Cuando una especie pierde su condición de especie; por ejemplo, si los zancudos dejaran de picar, o las abejas olvidaran cómo construir la colmena, o los venados abandonaran las manadas y vivieran solitarios; entonces esas especies, sin dudas, estarían en peligro de extinción, son una noespecie.
Si observamos al mundo con detenimiento, sí hacemos un esfuerzo por elevarnos más allá de lo pequeño que nubla la vista, dejamos atrás las manipulaciones de los gobiernos, en nuestro caso nos empinamos por arriba de las mentiras de maduro y los hermanos rodríguez, o las payasadas de las elecciones gringas, o el hermetismo chino y ruso, si hacemos ese esfuerzo, encontraremos a la vida en graves dificultades. Veamos.
La pandemia nos deja una gran enseñanza: la humanidad se paralizó, durante un tiempo increíble, meses, y esa parálisis de la humanidad cambió al mundo, la contaminación se esfumó, los animales silvestres aparecieron asombrados, el clima mejoró, los mares se fueron limpiando, el aire se hizo saludable. Mientras el humano estaba confinado a sus celdas personales, la vida del planeta se benefició. Muestra irrefutable del daño que hace la noespecie a la vida planetaria.
¿Qué ha pasado, por qué esta especie se ha convertido en enemiga de la vida y de sí misma? La respuesta debemos buscarla en la causa de la pérdida de la condición de especie. Veamos.
La principal condición de la especie humana es la de vivir en sociedad, es su condición de ser social. No se concibe un humano viviendo en solitario, todas sus actividades fundamentales las realizan en sociedad, un humano en solitario es un ser en graves problemas físicos y mentales. Es así, el humano tiene una dimensión individual que se expresa dentro de una dimensión social, o mejor, que sólo se puede expresar sanamente en una dimensión social.
El hombre del capitalismo sistema que compendia todos los anteriores sistemas basados en el egoísmo, el individualismo, es un humano que perdió su condición de miembro de la sociedad, actúa en solitario, lo mueven sus intereses personales, y perdió de vista los intereses sociales. De esta manera, la suma de estos intereses individuales va conduciendo a la sociedad y a la vida a su destrucción.
Pensemos cuando el humano intenta actuar en la esfera social, pongamos por ejemplo la actuación social por excelencia, la política, preguntémonos: ¿Cómo el humano actúa en política? La respuesta es directa, actúa de manera individual, vota de acuerdo al candidato que promete garantizar sus intereses personales, así es fácilmente manipulado por otros humanos (políticos) que también son movidos por sus intereses personales.
Esa conducta asocial es reflejo de la conducta, de la ética del capitalismo: la competencia, la medida del valor por el lucro, el tener, atesorar. El capitalismo ha transformado toda la actividad humana en un comercio, en un intercambio de todo por dinero, por valor, todo es una mercancía sujeta de ser vendida y comprada, desde la relación amorosa hasta la salud, la educación. En esas condiciones la sociedad no vende, candidato que centre su discurso en el bienestar social pierde, el discurso debe ser el bien individual, esa es la mercancía transable, más convence una mortadela que un pensamiento social.
El rescate de la dimensión humana, de la condición humana es la tarea principal de estos tiempos, de ese rescate depende la existencia de la especie. El reto es difícil: cómo hacer entender a la gente que la verdadera realización de su individualidad está en la sociedad. Muchos de los que lo han intentado han muertos en la prueba, el primero murió crucificado, y la lista es larga y lamentable, a través de los siglos las masas han seguido bailando alrededor del becerro de oro y han elegido a sus verdugos y al camino de la extinción.
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