo. Demostración clara del peso que han ejercido los partidos políticos en la sociedad venezolana.

6. LOS APORTES FUNDAMENTALES DE LA RENOVACION.

Los aportes más significativos del movimiento de renovación universitaria, tanto del ocurrido en la Universidad del Zulia como en el resto de universidades del país, se pueden resumir en:

  • Se puso en duda el modo de producción de conocimientos que hasta ese momento imperaba: la rutina administrativa del docente, las clases magistrales y repetitivas, la ausencia de investigación en la labor docente.
  • Se elaboraron programas y pensa de estudios alternativos en cuanto a su mayor vinculación con la realidad del país y su perspectiva de progreso social.
  • Se desarrollaron formas organizativas que permitían una mayor participación de los estudiantes en la decisión y dirección de sus acciones de lucha.
  • Se bosquejaron, y en algunos casos se ejecutaron por corto tiempo, estructuras más democráticas dentro del cogobierno universitario (Lanz, 1990: 2).

En los puntos anteriores se dibujaba un programa definido de cambios por parte de quienes promovieron la renovación universitaria. En primera instancia, los estudiantes renovadores comenzaron por distanciarse de su dirigencia burocrática representada en la FCU y demás organismos estudiantiles, bajo la consigna “Estudiante, tú mismo eres el líder, incorpórate” (La Universidad del Zulia, 1969: 5)[15]. Instalaron las asambleas estudiantiles como máximos organismos de decisión, exigían la instauración de una asamblea general de toda la comunidad universitaria para discutir y decidir sobre los problemas de la institución, y la constitución de comisiones paritarias de estudiantes, profesores, empleados y obreros para llevar adelante la renovación. Su democracia directa no la limitaron entonces al movimiento estudiantil, sino que pretendieron convertir a la universidad en una institución de plena democracia, en la cual sus autoridades gobernaran sobre la base de compromisos adquiridos en asamblea ante toda la comunidad universitaria.

La democracia directa, sin intermediarios, fue entonces la consigna de la juventud universitaria venezolana. Era evidente que dicha propuesta chocaba frontalmente contra el sistema político de partidos que se había estabilizado desde 1958, basado precisamente en la delegación de poder que hace el pueblo a través del voto. Causaría horror a los dirigentes partidistas, acostumbrados a decidir en conciliábulos sobre el destino de la comunidad universitaria, tener que enfrentarse a las asambleas multitudinarias de estudiantes, en las cuales se colocaba en duda hasta su propia condición de líderes. Es indudable que la renovación, como ejercicio de participación democrática, sentó un precedente histórico en una sociedad que, siendo formalmente democrática, ha violentado los anhelos de la mayoría mediante las componendas entre los partidos, verdaderos usurpadores de la voluntad popular.

En segundo lugar, la renovación cuestionó profundamente el papel que jugaban las universidades nacionales como legitimadoras de la razón dominante y del orden establecido. Se planteó directamente la necesidad de que el conocimiento universitario se colocara a favor de un proyecto de desarrollo social en sentido nacionalista y popular, que superara los vínculos de dependencia neocolonial y promoviera el desarrollo independiente del país, en lo económico, político, social y cultural (Meleán, 1969: p.3.).

Pero el movimiento renovador no logró consolidar sus conquistas ni avanzar más allá por una serie de circunstancias, entre las cuales destacan los déficits teóricos de quienes la promovían, y las condiciones históricas concretas en que le tocó desarrollarse (Lanz, 1990: 2). La renovación no comprendió que sin una transformación global de la sociedad no se podían hacer modificaciones profundas en el establecimiento universitario; se pretendió hacer la revolución dentro de la universidad, obviando que la misma estaba inserta en un Estado capitalista dependiente que la condicionaba en todos los órdenes.

Por otra parte, es necesario mencionar que muchos de los dirigentes renovadores se inspiraban en un marxismo anquilosado y dogmático, predominante para la época debido a la gran influencia que tenía la URSS en el movimiento revolucionario mundial; esta limitación les impidió profundizar en un proyecto de renovación intelectual de largo aliento, que superara las visiones positivistas del marxismo ruso y su vocación sectaria. De igual forma, estas insuficiencias teóricas permitieron que muchas de las propuestas de la renovación fueran absorbidas de manera funcional por el status, como ocurrió con la tesis de vincular a la universidad con la realidad del país y contribuir al progreso social.

La burocracia universitaria se demostró incapaz de derrotar a la renovación oponiéndose a la misma. Como bien lo dijo en ese momento un dirigente de LUZ, “el movimiento de renovación es tan vigoroso que nadie se atreve a enfrentarlo” (Meleán, 1969: p.3). Quienes se enfrentaron a los renovadores salieron generalmente derrotados en las distintas asambleas. La mejor forma de detener y destruir a la renovación resultó entonces el decir que se estaba de acuerdo con ella, y ejecutar en la práctica otro tipo de medidas, que se disfrazaban con una retórica radical. Los dirigentes de los distintos partidos se declararon invariablemente partidarios de la renovación universitaria; con ello, la misma perdió sus perfiles propios y se diluyó en propuestas y medidas superficiales que le dieron continuidad a las fallas institucionales que se criticaban y que le habían dado origen.

Las críticas realizadas al modelo pedagógico imperante, en el cual los profesores tenían el monopolio del saber y realizaban una práctica docente excesivamente formal, burocrática, desligada del contexto social, perdió fuerza con el paso del tiempo, al no surgir una propuesta alternativa que replanteara sobre otras bases la actuación docente. De la misma forma, las asambleas como mecanismo de democracia directa perdieron legitimidad en la medida en que el movimiento comenzó a ser derrotado en las calles por las fuerzas represivas del régimen; la mayor estabilidad de las estructuras organizativas tipo FCU hizo que progresivamente recuperaran el control del movimiento estudiantil y terminaran de mediatizar las energías de cambio que por más de un año hicieron tambalear a las universidades venezolanas.

La intervención militar en la UCV y los allanamientos parciales del resto de universidades condujeron a fines de 1970 al hundimiento del movimiento de renovación universitaria iniciado en 1969. Sus profundos cuestionamientos a la estructura universitaria y al papel que las instituciones tenían como reproductoras del orden dominante, fueron sustituidos por la más elemental defensa de lo que ya existía, es decir, de la autonomía, ante la arremetida represiva gubernamental que buscaba no sólo descabezar al movimiento renovador sino imponer una reforma universitaria acorde a los planes desarrollistas que la burguesía criolla implementaba de común acuerdo con el imperialismo norteamericano y las compañías multinacionales. El resultado final de la renovación fue una universidad más mediatizada aún por las fuerzas del orden. La intervención y allanamiento militar a la UCV inició un proceso de descomposición del movimiento estudiantil, que vino a revitalizarse en 1987, cuando los partidos políticos (tanto de izquierda como de derecha) perdieron el control de las organizaciones estudiantiles a manos de los grupos “antipartido” (López, 1998: 133). Aunque también es necesario decir que los planes gubernamentales de reforma no pudieron implementarse a plenitud en las universidades, debido a la dura oposición de los sectores profesorales identificados con la concepción autonómica tradicional.

CONCLUSIONES.

El movimiento de renovación universitaria en la Universidad del Zulia se desarrolló a lo largo de varios meses entre 1969 y 1970, con la misma fuerza que se manifestó en el resto de universidades de Venezuela. Sus acciones, como la toma de las instalaciones del Rectorado, trastocaron la normalidad de la vida universitaria e indujeron a sus autoridades a promover la renovación por vía institucional. Entre sus logros fundamentales destacan:

  • La implementación de formas de democracia directa, o democracia participativa, sustituyendo el control tradicional que los partidos políticos han ejercido sobre instituciones, gremios y movimientos sociales.
  • La crítica a la pedagogía imperante en las universidades, sustentada en el dominio profesoral del conocimiento, las clases magistrales y repetitivas, etc.
  • Haber cuestionado la desvinculación existente entre las universidades y los problemas fundamentales del desarrollo del país en todos los órdenes. En algunos sitios se elaboraron pensa y programas de estudio alternativos a los existentes.
  • Los estudiantes luchaban por ideales; su protesta, aun estando enmarcada en la violencia, era bajo principios de nobleza y honestidad, en procura de un cambio social que en forma inmediata no les traería beneficios materiales.[16]

El fracaso de la renovación se debió a varias circunstancias, entre las que destacan:

  • La ausencia en sus dirigentes de un proyecto académico-pedagógico alternativo a las estructuras universitarias anquilosadas contra las cuales insurgió.
  • La debilidad organizativa de los grupos y sectores que promovieron la renovación, al no poder darle continuidad a las estructuras de democracia directa que se ensayaron durante el proceso.
  • Haberse producido en un momento en que el movimiento revolucionario venezolano se encontraba disperso y dividido debido a la derrota de la insurrección armada de los años sesenta y los efectos de la política de pacificación adelantada por el gobierno de Caldera.
  • La racionalización funcional que hizo la burocracia partidista que controlaba las universidades de las propuestas de la renovación.
  • Haber creído que la universidad podía ser transformada al margen de la sociedad.
  • La represión gubernamental contra las universidades, que llevó al movimiento a cambiar sus consignas de cambio radical por la defensa de la autonomía ya existente.

Pese a su fracaso, la renovación significó una importante circunstancia en la historia del pueblo venezolano. Hoy en día, el fracaso evidente de la democracia partidista y del capitalismo dependiente basado en la renta petrolera, contra los cuales lucharon los estudiantes de los años sesenta, demuestra que su lucha no era descabellada. La crisis estructural de la sociedad venezolana constituye hoy una reivindicación del conflicto social que diversos sectores, y entre ellos los estudiantes universitarios, promovieron hace treinta años.

La insurgencia del movimiento estudiantil es reflejo claro de la diversidad estructural del sistema capitalista, que no limita la lucha de clases a la confrontación entre patronos y obreros. Particularmente la formación social venezolana ha carecido de un proceso significativo de industrialización, y el peso de la renta petrolera en la economía ha determinado un gran sector terciario y de servicios que no se corresponde con lo reducido del aparato productivo nacional; por ello, las clases medias jugaron un papel político trascendental a todo lo largo del siglo XX; dentro de ese sector medio, los universitarios, y más específicamente, los estudiantes. A diferencia incluso de países latinoamericanos como México, Brasil y Argentina, en Venezuela han sido los estudiantes y no los obreros el grupo social que ha encabezado las luchas populares y revolucionarias.

La tradición de lucha de los estudiantes venezolanos generó toda una cultura de la protesta estudiantil. Prácticamente en Venezuela ser estudiante universitario era sinónimo de contestatario, revoltoso, anti-sistema, izquierdista. Quien militó en organizaciones estudiantiles conoció esa mística rebelde que formaba parte de la esencia misma del universitario. Ese proceso de construcción de una identidad colectiva entre los estudiantes universitarios facilitó el proceso continuo de luchas que duró más de 30 años, y que irónicamente sólo vino a apaciguarse en el contexto de la profunda crisis política del sistema democrático representativo que estalló a partir de 1989.

Finalmente, el carácter espontáneo y desorganizado de los movimientos sociales, enfrentados a las estructuras de organización tradicionales como los sindicatos y partidos, se expresó fielmente en la renovación. Las tomas y demás acciones de protesta fueron promovidas por grupos estudiantiles que actuaban al margen de las Federaciones de Centros Universitarios y de los partidos políticos mayoritarios. Su organización básica fue la asamblea, la horizontalidad, en contraste con las estructuras verticalizadas de gremios y partidos. Sus dirigentes no jugaron posteriormente papeles significativos en la estructura institucional de la universidad y del país en general, demostrando así que eran líderes naturales más que políticos profesionales. En la medida en que el movimiento de renovación decayó, sus dirigentes cesaron el protagonismo público. La renovación fue un movimiento de jóvenes fundamentalmente, la lucha se planteó sobre la base de objetivos ideales más que en reivindicaciones materiales concretas, la legitimidad de los líderes se basaba principalmente en componentes carismáticos y emocionales, y significó una ruptura radical con el orden universitario existente.     

BIBLIOGRAFIA:

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  • CASTELLS, Manuel. 1977. Movimientos sociales urbanos. Siglo veintiuno editores. 4ª edición en español. México (México).
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  • ORGAZ, Jorge. 1970. Reforma universitaria y rebelión estudiantil. Ediciones Líbera. Buenos Aires (Argentina).
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  • ROA, Pedro y Núñez Tenorio , J.R. 1971. En torno a la renovación universitaria. Editorial Nueva Izquierda. Colección Revolución. Caracas (Venezuela).
  • SOLES, Nancy. 1988. Proceso histórico nacional desde la perspectiva regional: La política universitaria nacional, la Universidad del Zulia y los estudiantes. 1946-1952. Universidad del Zulia. Maracaibo (Venezuela).
  • TÜNNERMANN, Carlos. 1983. La reforma universitaria de Córdoba. 2ª edición. FEDES. Colección universidad y post-secundaria. Caracas (Venezuela).
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  • VIÉNET, René. 1978. Enragés : Y situacionistas en el movimiento de las ocupaciones. Castellote editor. Madrid (España).

FUENTES HEMEROGRAFICAS

  • PANORAMA (diario). Años 1966-1970. Maracaibo (Venezuela).
  • LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA (periódico). Años 1958 a 1970. Universidad del Zulia. Maracaibo (Venezuela).
  • ·       EN EL OJO DEL HURACÁN (revista). Abril/septiembre-1995. Los años 60 : ¡que vivan los estudiantes ! pp.35-43. Caracas (Venezuela).

ENTREVISTAS

  • ALCALÁ, Aquiles. Entrevista. 6/10/97. Maracaibo (Venezuela).
  • DELGADO OCANDO, José Manuel. Entrevista. 28/10/97. Maracaibo (Venezuela).
  • MELEÁN, Eliécer. Entrevista. 19/11/97. Valencia (Venezuela).

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[1] Este texto es parte de un artículo publicado en el año 2000 con el título: “ESTUDIANTES Y CAMBIO SOCIAL. LA RENOVACION UNIVERSITARIA DE 1969 EN LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA”. Revista OPCIÓN N° 31. Abril de 2000. Facultad Experimental de Ciencias. Universidad del Zulia. Maracaibo.

[2] Los defensores de la concepción tradicional de universidad entienden que la autonomía es inherente al concepto estricto de universidad.

[3] La F.E.V. fundada en 1927 significó la reorganización de la Asociación General de Estudiantes, fundada en 1908 y entre cuyos dirigentes figuraron Salvador de la Plaza y Gustavo Machado, entre otros.

[4] Sobre el estudiantado de la Universidad del Zulia en el período 1946-1952 se han publicado los trabajos de Alvarez de Barboza, Irene. 1988.  “Proceso Histórico Zuliano: Los estudiantes universitarios y su universidad. 1946-1952”; Chirinos, Alida. 1988. “Un proceso regional a través de la prensa. 1946-1952”; y Soles, Nancy. 1988. “Proceso Histórico Nacional desde la perspectiva regional: Política universitaria nacional, la Universidad del Zulia y los estudiantes. 1946-1952”. No existen, hasta donde sepamos, trabajos publicados sobre el movimiento estudiantil de la renovación en LUZ.

[5] La autonomía fue decretada por el presidente Edgar Sanabria en diciembre de 1958. La autonomía universitaria aparentemente no constituía un objetivo específico de los sectores empresariales que apoyaron la caída del dictador ni de jefes políticos como Betancourt o Caldera. El decreto de Sanabria obedeció a la pérdida del control que sobre el aparato del Estado tuvieron las clases dominantes en 1958, y en cierta forma fue una de las conquistas populares del año 58.

[6] Ya con anterioridad hemos analizado estas tres concepciones que sobre la universidad se debatían en Venezuela a fines de los 60, en el artículo “Universidad, Política y Cultura. Años 60 vs. años 90”. Revista OPCION. Nº20. Julio  de 1996.

[7] Que en ese momento era conocida como UNZ : Universidad Nacional del Zulia.

[8] Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela, creada en Mérida en marzo de 1966.

[9] Recordemos que el MIR todavía estaba en la clandestinidad, y sus frentes guerrilleros (como el Antonio José de Sucre en el oriente del país) se mantenían en actividad. Uno de los dirigentes de la toma, Ernesto Virla, presidente del Centro de Estudiantes de Agronomía, participó en 1970 en la fundación del Partido Bandera Roja, y fue en la década del setenta uno de sus principales dirigentes. Hoy es profesor de la ULA.

[10] Actualmente médico radicado en Caracas, y presidente del Instituto Venezolano-Cubano de Amistad.

[11] Ninguno de estos representantes estudiantiles formaban parte del grupo que inició la renovación con la Toma del Rectorado.

[12] Los dirigentes estudiantiles de la DCU, Julio Portillo y Jaime Blanco, declaraban a Panorama el 24/04/69 que la toma era originada por la incapacidad como dirigentes de los líderes del MEP y del PCV, que “hizo que el estudiantado los rebasara en la lucha, pasando sobre ellos, actuando independientemente” y que ambos partidos “tratan de defender sus intereses políticos en la universidad, ...que al igual que todos los partidos, se verán afectados por un movimiento de renovación”.

[13] Los dirigentes de la toma declararon públicamente que el Dr. Adolfo Pons, representante del Ministerio de Educación, estaba armado con un revólver calibre 38, razón por la cual no se le permitió el acceso al Rectorado.

[14] Sin dejar de reconocer por ello a quienes ingresaron por sus méritos académicos.

[15] La consigna aparece en una pancarta fotografiada.

[16] A diferencia del momento actual, en el cual casi todos los movimientos estudiantiles realizan acciones sólo en función de aumentar sus cuotas de poder dentro de la estructura universitaria.

 



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