La conjura VIRUS

Es tan mortal el CORONAVIRUS se tendría uno que preguntar. La respuesta es simple; no porque no se muere quien tenga la enfermedad. Su índice de letalidad en el caso de la pandemia de coronavirus, conocer la tasa de letalidad real es un reto ante las dificultades para tener un registro fiable o mejor a quien creer. Uno debería saber si en San Félix mueren de otra causa más personas. El índice de letalidad del coronavirus no lo dice nadie en VENEZUELA

En España que si lo dicen, el índice de Letalidad del día de ayer fue 4,7%; 0,1% fue la de la Gripe Estacional y la de Neumonía es 0,2%

Sin pruebas exhaustivas y más precisión sobre la causa de las muertes, las comparaciones globales deben tratarse con precaución.

La cifra de tanta angustia global sobre el coronavirus es actualmente 4.7%. Esa es la proporción de personas que hasta el domingo por la tarde, murieron después de haber sido diagnosticadas con el virus: 32.137 personas de las 685.623 que dieron positivo para COVID-19 en todo el mundo.

Esa cifra se compara con una tasa de mortalidad de alrededor del 0.1% para la gripe estacional y del 0.2% para la neumonía en los países de altos ingresos.

Sin embargo, ese 4.7% no solo es cambiante sino frustrantemente poco confiable, tanto para los gobiernos que buscan calibrar su respuesta política como para los ciudadanos que intentan evaluar cuánto deben preocuparse: la proporción de personas que han muerto por la enfermedad varía notablemente de un país a otro.

Los investigadores advierten que hay tantas incertidumbres, sobre todo sobre el número real de infecciones, que sigue siendo casi imposible sacar conclusiones firmes sobre la tasa de mortalidad.

Mike Ryan, director ejecutivo del programa de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha esbozado cuatro factores que podrían contribuir a las diferentes tasas de mortalidad:

1. Quién se infecta

2. En qué etapa se encuentra la epidemia en un país

3. Cuántas pruebas está haciendo un país y

4. Qué tan bien están haciendo frente los diferentes sistemas de salud

Pero también hay otras fuentes de dudas, incluida la cantidad de víctimas de coronavirus que habrían muerto por otras causas si no hubiera ocurrido una pandemia. En un año típico, alrededor de 56 millones de personas mueren en todo el mundo, un promedio de aproximadamente 153.000/día.

Pruebas insuficientes

Podría decirse que la mayor incógnita sobre el COVID-19 es la verdadera cantidad de personas en todo el mundo que han contraído el virus. Sin esa información no se puede calcular una tasa de mortalidad precisa.

Hemos sido movidos como sociedad a un encierro que pospone la vida a un mundo donde la verdad y la realidad se desvinculan, la política ya no es el arte de gobernar, sino el hecho de establecer la aplicación del obedecer. Estar encerrados es también la posibilidad de conocer otra naturaleza, ya que no sólo vivimos bajo la idea de lo artificial, donde los animales y las plantas se convierten en algo lejano y distante, algo que no tiene un correlato en lo real sino en una imagen, en una opción en nuestra vida subsumida al espectáculo de internet. Y así, podemos decir que este Régimen de confinamiento nos ha interpelado a todos con algo nuevo: somos puramente artificiales, simbólicos y metafóricos, por eso lo único que nos puede redimir del encierro es pensar en un destino colectivo, la apuesta por los bienes comunes… el retorno realmente son los infectados: escasean los tests para el diagnóstico y muchos son casos asintomáticos o de un discurso que termina por centrarse en el encierro como una medida donde se aúnan la tecnología de la disciplina, el miedo y el control policial. En definitiva, por medio de la gestión de los riesgos en forma de política económica, se torna en un control de la vida social total de las personas (Deleuze, 2006; Foucault, 2007), que ven su libertad reducida a lo que puedan adquirir, a lo que puedan desarrollar en el marco intenso de la economía de mercado, que en definitiva no se toca, sino que se amplía a los que pueden generar mayor nivel de producción/consumo. Pero este encierro tiene un componente muy novedoso, las nuevas tecnologías y el uso de los informativos y los medios de comunicación como clave para generar un nuevo Estado, un estado de opinión.

La tasa de mortalidad, es decir, el porcentaje de personas infectadas con el patógeno que mueren.

Es preciso recordar que una tasa de mortalidad fidedigna compararía los decesos con el número total de infecciones, un denominador desconocido porque es altamente complejo analizar el alcance total de los casos asintomáticos. Y es que, en este grupo, son muchas las personas que se infectan y que no experimentan síntomas.

Tasa de mortalidad específica de una enfermedad, en este caso covid-19, nos estamos refiriendo a la proporción de fallecimientos en un período en una población concreta. Normalmente se expresa como el número de muertes por cada 1.000, 10.000, 100.000 o un millón de habitantes (dependiendo de lo pequeña que sea la tasa). Por ejemplo, multiplicando los fallecimientos por 100.000 y dividiendo el resultado entre la población total.

En cambio, la tasa o índice de letalidad se refiere al cociente de fallecimientos en relación a las personas que se han contagiado de dicha enfermedad, cuyo resultado se suele multiplicar por 100 para mostrar el porcentaje.



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Limin Wu Rodríguez

Médico y educador de oficio. Tratando de ser político, única manera de no ser idiota.

 wurrolimin@gmail.com

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