¿Si están en contra del sistema de orquestas por qué no se han entrompado con Chávez?

La controversia acerca del encuentro que sostuvo el maestro José Antonio Abreu con los cantantes Juanes y Miguel Bosé ha dejado al descubierto un asunto de fondo: muchos cultores, intelectuales y opinadores revolucionarios –más allá del asunto de si el Concierto por la paz es una traición– nunca han estado de acuerdo con la generosa subvención ni con el gran apoyo público que el Estado bolivariano le ha otorgado siempre al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela.

También ha dejado claro que algunos de esos cultores, intelectuales y opinadores tienen una pésima opinión personal acerca de Abreu, a quien consideran un aprovechador astuto y taimado. Incluso, varios de ellos y ellas, llegan al extremo de sugerir que Gustavo Dudamel es un fiasco.

¿Cuál es el problema de que piensen así? Bueno, ninguno, cada quien que piense lo que se le antoje, especialmente los que arrastran la enorme frustración de no tocar ni siquiera gon. El problema es que muchos de esos intelectuales y opinadores han ocultado celosamente esos duros criterios durante un montón de años. Inclusive, algunos han llegado al extremo de fingir que admiraban a Abreu, a Dudamel y a su sistema. ¿Por qué habrán hecho algo así?, ¿acaso son hipócritas redomados? Yo creo que lo hicieron por disciplina frente al líder, porque saben que el principal promotor de esta iniciativa cultural ha sido el Presidente Chávez. Ahora, como Abreu les dio la oportunidad, han encontrado el momento para desahogarse. O tal vez, por la muy comprensible calentera que les dio el amapuche de Abreu con Bosé y Juanes, no pudieron seguir guardando las apariencias.

Sin embargo, el desahogo de esta gente ha tenido un límite, a mi juicio rayano en la cobardía. La mayoría de esas personas, ni siquiera en estas circunstancias, se ha atrevido a criticar a Chávez por darle tanta plata al viejito Abreu ni por presentarlo como un orgullo del país entero. Claro, tienen la excusa de que el Presidente está enfermo, pero ya sabemos que cuando estaba sano tampoco lo hacían. En cambio, se vuelven muy enérgicos y firmes en sus puntos de vista cuando sale cualquier otro revolucionario (que no sea Chávez) a darle un voto de confianza o un espaldarazo al Sistema de Orquestas.

Los guerreros revolucionarios –casi todos digitales, por cierto– se ponen en una onda de sinceridad hiriente. A la persona No-Chávez que ose apoyar al señor Abreu le dicen hasta en qué tono sonará su última fanfarria: contrarrevolucionario, tonto útil, derechista infiltrado, promotor de la música imperialista centro-europea, cómplice del ancianito rolo e`vivo, cogido a lazo por la industria cultural capitalista, etc., y así, en interminable obstinato.

Viendo a esa jauría de revolucionarios comerse a otros, me pregunto: ¿si han estado siempre en desacuerdo con el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Venezuela por qué nunca han entrompado al Comandante? ¿Por qué no han promovido un debate medular sobre si un Estado socialista debe patrocinar iniciativas como esa, que supuestamente remiten a una cultura elitesca y ajena a nuestra idiosincrasia? ¿Qué sentido tiene caerle encima a cualquier camarada que, por la razón que sea, opine a favor del Sistema de Orquestas y, al mismo tiempo, hacerse los desentendidos ante la realidad palmaria de que el impulsor fundamental de ese proyecto, desde el bando revolucionario, ha sido y es el Comandante Chávez? ¿Si el problema de uno es con el director de la orquesta, por qué pagarla con el que toca el corno francés?.

clodoher@yahoo.com


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