Cómo gestionar la construcción de una ideología socialista

La viabilidad de las empresas socialista pasa necesariamente por dos aspectos fundamentales: el establecimiento hegemónico de la ideología socialista y la aplicación de herramientas de punta en materia de dirección, gerencia y supervisión que permitan definir la mejor estrategia de producción y mercadeo.

En ese sentido, gestionar la construcción de la ideología socialista pasa por la auto- transformación de las personas que dirigen, gerencian y supervisan la empresa capitalista. Requisito este necesario para apalancar la auto transformación del resto de los trabajadores de la empresa. En particular, el líder de esa empresa, proveniente de la vanguardia revolucionaria, tiene como tarea principal gestionar esa auto transformación, comenzando por sí mismo. A estas labores de transformación se agrega el estudio riguroso de técnicas productivas que permitan garantizar la supervivencia y crecimiento de la empresa. Esto, a fin de crear las condiciones para el desarrollo de una economía socialista alternativa a la capitalista, que le de viabilidad al nacimiento y consolidación de empresas socialistas a lo largo y ancho de los diferentes sectores económicos del país.

Ante este escenario, cabe preguntarse, ¿Cómo, gestionar un cambio ideológico? o ¿Cómo, gestionar la auto transformación propia y la del resto de los trabajadores de una empresa?

La auto transformación del líder o de los líderes de este proceso de cambio ideológico constituyen la pieza clave y fundamental para la concreción de las empresas socialistas. Esto, por cuanto, son ellos los únicos con el poder ideológico y material, sobre el resto de los trabajadores de la empresa, para enfrentar el problema de cambiar las prácticas productivas que reproducen la ideología capitalista. Sin embargo, esta auto transformación sólo se puede lograr cuando dichos líderes se hagan consciente de la naturaleza de las ideas que le sirven de fundamento a las distintas prácticas cotidianas de la que se valen para desarrollar su vida social productiva y cultural. Tarea esta que lo llevará a negar las prácticas productivas de dirección capitalistas y a plantear otras de carácter socialistas.

Por otra parte, la negación de las prácticas productivas capitalistas por otras socialistas creará las condiciones para un choque frontal con las prácticas productivas de la gerencia y supervisión de la empresa; así como, con las del resto de los trabajadores que reproducen una ideología capitalista y que literalmente le trataran de obligar a realizar una práctica social productiva acorde con la misma. A esto, nos referimos cuando planteamos la auto transformación del ser humano; a saber, hacerse consciente, mediante el cuestionamiento y la negación de las ideas subyacentes en esa cotidianidad, de las prácticas capitalistas que desarrollan de manera “habitual” todos los trabajadores. Donde el hábito, la cultura o ideología, como quiera llamársele, se nos enseña, desde muy corta edad, mediante el permanente reforzamiento que hacen el resto de los seres humanos alienados por el modo de producción hegemónico capitalista.

La auto transformación de los líderes de las empresas capitalistas estimularán y, a fin de cuenta, impondrán prácticas productivas nuevas, socialistas; cuya praxis responda a un nuevo sistema de ideas cuya valoración sea distinta a las impuestas por capitalismo. Este nuevo sistema ideológico debe ser practicado y consolidado en su eficacia y consistencia por todos los trabajadores, comenzando por los líderes, probando así su superioridad respecto al sistema ideológico capitalista. En ese momento, se pasará de una praxis productiva revolucionaria y consciente cuya sostenibilidad exige firmeza y persistencia de los líderes; a una práctica socialista inconsciente, “cotidiana y habitual”, cuya expresión concreta será el carácter lógico y natural de las mismas para los trabajadores de la empresa socialista.

De allí, que para impulsar la auto transformación del resto de los trabajadores de la empresa cabe preguntarse, ¿La dirección y gestión de la empresa es un hecho individual y aislado de uno pocos “iluminados” contratados por el capitalista o puede ser el resultado de una voluntad colectiva que actuando de acuerdo a un plan previamente consensuado involucra la participación de todos los trabajadores de la empresa, desde las distintas funciones o habilitadas que se posean? ¿Es posible ejercer una dirección, una gerencia o supervisión distinta a la autoritaria y arbitraria que solo vigila el cumplimiento de las metas de trabajo impuestas a los otros trabajadores? Y por último ¿Es posible crear esas nuevas prácticas socialistas en una empresa que todavía no tiene la disciplina y organización capitalista que garantice su productividad y donde privan las expresiones ideológicas capitalista más oportunistas y miserables en el seno de los trabajadores?

En ese sentido, las prácticas productivas socialistas serán el resultado de la planificación participativa de todos los trabajadores en el plan de negocio de la empresa; así como, de las permanentes reuniones de seguimiento y control semanal, mensual y semestral con participación, igualmente, de todos los trabajadores.

Serán esas prácticas socialistas, donde la opinión de cada trabajador o trabajadora sea valorada de acuerdo a su aporte económico e ideológico con el socialismo; junto a una distribución progresivamente ajustada a la necesidad de cada trabajador, la que abran las puertas a la auto transformación de todos y cada uno de los trabajadores de la empresa socialista. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo.


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Néstor Aponte


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