Antes de las 11 de la mañana de este martes 23 de agosto la marcha de trabajadores públicos, activos y jubilados, salió del Ministerio de Educación, en la esquina de Salas. Minutos antes, por la avenida Urdaneta, comenzaron -literalmente- a desplegarse los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) que cerraron el paso desde la esquina de Santa Capilla.
Y también tomaron posiciones los uniformados de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que colocaron las barreras -conocidas como “mariposas”- para impedir que la protesta llegara a la sede del Ministerio de Finanzas, en la esquina de Carmelitas.
En cuestión de minutos, los manifestantes quedaron encerrados en una esquina: la de Altagracia, frente a la sede del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS).
Zapatos rotos, huesos descarnados, pancartas y consignas volvieron a ser los protagonistas de esta movilización.
Varios mensajes enviaron los trabajadores al mandatario Nicolás Maduro.
“Ya basta, carajo”, expresó el enfermero José Cádiz, poco antes de encontrarse con la barrera policial y militar que impidió que la marcha llegara al Ministerio de Finanzas.
También se dirigieron a los funcionarios que les impidieron seguir su ruta.
Profesores, maestros, jubilados, pensionados y dirigentes sociales no pudieron dar un paso más para exigir que sea derogado el instructivo -al que llaman “destructivo”- de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre).
Leida Brito, conocida como “la abuela del casco rojo”, intentó dialogar con los funcionarios de la PNB y la GNB que les impidieron el paso al Ministerio de Finanzasl. Ellos también pasan hambre, subrayó.
Pero de nuevo reiteraron que se mantendrán en la calle a fin de defender sus derechos laborales y las contrataciones colectivas.
