(Fragmentos de la realidad)

Enfermedades, vacunas y alimentos nutrientes para aumentar nuestras defensas naturales

En la larga y milenaria Historia de la Cultura o de la Humanidad, esa cuyos orígenes de vida como nuestros antepasados más directos han sido científicamente ubicados en AFRICA, han sido afectadas en su largo devenir, por una gran variedad de enfermedades que nos han atacado como seres humanos, llegando en algunos casos a diezmar una gran parte de los asentamientos comunitarios ubicados en cuevas, emplazamientos abiertos, en grandes bosques, extendiéndose esos daños e impactos mortales, hasta los más consolidados establecimientos humanos como caseríos, pueblos y ciudades. En sus dolorosos y dramáticos esfuerzos por enfrentarse a las grandes dificultades derivadas de su relación existencial con las floras, las faunas, las más exigentes dificultades topográficas, climatológicas, ambientales y de acceso a recursos como el agua y el fuego para lograr sobrevivir entre la naturaleza, los seres humanos hemos aprendido a desarrollar y consolidar una perspectiva de sustentabilidad vital como grupos étnicos o culturales. Han sido muy variadas y duras las diversas enfermedades humanas cuyo origen puede ser ubicado entre la fauna, la flora, el agua, el ambiente y la propia capacidad del complejo sistema de millones de células que nos conforman y mantienen vivos, pero que también pueden cultivar patologías o enfermedades desde los propios órganos, tejidos y demás componentes de nuestra estructura como seres vivos. Enfermedades como la temible peste bubónica o neumónica (causada por la bacteria de la Yersinia Pestis que la transmiten las pulgas que viven entre la piel de la ratas) que causó diversas oleadas epidémicas y pandémicas en Asia y Europa entre los siglos XII y XVII. Asimismo, se ubican las grandes epidemias de sarampión, tifus, paludismo/malaria, fiebre amarilla/vómito negro, viruela, cólera, gripes o influenzas como la gripe de los Estados Unidos (esta gripe no se originó en España, sino en poblados de Kansas y en la ciudad de Detroit) que afectó severamente a gran parte del mundo convirtiéndose en una mortal pandemia entre mediados de 1918 y finales de 1919, donde murieron cerca de 50 millones de personas (CERCA DE CINCUENTA MILLONES DE SERES HUMANOS) en un lapso de un poco más de 1 año. Es importante tener presente que entre 1914 y 1918 se había desarrollado la Primera Guerra Internacional del siglo XX iniciada y declarada por Alemania para intentar convertirse en la Gran Potencia Mundial del siglo XX y en este conflicto internacional murieron cerca de 8 millones de personas (CERCA DE OCHO MILLONES DE SERES HUMANOS).

Una de las enfermedades que ocasionó graves daños a los seres humanos durante siglos, con sus destructivos focos epidémicos y pandémicos, fue la viruela. Esta enfermedad es producida por un virus y desde la antigüedad aparece señalada en diversos escritos y representaciones gráficas con sus graves, supurantes, deformantes y mortales consecuencias contra los seres humanos. Desde el siglo X los chinos practicaban el método preventivo de la variolación, que consistía en aplicarle por la vía nasal, a las personas sanas, el polvo de las costras obtenidas de los niños afectados por variola minor, que consistía en una forma de viruela más benigna o menos agresiva. Estos métodos llegaron hasta Europa por medio de la denominada ruta de la seda, que permitía a los chinos trasladar productos para su venta e intercambio a través del Asia y llegando hasta la India, Afganistán, Persia y otras regiones. De allí, una gran parte de esas mercancías chinas junto a otras de Persia y La India llegaban hasta Europa. Esta enfermedad junto a otras muy contagiosas y mortales como el sarampión, llegaron a los territorios de América con las diversas expediciones españolas desde finales del siglo XV y en particular desde los inicios del XVI. Estas enfermedades no estaban presentes entre las patologías que afectaban a las diversas etnias o culturas que poblaban estos inmensos territorios e islas. Nuestros antepasados Caribes, Tainos, Arawacos, Azrtecas, Mayas, Incas y otras etnias con sus más variadas expresiones y conformaciones, eran "suelo virgen" frente a estas y otras enfermedades que circulaban en Europa desde hacía siglos, por ello los niveles de morbilidad y sobre todo de mortalidad constituyen una verdadera catástrofe demográfica, eliminando hasta un 80 % de las poblaciones originarias de América, entre el siglo XVI y el XVII. Las espadas, los cuchillos, los arcabuces, las escopetas, los perros entrenados para atacar y matar, los caballos apertrechados con protectores de metales al igual que sus jinetes, las horcas, los azotamientos y las sogas fueron utilizados como instrumentos de dominación y exterminio. Pero el gran trabajo de reducción y control masivo de las grandes concentraciones de población en las grandes ciudades de Centroamérica y Suramérica a partir del siglo XVI, fue realizado teniendo como aliados estas enfermedades altamente contagiosas y con grandes niveles de morbilidad y mortalidad entre las poblaciones originarias.

Esta grave y mortal enfermedad viral de la viruela, es de fácil contagio por medio del contacto con las secreciones de la boca, nariz y de los líquidos contenidos en las inflamaciones en forma de burbujas o pústulas que se expanden por la mayor parte de la cara y el cuerpo humano, con sus líquidos que van convirtiéndose en pus y finalmente en costras secas (todas esas formas son contagiosas) que dejan profundas huellas permanentes en la piel. Desde comienzos del siglo XVIII el método antiguo utilizado por los chinos es incorporado por los ingleses entre sus poblaciones coloniales en varias regiones del mundo y en el Caribe. Así llega a manos de los españoles que también, desde finales del siglo XVIII comienzan a usarlo tímidamente entre sus poblaciones bajo control colonial como América y Filipinas. A partir de 1774 el médico inglés Edward Jenner (1749-1823) partiendo de las observaciones que había registrado desde 1771, de cómo quienes ordeñaban vacas en el condado rural de Berkeley, al tener contacto con las ubres afectadas por una enfermedad pustular, se recuperaban de la enfermedad de las viruelas cuando aparecían ocasionando altas cifras de enfermos y fallecidos. Jenner experimentó aplicando el pus obtenido de las pústulas ubicadas en las ubres de las vacas infectadas en 1774 con una señora y sus dos hijos, ante un brote de viruelas. Este médico continuó experimentando y logró inocular con viruela de las vacas a un niño y luego de manifestarse la enfermedad vacuna en el niño, procedió a extraerle el material pustular. Con estos materiales procedió a inocular a su hijo y dos mujeres de su servicio doméstico. En 1796 procedió a realizar su experimento estelar o estrella (princeps) de vacunología con un niño inoculado con material de viruela de las vacas extraído a una ordeñadora contagiada. Después del éxito con sus experimentos utilizando el pus vacuno contagiado a humanos para inocular niños y mostrar su efectividad al ser sometidos a contagios de la temida viruela, en 1798 el médico Edward Jenner publica su trabajo sobre los efectos de la vacunación para enfrentar preventivamente la enfermedad de la viruela, recibiendo como es inevitable, el cuestionamiento de quienes se oponían frontalmente a este eficaz método preventivo, donde se construía un antídoto contra una enfermedad a partir de sustancias virales atenuadas de una enfermedad viral muy parecida y relacionada. De allí viene la denominación de vacuna porque esa primera construcción científica provenía de las vacas que forman parte del ganado vacuno.

Algunos profesionales con amplia experiencia en investigaciones en virología, bioquímica, parasitología y en procesos de construcción de vacunas, quienes no aparecen actualmente y en forma evidente conectados con los grandes laboratorios de las más poderosas empresas farmacológicas del mundo, han alertado que en el caso de un micro - organismo como el virus corona de la cepa SARS-CoV-2, tiene la posibilidad de recombinarse y en consecuencia mutarse más de 11.000 veces (MAS DE ONCE MIL VECES) y de allí la complejidad de construir una vacuna en el corto tiempo y que además ésta resulte totalmente eficaz para inmunizar preventivamente a los seres humanos que sean inoculados con este antígeno en todo el mundo. Deseamos que los distintos y múltiples equipos de investigadores que trabajan, de manera acelerada, desde muchos países y laboratorios del mundo actual, tanto privados como públicos, logren como el reconocido médico inglés Edward Jenner a finales del siglo XVIII, construir un antídoto y/o antígeno eficaz y capaz de evitar que el contagio del virus SARS-CoV-2 pueda derivar hacia una complicada y hasta mortal enfermedad como el denominado Covid-19.

Mientras los equipos de científicos y técnicos que trabajan desde todos esos laboratorios ubicados en las naciones más diversas y distantes del mundo, queremos insistir en que las medidas más eficaces en la actualidad para evitar los riesgos de contagio con esta agresiva cepa viral, consisten en asumir de manera responsable, sustentable, inteligente como es propio de las culturas humanas, las medidas que se recomiendan desde los diversos organismos e instituciones nacionales e internacionales de la salud, los cuales se fundamentan básicamente en el uso del acumulado del conocimiento milenario de la humanidad, actualizado y mejorado por los avances científico-técnicos, para reducir y evitar los riesgos de contagiarse con enfermedades muy expansivas, que nos atacaron en el pasado, como la viruela, el sarampión, las gripes o influenzas, el cólera, el tifus, la peste bubónica/neumónica, el paludismo/malaria, la fiebre amarilla, tuberculosis y muchas más que fueron enfrentadas con medidas de protección que reducían el contacto humano con los focos de transmisión o contagio. Las medidas de distanciamiento social, protección individual y colectiva constituyen el instrumento fundamental para evitar el contagio y frenar su expansión/propagación que aumenta los peligros para cada uno de nosotros, nuestras familias, vecinos y comunidades locales, regionales y nacionales.

Otra recomendación muy importante que tiene pertinencia para la actuales circunstancias de peligro de contraer un agresivo y peligroso virus (SARS-CoV-2) que ocasiona cuadros complicados y hasta mortales de enfermedades denominadas como Covid-19, y también para evitar que otros micro-organismos y agentes patógenos nos ataquen y ocasionen situaciones de riesgo para nuestra salud y nuestras vidas, es extremadamente importante mantener una alimentación orientada a consumir productos con altos aportes nutricionales, antioxidantes y orientados a fortalecer nuestras defensas o sistema inmunológicos. Nos sorprendemos cuando revisamos los aportes extraordinarios que tienen productos naturales disponibles como los mangos, guayabas, limones, cítricos en general, cambures, yerba Caracas o amaranto, plátanos, aguacates, jengibres, cúrcuma, semillas de linaza/lino, semillas de ajonjolí/sésamo, afrecho, arroz y harina integral, verduras, brócolis, ajos, piñas, lechozas, celery, repollo morado, yuca, papas, berenjenas, rábanos, cilantro, orégano, cebollas, pimentón, ajíes/chiles picantes y una larga lista de productos que también pueden sembrarse en pequeños espacios y utilizando abonos o compost preparados con desechos orgánicos de los productos procesados y desechados (conchas, semillas, frutas) en casa. Esta es la más importante medida preventiva para enfrentar esta y cualquier enfermedad oportunista, porque está orientada a fortalecer nuestras defensas naturales. También es interesante y recomendable leer un poco acerca de cómo se preservan y se alteran los sabores, colores, olores y texturas de los productos de las grandes industrias de alimentos con los famosos aditivos y conservantes químicos. Eso no la hará nadie por nosotros y tampoco ningún poder público, porque son intereses transnacionales de las empresas cuyos orígenes o casas matrices se ubican en las naciones más diversas y hasta aparentemente contrapuestas del mundo actual.



 



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Germán Yépez Colmenares

Historiador - Profesor de la UCV

 germilio.yeco@gmail.com

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