El feliz año es una letanía

Es que por años y lo mas seguro es que por siglos la expresión que brota casi al unísono de los labios del mundo, después del campanazo que anuncia cada nuevo año, se ha convertido tan sólo en un deseo frustrado de prosaica imaginación. O es que no se es capaz de ver que este mundo donde pulula esta humanidad rondante peligrosamente a la sazón de la barbarie, tan sólo tiene capacidad para expresarse en participación de menos del diez por ciento de la gente que la conforma y que disfruta a granel de los poderes, exhibe sus lujos y practica la arrogancia como actitud de desprecio y ultraje a las grandes proporciones de la población mundial.

A lo mejor para sus males, esa minoría desvergonzada de este mundo donde domina el anti valor del privilegio, podrían cantar una felicidad forzada en este año nuevo, siempre hostigada por una conciencia de culpa que nunca los deja, posando a sus cuestas para siempre el testigo de sus crueldad. Porque es que quién seria capaz de cantar con cencerros y cornetas un feliz año en el subcontinente indio o en el África más desasistida donde están condenados millones de niños a la más cruel hambruna que desde los siglos de la humanidad jamás se haya visto. Pero claro, los regímenes del privilegio son la dictadura del consumo impuesta a grandes sectores del mundo. Por eso sus grandes fiestas repletas de buen licor y ostentosa indumentaria ya son la costumbre perversa, que a todo trapo y cursilería tienden un alfombrado de oro en las avenidas de un año que ellos creen de absoluta posesión de ellos.

Como si los pobres fueran exánimes del tiempo. Es claro que aquí el derroche del consumo es la cortina descarada que pretende en vano empeño, tapar la pobreza del mundo convertida en la vergüenza del denominado mundo civilizado. Por eso en las noches de año nuevo, como en esta que se aproxima, cuando los altos representantes de los poderes imperiales del mundo injusto que se comparte, incluyendo el eclesiástico, expresen como siempre desde sus centros de poder el deseo de un feliz año para la humanidad, un chorro de hipocresía inundará sus podios tempranito en la mañana siguiente, como las de siempre, cuando mas de un billón de niños de este mundo no encontraren algún mendrugo que calme el hambre propiciada por el sistema consumista internacional.



(*) Ingeniero geológo
n_lacruz@yahoo.com


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Neri La Cruz (*)


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