No existe el Cartel de los Soles y si existe es en Estados Unidos. Lo prueba el que después de décadas de denostar del Estado Islámico, su jefe es el Presidente de Siria, y es recibido y reconocido por Estados Unidos en la propia Casa Blanca, como el viejo amigo. El mismo cuento que quieren echar con el Cartel de los Soles.
Desde la perspectiva del gobierno venezolano, la defensa de la soberanía nacional es primordial. Se argumenta que las sanciones unilaterales y la injerencia política de Estados Unidos constituyen una forma de agresión y opresión imperialista. En esta narrativa, el gobierno se presenta como el protector de la autodeterminación del pueblo, resistiendo las presiones externas que buscan subvertir el orden democrático interno y controlar los recursos del país. La "pasión" radica en la defensa de la dignidad frente a lo que perciben como un intento de neocolonización.
Así Estados Unidos, basándose en su principio que todo vale para enriquecerse, apela a discursos completamente alejados de la verdad para desprestigiar a Venezuela y su lucha por la soberanía nacional y los valores propios.
En esta guerra el campo de batalla es muy variado ocurriendo con gran intensidad en los medios y redes sociales, donde las falacias, donde no hay conexión entre el efecto percibido y las causas, o al revés entre las causas y los efectos, son de uso común contra nuestro país. Así ha removido su campaña del narcotráfico como falacia contra la independencia de Venezuela y su gobierno.
Esta falacia muy usada últimamente es, si el Caribe se usa por los narcotraficantes, Venezuela que está en el caribe, es narcotraficante. Esta es la afirmación mayor y a partir de allí se crea un conjunto de deducciones con sonido lógico pero completamente falsa, creándose una composición totalmente superficial en el texto, ya que no implica que Venezuela completa, su gobierno, su Presidente, sus generales, instituciones y ciudadanía, sea criminal o esté directamente involucrado al comercio ilícito.
Esta falacia, que trasmitida por expertos en comunicación se lleva más allá, y si Venezuela es narcotraficante, su gobierno también lo es, deduciendo además que Nicolás Maduro al dirigir el gobierno es el jefe de los narcotraficantes. Pura secuencias falsas.
Esta falacia ha sido escalada recientemente al tratar de demostrar con ella la existencia y operación en Venezuela, del rimbombante Cartel de los Soles, que dicen que es una organización de generales venezolanos para traficar drogas hacia Estados Unidos. La falacia es plantear una razonable premisa falsa, si el gobierno de Venezuela es narcotraficante, y los generales son parte del gobierno por lo tanto los generales venezolanos son narcotraficantes y constituyen un cartel.
Se crea una asociación indebida a partir de una afirmación falsa, ya que todos los organismos de los países e internacionales vinculados a la lucha contra las drogas ilegales, no han reseñado nunca a Venezuela como un escalón significativo en este comercio ilícito.
Esta contundente mentira es legitimada por la apelación a la autoridad, que supuestamente tiene el gobierno de Estados Unidos, para emitir mensajes, como si nunca mintiera ni hubiera registros de sus falsedades. Esto funciona por lo tanto usando a la autoridad de lo que Aristóteles, si Aristóteles, identifico como el emisor del mensaje, el cual si es reconocido como experto, parte de una institución poderosa, un medio internacional reconocido, la audiencia queda vencida y tiende a aceptarlo sin cuestionar la lógica interna. Al convertir la mentira en verdad evidente, se anula la posibilidad del debate tanto en su país como fuera, inhibiendo la reflexión autónoma y llevando a la manipulación política y cultural.
Usando la autoridad mediática que todavía tiene, el mensaje mentiroso pero atractivo, estafador, de los Estados Unidos vence la resistencia crítica de la audiencia y va más allá impide que esta se forme y lo convierte una mentira sin pruebas en una verdad evidente. Es más en función de esta mentira trazan sus políticas, acciones y presupuestos para atacar a sus adversarios o competidores que no quieren entregarse o entregar sus riquezas. Y el Departamento de Estado lo anuncia a todo grito por todos los medio. La falacia del Cartel de los Soles nos abre nuevos escenarios de intervención.
La fuerza del discurso falaz y hacia la cual debemos dirigir nuestras baterías son por una parte, la construcción de mentiras creíbles fundamentadas en conocimiento de lógica y la psicología del público, la autoridad del emisor que en este caso es Estados Unidos como entelequia, leyenda, hipocresía. Le hacemos así un ajuste a la aseveración de Mcluhan sobre ‘el medio es el mensaje’ con nuestro actual ‘el emisor es el mensaje’, Estados Unidos. Es una mentira, según internet Falacia ad verecundiam, se trata de la falacia de apelación a la autoridad. No importa si la premisa es falsa o carece de pruebas; el peso del emisor le da apariencia de verdad. Yo Estados Unidos digo que el Cartel de los Soles existe y punto. Aunque la autoridad de Estados Unidos, ganada a pulso es la de ser siempre un invasor.
La construcción de este discurso es una manipulación bien estructurada, no se le responsabiliza a funcionarios de pasillo, sino a intelectuales, filósofos, otros con rango académico y bolsillo grande, para garantizar su consistencia como imagen de verdad. La falacia del Cartel de los Soles no muestra ni demuestra nada sobre Venezuela, pero sí revela cómo la autoridad de Estados Unidos quiere anular y evitar las críticas, sin críticas a su propia autoridad, para facilitar la agresión transformando una mentira en política de Estado. Y atacar a los pobres que luchan.
Oscar Rodríguez Estrada 22 de noviembre de 2025