La política por medio del armamento

Después de la segunda guerra mundial EEUU se transformo en la democracia y economía militarizada mas deformada del mundo, según datos publicados que distan mucho de reflejar por completo el estado de cosas sobre el armamentismo y el narcotráfico bastiones de las finanzas subterráneas estadounidenses.

Los países que pertenecen al armónico Consejo Permanente de Seguridad de la ONU, no pueden esquivar las guerras o la eliminación de la producción del arsenal bélico, porque estas son decisivas en la vinculación del conjunto de elementos políticos-militares que permiten que el sistema capitalista sea global. Y esta alianza, es de tal intensidad que deben desarrollar un conflicto local, convirtiéndolo luego en un conflicto regional para que tenga resultado geopolítico.

Esta política de defensa-económica se irradio por todo el mundo. La carrera armamentista es una pesada carga fiscal sobre los pueblos reporta la desocupación, la deuda externa, con ella la dependencia y con esta la perdida de soberanía. Los inmensos recursos que gastan los EEUU en fines militares son directamente proporcionales a la pobreza en el mundo, porque los procesos que operan la economía militar hallan su expresión en la política.

Todas las naciones de Europa después de la segunda guerra mundial, debilitados como quedaron aceptaron sumisos la dirección política de EEUU por décadas, solo con el euro en parte se liberaron. Ahora, la dirección política-económica debilitada al extremo con Bush se fortalece con Obama y con este el recrudecimiento de la lucha competitiva de los mercados mundiales con dos nuevos actores China y Rusia de su lado, incrementan las discrepancias en la comunidad atlántica.

La estrategia y la táctica política emplean el instrumento de la guerra como un medio de presión y regateo político. Se empieza con las bases militares para influir en el razonamiento de las reacciones políticas, con las doctrinas militares calculadas con anticipación y caracterizadas por la tendencia a no hacer uso de la totalidad de las fuerzas disponibles, y con la posibilidad de retirarse a tiempo de un riesgo mayor por el precio de ventajas políticas y económicas inmediatas, siempre conseguidas, por la naturaleza militar en toda gestión.

Estos conflictos o guerras, por su naturaleza política e iniciados desde afuera no son un fin en si mismo, sino que constituyen exteriorización de una geopolítica medida en cuanto al riesgo y fin pre estudiado. Estas acciones provocan pánico económico y psicología de guerra en las naciones vecinas; el bombardeo a Angostura en Ecuador es uno de estos hechos, las bases militares norteamericanas en Colombia es otro conflicto provocado para que tenga alcance regional con fines políticos-militares-económicos. Desarrollo una carrera de armamento y dividió a sus actores en UNASUR.

Realmente, EEUU no necesita de bases militares para presionar militarmente a Venezuela, es una presión psicológica y estratégica para desviar sus verdaderos propósitos, el control del narcotráfico colombiano y su alianza con Brasil para enrumbarlo como imperio regional. En caso de una guerra con Venezuela, el empleo de misiles lanzados desde submarinos destruiría en unas horas los centros económicos del país. La época de apoyarse en gigantescas bases aéreas esta pasando de moda o solo sirve para naciones como Afganistán, Irán o Irak, pero, Venezuela con una amplia frontera marítima, un portaviones situado lejos de la respuesta aérea venezolana y submarinos es mas que suficiente. Las bases militares representan una presión política y una propaganda imperial de superioridad que corrompe y deforma la mente de cientos de millones de personas que, a pesar de la crisis económica-política del capitalismo, estas gentes caen en las consignas del “capitalismo popular y del estado de prosperidad general. Y, en efecto, es imposible convencer a los pueblos de nuestros países que temen permanentemente por su mañana, de que el “capitalismo-militar se ha vuelto popular y que reina en la prosperidad general”.

A pesar de que las ideas socialistas que gustan a los trabajadores y a los pueblos de los países donde se aloja un tercio de la humanidad, estas no han podido vencer definitivamente por la amenaza militar que rigen la política de estas naciones.

La guerra para construir la paz, viejo pero nuevo slogan de Chávez y Obama, no elimina la guerra de la sociedad.




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Raúl Crespo


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