El castigo colectivo de Israel a Gaza debe terminar ya

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo el martes ante el Consejo de Seguridad de la ONU: "Para aliviar este sufrimiento épico, hacer que la entrega de la ayuda sea más fácil y segura y facilitar la liberación de los rehenes, reitero mi llamamiento a un alto el fuego humanitario inmediato". En su discurso, Guterres también criticó el asedio y el bombardeo que Israel está llevando a cabo en Gaza en represalia por el ataque que la organización Hamás perpetró el 7 de octubre, en el que murieron más de 1.300 ciudadanos israelíes:

"Es importante reconocer también que los ataques de Hamás no se produjeron en el vacío. El pueblo palestino lleva 56 años sometido a una ocupación asfixiante. Ha visto cómo su tierra era devorada por los asentamientos y asolada por la violencia; cómo se asfixiaba su economía; cómo se desplazaba a su población y se demolían sus hogares. Sus esperanzas de encontrar una solución política a su difícil situación se han ido desvaneciendo. Sin embargo, el sufrimiento del pueblo palestino no puede justificar los atroces ataques de Hamás y esos atroces ataques no pueden justificar tampoco el castigo colectivo del pueblo palestino".

El embajador de Israel ante la ONU exigió la renuncia de Guterres y agregó: "Nos negaremos a expedir visas a los representantes de la ONU […] para darles una lección". Estados Unidos presentó una resolución ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que proponía una "pausa humanitaria" en Gaza, pero Rusia y China la vetaron por considerarla insuficiente. Por su parte, Rusia propuso una resolución que pedía un alto el fuego absoluto en Gaza, que fue vetada por Estados Unidos y el Reino Unido.

Mientras tanto, el número de muertes en el enclave palestino continúa en aumento. Según el Ministerio de Salud de Gaza, al menos 7.000 palestinos han muerto desde el 7 de octubre, entre ellos casi 3.000 niños y niñas. Militares y colonos armados israelíes también han matado a más de 100 palestinos en los territorios ocupados de Cisjordania desde el 7 de octubre, lo que se suma al número récord de palestinos que han muerto a manos de israelíes en lo que va de 2023.

Desde 2006, Israel mantiene un bloqueo de carácter devastador en la Franja de Gaza y ha forzado a sus 2,4 millones de residentes a vivir en lo que se considera la cárcel a cielo abierto más grande del mundo. Israel limita el suministro de alimentos, combustible, agua y medicamentos a Gaza y controla quién puede entrar o salir del enclave ocupado, en un sistema de control que ha sido calificado de apartheid. La interrupción completa de suministros vitales que Israel ha impuesto desde el 7 de octubre a Gaza, agravada por los continuos ataques aéreos, ha dado lugar a lo que el comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina, Philippe Lazzarini, ha descrito como un "infierno en la Tierra". Lazzarini escribió al respecto: "Vecindarios enteros están siendo arrasados, junto con la población civil que vive en ellos".

Entre las personas que han muerto a causa de los bombardeos israelíes se encuentran la esposa, una hija y un hijo de Wael Al-Dahdouh, director de la oficina en Gaza de Al Jazeera Arabic, al que muchos denominan "la Voz de Gaza". Los familiares de Al-Dahdouh perdieron la vida como consecuencia de un ataque aéreo israelí cuando se encontraban en el sur de Gaza. El día después del bombardeo, la corresponsal de Al Jazeera Youmna ElSayed dijo a Democracy Now!: "Wael, al igual que muchos de nosotros y miles de palestinos, acató la orden de Israel de evacuar la zona norte [de la Franja] y la ciudad de Gaza, y trasladó a su familia al sur, al campamento de refugiados de Nuseirat. […] Cuando decimos que no hay un lugar seguro en Gaza, no estamos mintiendo. […] Solo quiero hacer una pregunta: ¿por qué nos pidieron que fuéramos al sur?".

La directora regional de la organización Oxfam para Medio Oriente, Sally Abi Khalil, declaró en un comunicado: "La situación es sumamente horrorosa. ¿Dónde está la humanidad? Millones de civiles están sufriendo un castigo colectivo a la vista de todo el mundo; no puede haber justificación para utilizar el hambre como arma de guerra".

La infraestructura sanitaria de Gaza está al borde del colapso. El doctor Hussam Abu Safiya, jefe de pediatría del hospital Kamal Adwan, del norte de Gaza, dijo a la cadena Al Jazeera: "Estamos desbordados por la llegada de decenas de niños y niñas heridos, moribundos y muertos. […] El ritmo de los ataques se está intensificando y nuestros suministros están a punto de agotarse. Cuando mañana se acabe el combustible, este hospital se convertirá rápidamente en una fosa común". Por su parte, el doctor Mohammad Abu Salmiya, director del hospital Al Shifa, el más grande de Gaza, afirmó que las inminentes muertes de los pacientes que dependen del suministro eléctrico para utilizar respiradores o equipos de diálisis constituyen un "asesinato premeditado".

El miércoles, en un discurso que pronunció en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, puso en duda el número reportado de palestinos que han muerto en Gaza: "No sé si los palestinos dicen la verdad acerca de cuántas personas han muerto. Sí estoy seguro de que han muerto inocentes, y ese es el precio de librar una guerra".

En febrero, meses antes del ataque que Hamás llevó a cabo el 7 de octubre, Haaretz, uno de los periódicos más influyentes de Israel, publicó un editorial en el que abordaba la aplicación del castigo colectivo como respuesta a esporádicos ataques de palestinos contra ciudadanos israelíes. El equipo editorial del periódico escribió: "Las leyes que autorizan a Israel a transgredir el derecho internacional y las reglas de ocupación no solo no detendrán el terrorismo, sino que también llevarán a Israel a ocupar el banquillo de los acusados en instancias internacionales".

El castigo colectivo de Israel hacia los palestinos no es nada nuevo. Pero este último asedio contra Gaza, que el académico israelí estudioso del Holocausto Raz Segal describió como "un genocidio de manual", debe finalizar de inmediato.



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Amy Goodman / Denis Moynihan

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