A propósito de “El Porteñazo”

Al Profesor Vladimir Acosta

Como asiduo oyente de sus programas culturales e históricos, me permito hacerle la presente nota que me parece pertinente, en consideración a que ambos creemos en la necesidad de preservar nuestros legados históricos que sin duda son columnas importantísimas para la formación de la juventud y el fortalecimiento del proceso de transformación social, económico y político que se engendra en nuestro país.

El caso es que en referencia a su programa televisivo dedicado a “El Porteñazo” usted emitió algunas informaciones que no se ajustan a la realidad de ese evento. Por ejemplo, usted dijo que los estudiantes del Liceo “Miguel Peña” fueron quienes emboscaron a los soldados que asaltaban por la Alcantarilla, y la verdad no es esa, los soldados del Batallón Carabobo que venían de Valencia a Puerto Cabello y dirigidos por el Subteniente Oscar Sandoval Celis fueron enfrentados por Infantes de Marina que estaban situados en ese lugar y estaban comandados por el Alferez de Navío Sierra Acosta, ambos básicos de la misma promoción.

Así mismo, en lo referente a la actuación del Padre Padilla, quien en ese acto humanitario arriesgaba su vida, usted afirma que el eclesiástico lo hacía por otros motivos, cónsonos con la actuación de los actuales dirigentes de la Iglesia católica venezolana. Lo cierto es que el Padre Padilla se encontraba en La Alcantarilla acompañando a los Infantes de Marina que se habían sublevado en contra del Gobierno de Rómulo Betancourt, ya que el sacerdote era el Capellán de la Base Naval de Puerto Cabello y como era su deber, asistió a un ser humano que se encontraba moribundo.

Me ha motivado hacerle notar estas pequeñas imprecisiones en consideración a que seguramente fue mal informado de esos acontecimientos, que para nosotros los porteños aún están vivos en nuestras mentes, puesto que en ellos participaron familiares, amigos, vecinos y compañeros de estudio.

Como usted comprenderá, la intención de esta nota es para evitar que enemigos de este proceso de transformación se apoyen en esta versión, para descalificar a una persona como usted que siempre ha dado demostraciones de claridad y veracidad en sus intervenciones.

Considero muy importante esclarecer los hechos históricos para no caer en la práctica deshonesta que realizaron los adecos de tergiversar los acontecimientos, especialmente los de la historia contemporánea de Venezuela. Tal es el caso del derrocamiento del Presidente Isaías Medina Angarita, ellos afirman que fue derribado del poder por una Junta Militar liderada por el Coronel Delgado Chalbaud y los Mayores Pérez Jiménez y LLovera Páez y no mencionan las intervenciones de Rómulo Betancourt y de los otros adecos que en su mayoría conformaban esa Junta. Esta versión se lee en los textos de Historia Contemporánea de la Universidad Simón Rodríguez y de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). También es notorio como dan cifras insignificantes de las víctimas mortales tanto de El Porteñazo como de El Caracazo, muy alejadas de los elevados números verdaderos.

Para los habitantes de Puerto Cabello ha sido tan importante y tan destacado “El Porteñazo”, como lo mencione antes, que es imprescindible aferrarse a la verdad de lo que allí ocurrió. Los porteños siempre tendrán presente como la Aviación del gobierno adeco bombardeó al Fortín Solano sin importarle la vida de los residentes de las barriadas en que estaban situadas en las faldas del cerro. Igualmente, será inolvidable como atacaron con fuego de cañón los tanques de guerra al Hospital del Seguro Social ocasionando la muerte de mujeres parturientas, ancianos y pacientes hospitalizados en ese centro.

Sería muy conveniente divulgar a los jóvenes los procedimientos que practicaron luego las autoridades gubernamentales dirigidas por Carlos Andrés Pérez quien era el Ministro de Relaciones Interiores, que abrieron juicios militares a muchos de los estudiantes que protagonizaron esa justa, sin importarles si eran menores de edad, y que fueron confinados a la Isla del Burro, y otros que por la persecución y asedio debieron irse a las montañas y ocultarse para evitar los consabidos horrores de las torturas acostumbradas por los agentes de la Digepol.

Los porteños jamás olvidarán los horrores de “El Porteñazo”, a los centenares de muertos en las calles que eran recogidos en camiones de volteo y vaciados en una fosa común en el Cementerio Municipal. Ni tampoco a los jóvenes venezolanos que como soldados irrumpieron en la ciudad y encontraron la muerte, que fueron tan numerosos los fallecidos que el gobierno los colocó uno junto a otro en el andén de la estación del Ferrocarril e hicieron varias filas. Imborrables los olores nauseabundos que perduraron varias semanas en la ciudad originados por los fallecidos insepultos.

Se podrá apreciar la veracidad de estos criterios en el digno pueblo porteño que en todos los eventos electorales realizados en esta época revolucionaria ha sido derrotada aplastantemente la contrarrevolución.

No volverán.

PEDRO R, QUINTERO GAMBOA

Dirección electrónica: prqg@hotmail.com


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Pedro Quintero Gamboa


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