Ruralidades

Piedad Córdoba dignidad

Acá en Venezuela sabemos poco de la honorable progenitora de tan valiente mujer colombiana. Mujer de la que la inmensa mayoría de sus compatriotas deben sentirse orgullosos en su amor a la tierra que los vio nacer, aunque por tan largo tiempo mancillada por la canalla oligarca y pisoteada por la bota extrajera.

Desde esta, la cuna del Libertador Simón Bolívar, hasta donde quiera que se encuentre en esa grandiosa tierra, orgullosa madre, le pedimos disculpas por estampar en el privilegiado espacio de su apellido ese otro don honorifico que significa dignidad. Es que este reconocimiento a la valentía también dignifica, como al de todas las madres, el vientre que parió a Piedad Cordova.

Ahora bien, este humilde reconocimiento, desde estas ruralidades venezolanas, no es más que una pelusa gramínica en la montaña que se alza en apoyo a los movimientos por la paz en Colombia que, como debe ser, se están ampliando en esta parte del continente americano, con el decidido apoyo de muchas agrupaciones de unos cuantos países a escala mundial. Un movimiento grandioso, liderizado por mujeres, con nosotros los hombres a la retaguardia pero acá con un paso al frente por el Presidente Hugo Chávez, quien escuchó el grito de los colombianos cuando dijeron: ¡ya basta de barbarie!.

A estas zonas rurales llegó la noticia de que las camaradas de INAMUJER están auspiciando, desde Caracas, un amplio movimiento de solidaridad con la lucha por la paz en Colombia y simultáneamente un fuerte apoyo a Piedad Cordova. Este será un movimiento que ayudará a gritarle al mundo que el país de Gaitán está combatiendo para conseguir la paz, torpedeada por una rancia oligarquía desde hace sesenta años y 60 mil muertos. Que los verdugos de esa oligarquía se adueñaron de los cuarteles y de las plazas públicas y no les dejaron más espacios a los hombres y a las mujeres del pueblo que las montañas. Y encima de tanta barbarie, los policías del mundo, por ahora mancillando el suelo colombiano, han motejado de terroristas a los de la diáspora.

Piedad Córdova está consciente del riesgo que corre. Pero lo enfrenta con valentía y el mundo entero debe enterarse que también ella está convencida que, como dijo El Quijote, “si los perros ladran es porque cabalgamos”. Pero los pueblos debemos cuidarla, pues los perros que hoy se adueñaron de la plazas de la Patria de Jorge Eliezer devinieron en hienas; afilados los colmillos con el esmeril de los hombres de la CIA y de la Cocacola. Tramados los dientes y convertidos en sierra del degüello por los bárbaros del Mossad israelita, entrenadores de los paramilitares de… ¡no diga nombre!.

Por su parte, ya los prófugos venezolanos, radicados en el “paraíso” de los terroristas mayameros, amancebados con el hermano menor del genocida mundial, sacaron las garras para arañar la honradez y fidelidad de las dos damas liberadas por decisión unilateral de los combatientes de las FARC. Y desde acá la prensa tarifada con dinero mal habido, empezó por descalificar la humanitaria tarea de Piedad Córdova. Se congracian con las oligarquías y los “contratistas” asesinos, en mala hora infiltrados en la población colombiana.

La lucha es dura Piedad. La canalla, por cobarde y carente de razonamientos, no da la cara para el intercambio de ideas o acuerdos. Se vale del zarpazo de las hienas amaestradas. Pero el pueblo colombiano es grande y va a reaccionar para gritar la verdad de Rosa Luxemburgo, si es que los barbaros persisten en el aniquilamiento del proceso por la paz en Colombia, de donde mas temprano que tarde saldrán los invasores y apátridas y volverán los patriotas, hoy diseminados en una sola diáspora por el mundo entero.

¡Que viva Colombia; que viva la paz, que viva la justicia!.


pedromendez_bna@yahoo.es






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Pedro Méndez


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