Loquitos y suicidas del sistema

La derecha política, esa misma que cuyo sueño son los reinados del uno sobre el otro, la misma cuya semántica vital es el lenguaje del libre mercado y la anulación intervencionista del Estado por parte de la plutocracia (para ella hacer desastre), parece dar tumbos hoy y sólo atina a huir hacia adelante, como se dice, hacia el frente de sus propias desgracias, como si quisiera suicidarse, buscando líos por doquier antes de hundirse, como para crear conmoción -se dirá- y medrar del caos después, intentado tapar el sino de su hecatombe. Se le medio revuelve el esquema de trabajo -su sistema capitalista y neoliberal- y ya tiembla como un ranchito de naipes ante el viento.

Es lo que se palpa a medida que pasan los días y se nota tanta locura en el mundo. Hoy nomás hay reportes de que en Alemania se incrementa la actividad violenta de sus huestes extremadas, la ultraderecha. El fascismo del Hitler exterminador anda por ahí flotando, esperando apenas las condiciones para tomar el poder y, nuevamente, intentar fundar su imperio de los mil años. Y como que le soplan vientos favorables. Es lo que ocurre a la ideología derechista cuando se encuentra en problemas, cuando se le dibujan crisis para seguir vendiendo su imagen de gran panacea política y sistema de gobierno; cuando no puede mantener el orden a través de las vías convencionales, estupidización mediática incluida. Su orden del día es el engaño, la pantalla, la facción, la tergiversación; como si dijéramos, el legado de Goebbels a la enésima potencia en ejercicio.

Bajo su mecánica y óptica de gobierno, no habría problemas, esas crisis y pobres del mundo, ni tanto idiota por allí perdiendo casas o empleos, renegando de su sistema tradicional de gobierno; porque de cuajo los erradicaría al volverse molestos al estatus. No necesariamente los campos de concentración tiene que ser como los de Auschwitz y otros del pasado, donde abiertamente se cremaban cuerpos humanos; el ingenio moderno permite camuflar muchas cosas y hacer pasar como "progresista", vía educación de las masa y engaño mediático, cualquier barrabasada contra el hombre. ¿Para qué dar ejemplos? Duele la lengua y los dedos de tanto citarlos o teclearlos, respectivamente.

Y eso fue lo que dijo McCain (el candidato a la Presidencia de los EEUU) que quería ser: un gran tirano, un dictador, cosa muy soñada por su persona, según confesión propia. Porque resolvería con mano de hierro los problemas, sin estúpidos Congresos o Cámaras del Senado que diserten sobre las medidas a tomar para combatir críticas contingencias. Porque a eso tiende, naturalmente, semejante enfoque político cuando se encuentra aquejado: a hacer locuras, a extremarse, a huir hacia el frente, a proponer que, si se hunde él, el el mejor esquema político, se hunde el mundo completo. Y hay que entender que, en el caso de McCain y su "mano de hierro" para resolver rollos, hay una referencia expresa al uso de la violencia para imponer cosas. Ni más ni menos.

Hay que creerlo. No esperaría gran tiempo para sacar el dinero de los contribuyentes y salvar a la banca, y no dudaría en sofocar la protesta ciudadana derivada con comandos de choque élites antimotines. ¡No joda, aquí pierden sus casas y empleos y se me callan, carajo! ¡Joder a otra parte! ¡Vivimos en los EEUU, el país que ha de ser modelo de felicidad para tener alta la moral ante el saqueo y el expolio al que hay que someter el mundo de los más pendejos! He dicho.

Pero no es sólo el fascismo el síntoma de la cabra loca y desesperada que es la derecha política ahorita, en problemas para mantener su modelo, en crisis finanaciera. Es todo, compadre. El fascismo es la encarnación en uno, en un personalismo, de un estado de demencia colectiva. La locura de los que tienen cuando se sienten amenazados por los que no. Y en tal caso, hay que tomar medidas extremas -es su determinación-: matar, desaparecer, cremar, bombardear, encarcelar, controlar, restringir, censurar, aniquilar, aprisionar y tantos otros infinitivos. Metido el sistema a cabra loca, como llevamos dicho, no tienen que sorprender sus demencias, por más que se esfuercen sus medios de comunicación manipuladores en presentar la noticia como "actos y hechos necesarios" en aras del orden y la paz. Que se suiciden los que pierden empleos y casas es "normal" –nos venden-, como habrá de serlo que, a un nivel más serio, se aproveche un evento catastrófico, como el huracán Katrina, por ejemplo, para ajusticiar a cinco o seis mil ciudadanos "incómodos" al establishment –nos ocultan-, como dice que ocurrió una actual candidata a la presidencia de los EEUU.

La crisis del sistema financiero se encadena en el mundo capitalista, como también se encadena la sevicia de los gobiernos al actuar salvando banqueros en vez de pobres ciudadanos en problemas. Noruega, Finlandia, Inglaterra, Alemania, además, por supuesto, del ojo del huracán, los EEUU. En efecto dominó, la plutocracia del mundo estrecha defensas y diseña planes de contingencia, que a la final no son más que de ataque y generadores de caos para distraer la atención. Puro cortinaje de humo para enceguecer lo que ya no se puede. Por ejemplo, nadie puede tapar que es una salvajada contra la ciudadanía el "salvataje" que el Estado gringo hiciera en beneficio de la banca. ¡$700.000 millones para los pobrecitos ricos, mientras que con $5.000 millones se podrían salvar 6 millones de niños en problemas! O salvar, por ejemplo, a los 4 millones de ciudadanos que viven el trance de perder sus propiedades, por no poder pagar la hipoteca... ¡sale al costo de un monto ridículamente inferior a los susodichos $700.000 millones!

No se diga nada del hecho salvador en sí del Estado al inyectar dinero en el mercado para equilibrarlo, actuando el país modelo capitalista como un Estado socialista en pleno apogeo. ¡Metiendo la mano en el mercado! ¡Se cayó el libre mercado, pues, el embuste del siglo! Todo era una patraña para engañar a los más bolsas, quitando a los gobiernos de los caminos para saquear economías nacionales a escala global. La riqueza sólo para los ricos, pues, con intervención del Estado sólo si se les unía, en detrimento de los huevones de siempre, el eterno pueblo del mundo. Ahora hay un capitalismo cuyo nuevo axioma es la intervención del Estado en la economía de "libre mercado" ¡Vaya desbarajuste! Lo que decíamos arriba: se volvió loco el sistema y anda en una onda como de suicidios, pero queriéndose arrastrar a todos con su suerte. El sistema neoliberal de nuevo mercado, y valga el pleonasmo.

Pero no es todo. Está planteada otra ayuda en el Congreso para ofrecérselo a la banca, así como ayudas van y vienen para su banca en los países europeos. ¡Es que la plutocracia es una gran familia transnacional! Hay que defenderla, como se defienden gentilicios nacionalistas, como ocurría en el pasado feudal, cuando una sarte de idiotas se iba a la guerra por sus reyes. Y los medios de comunicación allí, como unas compradas grandes putas de la conciencia, listos para "procesar" la información. La cosa entró en desbandada, sin duda, como si Bush se quisiera raspar la olla antes de cesar en la jefatura del país más ominoso de la tierra. La locura le tira a todo lo que se mueva y pueda soltar prenda salvadora, y es cuento hablar de guerras e invasiones, como de reuniones en la OTAN, o de acuerdos siniestros en el grupo G-7, este de los países millonarios del mundo.

Mucho ha llamado la atención -por lo que de suicida tiene- el funcionamiento descaradamente sesgado de las ONU, hoy sin duda el mejor aparato imperial al servicio de la derecha política mundial, con su sistema capitalista y todo, el "modelo único" propalado desde tan alta instancia. Denunció hace poco el embajador ruso ante la OTAN que la ONU firmo un pacto secreto con la organización a espaldas de los cinco miembros de su Consejo de Seguridad. Acto de locura que pone a desesperados a correr por cualquier lado con tal de generar caos en la coordenada internacional, para buscar salvarse en medio del zaperoco –será-. Lo cierto es que la loquita organización Ban Ki-moon, el asiático educado en los EEUU, se colmó de vicios y hoy mismo es eso, una organización viciada de parcialidades. Y dado su misma condición decadente, se impone una reorganización del sistema internacional de garantías de los derechos, y ello, con seguridad, habrá de convertirse en un llamativo trapo de colores que desviará la atención de los desastres de ciertas decadencias políticas.

Andan, pues, que no encuentran qué hacer. Loquitos, como dijimos. EEUU propone allá, en el Medio Oriente, confiscar los activos petroleros de Irak si éste país no acepta que ellos permanezcan en sus bases militares de modo casi indefinido, así como que le otorguen inmunidad a sus soldados. Como ya lo lograron en Colombia, donde el soldado gringo es inmune a sus propios delitos. ¡No quieren nada, ¿no?! Y es de recordar también, en el mismo Irak, como abiertamente le ofrecían $5 millones a los parlamentarios para que aprobasen medidas que prácticamente sancionaban el confiscamiento de sus propias reservas petroleras. Una de locos, locura que sus medios de comunicación se afanan en pasarnos como hechos normales de las relaciones internacionales entre países "progresistas". ¡No me jodan! EEUU ha matado en ese país 1,2 millones de civiles y para estos hijos de putas la vaina no es noticia. ¿De qué hablamos?

Pero hay cosas que sorprenden en medio de esta loca agonía del sistema. Y esto es América Latina. Como que no le dio tiempo a Bush de meterse a fondo, no más que en Colombia. Flota Venezuela por allí como un fenómeno de país que no fue invadido por los locos del norte, de modo increíble. Naturalmente, esta es una apreciación de proyección corta: por allí viene McCain, el gran dictador-cabra, hablando de ajustar tornillos y tuercas en el continente, de tomar la presidencia. Con seguridad, bombas atómicas para América Latina, debidamente diseminadas, fragmentadas como en Irak. ¡No, hombre: o son colonias o patio trasero! ¡A ajustarse, pues!

Y pare de contar el sanatorio mental de la derecha política mundial, en su fundamental artífice, los EEUU. Pero es aparencial, lo sabemos, esto es la demencia, el ardid. Simula andar de suicidio nomás que para generar caos, para embochinchar la aldea global, y para medrar de las caóticas estampidas, desviando la atención, como primer efecto. (Es cuento viejo ya lo de las Torres Gemelas y la Guerra contra el terrorismo). Sin duda. Sabemos que anda desesperado el sistema capitalista mundial, pero sigue sujetando la maquiavélica cordura de exacerbar su locura sistémica para sobrevivir, como sólo proponen que saben hacerlo ellos solitos, con su idea perniciosa de la supervivencia del más apto. Se saben en una hora de cambios, de revoluciones, como en la vieja Europa de Francia e Inglaterra, y mientras lo nuevos actores se asientan, ellos, la derecha política mundial con su sistema capitalista neoliberal, se ven en la necesidad de mantener lo más que puedan el teatro político de su existencia.

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Oscar José Camero Lezama

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental.

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