Alertas contra el Nazismo (II)

“Socialismo o barbarie”, grito con fuerza la inolvidable Rosa Luxemburgo (1871-1919). Extraordinaria polaca, nacionalizada en Alemania (para poder participar en la política alemana por medio de un matrimonio convenido con un amigo revolucionario), nacida un 5 de marzo de 1871. Trece días después, el 18 de marzo, estalla en París la inolvidable y heroica COMUNA DE PARÍS. La camarada Rosa, fue una de las principales combatientes en el seno del Partido Socialdemócrata Alemán, contra las traiciones teóricas y prácticas de los socialdemócratas, en particular las de Eduard Berstein (1850-1932), a quien se le atribuye la paternidad de la socialdemocracia alemana, y de sus tesis abiertamente conciliadoras con la burguesía alemana. Hoy como ayer, con lo que está pasando en Europa y en los Estados Unidos podemos examinar con propiedad cuanta felonía oculta la teoría socialdemócrata y cuanta perfidia esconden sus voceros propagadores. La Rosa Roja como se le conoce, debió salirse de aquel partido lleno de traidores a la clase trabajadora, y fundó con otros camaradas el grupo “espartaquista”, que luego se convirtió en el Partido Comunista Alemán. No le perdonarías su lealtad a la clase trabajadora: la asesinaron, casualmente los socialdemócratas, un 15 de enero de 1919.

En 1920, el Partido de los Trabajadores Socialistas Alemanes, al que había ingresado Adolfo Hitler, y que luego él convertirá en El Partido Nazi Alemán, se irá convirtiendo de un pequeño partido, en un partido nacional de masas. En 1925, Adolfo Hitler escribió Mi Lucha donde está condensada toda su doctrina nazista. Se trata de una visión intencionada y venenosa de la crisis alemana, cuya lectura prontamente se extendió por Alemania. Se irán configurando múltiples mitos, que pretendían atraer y unir a los ultranacionalistas alemanes. Se difunde la idea mal intencionada, de que los germanos eran viriles, fuertes, creadores y guerreros. Se pedía una obediencia ciega de las masas al Estado, al Partido y al Líder, es decir, de un fanatismo, de un irracionalismo que tanto caracterizó a la Alemania nazi. La quema de libros prohibidos, fue parte de esta locura fanática y animal. Un Estado proteccionista, autárquico, que integra la fuerza de trabajo bajo su dirección, particularmente con las obras de infraestructura. El Estado era el empleador principal. Luego el Estado nazi, va transfiriendo esta función controladora de la fuerza de trabajo, al sector privado. El Estado lo es todo, el individuo no es nada. En verdad, todo lo resumirá el caudillo, el mesiánico líder indiscutible: Adolfo Hitler autoridad suprema, que en España fue “por la gracia de dios” (Franco). Hay un manipulado culto a los héroes nacionales, exaltando el heroísmo, la patria, la valentía y el arrojo Era una sociedad fuertemente patriarcal, y como tal conservadora. Apelan a los valores tradicionales más conservadores, como el honor, la familia, la dignidad, los símbolos patrios, el trabajo, la obediencia y la eficiencia en el trabajo, el orden. Todos contra el comunismo, el desorden, los judíos, los masones, y la pluralidad sexual. Hitler estimuló la alta natalidad premiándola. Se exigía, un lenguaje anti-eros, manera de tener vitalidad, y controlar la sexualidad masculina, exigiendo el sexo dentro de “la misma raza” pura y aria. El mundo era de los fuertes, los débiles no merecen la gloria. El poder de la voluntad. Usaron con frecuencia las mitologías y las supersticiones religiosas. Frecuentemente movilizaron a sus seguidores con marchas, cánticos y símbolos aglutinantes. El caudillo era visto como un semi dios, efecto de la infatigable propaganda desplegada por el régimen: “Creer, obedecer y combatir”. Justificación del expansionismo militar por la vía de la superioridad racial. Del cuerpo geográfico europeo, Alemania era el factor central. Su crecimiento requería de mayor territorio, para su “expansión vital”. La razón queda por debajo de la voluntad. No es la razón sino la fuerza el arma necesaria para triunfar. El chovinismo, sacado de la manipulación de su historia y de los medios de comunicación, ayudó a crear una conducta xenofóbica delirante permanente. La Alemania aria era “la raza” superior, y todos los demás deberían estar bajo su dominio. La plutocracia, fue su destino. Inicialmente se plantearon un capitalismo de Estado, que en corto plazo, fue quedando bajo el control del capital trasnacional. Un presunto capitalismo de Estado, cuya consigna era: “Un pueblo, un imperio, un guía”. Hitler

Los nazis supieron estimular y manejar el miedo, y las frustraciones, hasta poder controlar al pueblo y a sus enemigos. Usaron la irracionalidad, para lograr la unidad. Lograron el control absoluto de la información. Se interesaron por controlar la educación y la familia. Practicaron la eugenesia y el darwinismo social. Impusieron el predominio de la acción sobre el pensamiento racional. El pacifismo es debilidad. Su rearme militar no solo le dio fortalezas, sino que logró descender el duro desempleo que azotaba a Alemania. Practicaron la eutanasia, el racismo biológico, hasta la crueldad. La raza aria blanca, era la pura, la mejor, la única que estaba apta para triunfar.

No pasó mucho tiempo, sin que las falsas promesas del falso nacionalismo nazista alemana quedaran al descubierto. Poderosas trasnacionales, cuyos dueños hablaban de democracia y libertad, eran los verdaderos financistas de aquel criminal régimen, y que a cambio de sus aportes, al gobierno de Hitler, éste les premió de múltiples formas. Familias y empresas tales como, la familia alemana Krupp, la empresa petrolera Texas Company, la Estándar Oíl, el Chase Manhattan Bank, La Ford, la ITT, La IBM, La Shell, La Esterlín, La General Motor, el Reichsbank, el Deutsche Bank, y otras de menor cuantía, hicieron jugosos negocios con el nazismo. Tal y como lo señalamos en el primer artículo, se comprueba así, que el fascismo se instala en un país, cuando la clase dominante interna y externa ve seriamente amenazados sus privilegios, y cuando los líderes populares en particular los de izquierda no logran entender el fondo del problema y no tienen respuesta correcta para sus seguidores. Razón tenía Antonio Gramsci; el fascismo no es sólo de la clase media y alta, también penetra en las masas, y no es cierto que después del fascismo venga el socialismo. Las dos cosas fueron demostradas con los hechos.

“De que sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena, si no se dice nada contra el capitalismo que la origina” Berton Brecht.

 Historiador y Profesor Universitario.

jesusm_vivas@hotmail.com

 

 

 

 



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Jesús M Vivas P.

Profesor Universitario con 45 años de servicio docente. PhD en Historia, egresado de la Universidad Complutense de Madrid. Más de 700 Artículos publicados a nivel nacional e internacional, mas de 60 años en la lucha revolucionaria, soy Jesus "Chucho" Vivas

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