Hoy te sentimos más vivo que nunca, Carlos

Conocí un día a Carlos Lanz. Se me apareció de la mano de un compañero de lucha estudiantil. Allá en la siempre combativa Escuela Técnica Industrial de Valencia. Corría el año 1982, si mal no recuerdo. En los tiempos de militancia revolucionaria, de jugárselas todas por la vida y la redención de los explotados, de los pobres, del proletariado. Carlos estaba en un libro. Actor y autor, aunque de momento no lo identifiqué porque firmaba con un seudónimo (Gaspar Castro Rojas), como todo revolucionario clandestino. Lo importante de ese nombre era el alto significado político de sus iniciales: Grupos de Comandos Revolucionarios. Perseguía la unidad de los revolucionarios y la reivindicación de la lucha armada. En el libro relata una acción del quehacer antiimperialista de las guerrillas venezolanas en el marco de la lucha por la liberación nacional y el socialismo. William Frank Niehous, plenamente identificado como agente de la CIA por el movimiento revolucionario venezolano, fue secuestrado. Así fue como te conocí. Luego supe de ti, compa, por tus escritos esclarecedores de Primera Línea, como militante de la Desobediencia Popular, con Roland Dennis, Luis Ramírez y el Negro Villafañe.

Por ahí anduvo (¿anda?) el Proyecto Nuestra América. ¿Te acuerdas cuando plasmaste tu gran potencial teórico-político en lo que denominaste "El proyecto autónomo de clase"? Creo que en ese tiempo ya estabas en el Movimiento Revolucionario de los Trabajadores, el MRT? No preciso bien si fuiste parte del equipo de Al Rojo Vivo (seguro algún compañero por ahí me puede ayudar, el italiano o Mala Suerte). Después acompañaste a Hugo Chávez y junto con el profesor Navarro impulsaste el Proyecto Educativo Nacional, creaste el Movimiento Pedagógico Revolucionario, de tu pensamiento estratégico y militante nació el PTMS, ya abandonado a su suerte por la burocracia mercantilista. En tu siempre recta línea revolucionaria te dedicaste a crear equipos políticos revolucionarios por todo el país, incluso tenías varios en un mismo territorio que, guerrillero al fin, los tenías compartimentados. Éramos comunidades de aprendizaje para la investigación-acción con el método Invedecor, para el debate, la formación política, la defensa y el control territorial, el método táctico de resistencia revolucionaria, la guerra no convencional. En esta última ERES el más destacado investigador de inteligencia de fuentes abiertas.

Tanto que ni el marino que plagió tus tesis, enfoques, teorías, frases y palabras tuvo la moral de citarte (plagio es plagio). Pocos saben que el MTRR es creación tuya, que asesoraste en GnC tanto a los más altos oficiales de la FANB, que la develación del golpe azul fue obra tuya, que el caballo de Troya de la ayuda humanitaria tú lo anticipaste, presumimos que descubriste otras cosillas más por ahí que, especulando, pensando en voz alta y escribiendo en letra Times New Roman, 12 puntos, hicieron que fueras convirtiéndote en blanco, el más odiado, de unos malnacidos y malvivientes que decidieron que el 8 de agosto de 2020. Día sábado. En la mañana. Pandemia Covid-19. Semana radical. Prohibida la circulación nacional. Puntos de seguridad policial-militar a lo largo de las autopistas y carreteras. Solo pueden transitar vehículos y personas que posean salvoconductos muy bien justificados, era el día de tu asesinato.

El siguiente espacio en blanco está dedicado a los máscaras, a los que actuaron en las sombras. Hoy no merecen una línea más ni para recordarles a su génesis, ni siquiera un punto y aparte para insultarlos después del conectivo aquí seguimos, Carlos Lanz Rodríguez, hermano y camarada, "en la fragua de la corriente histórico social". Por cierto, por ahí andan Luis Ramírez, desobediente; Yonny Ríos, en la corriente, sembrando, escribiendo, haciendo poesía, resistiendo; Carlos Perola, con las Comunidades al Mando, Caleb en el barrio, con la gente, enseñándoles que Dios está en cada lucha de los pobres por ser libres e iguales, con dignidad. Nos estamos viendo. Un abrazo.

Yo pisaré las calles nuevamente

De lo que fue Santiago ensangrentada

Y en una plaza liberada

Me detendré a llorar por los ausentes

Pablo Milanés

 

josefranciscoochoav1@gmail.com



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