La impunidad imperial en el supuesto patio trasero: crónica de una agresión silenciada

La impunidad imperial en el supuesto patio trasero: crónica de una agresión silenciada

La reciente destrucción de 14 embarcaciones y el asesinato de 57 personas en aguas internacionales del Caribe y el Pacífico por parte de fuerzas militares estadounidenses constituyen un acto de violencia sistemática que desafía los principios más elementales del Derecho Internacional Público

Bajo el pretexto de combatir el narcotráfico, el gobierno de Estados Unidos ha ejecutado operaciones letales sin juicio previo, sin mandato multilateral y sin respeto por la soberanía regional. Esta práctica, lejos de ser aislada, se inscribe en una lógica imperial que sigue considerando a América Latina y el Caribe como su "patio trasero".

Un patrón de agresión encubierta

Desde el 2 de septiembre de 2025, se han registrado once ofensivas militares en aguas internacionales, con un saldo de decenas de muertos y embarcaciones destruidas

Las autoridades estadounidenses no han presentado pruebas concluyentes sobre la supuesta vinculación de estas embarcaciones con el narcotráfico. Lo que sí han dejado claro es su disposición a ejercer fuerza letal sin mediación judicial ni autorización del Congreso, violando el principio de proporcionalidad y el derecho a la vida consagrado en tratados internacionales.

Violaciones flagrantes al Derecho Internacional

Estas acciones constituyen una violación directa de la Carta de las Naciones Unidas, que prohíbe el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado. Además, al operar en aguas internacionales, Estados Unidos se arroga una jurisdicción que no le corresponde, ignorando el principio de libertad de navegación y el derecho al debido proceso para los presuntos implicados.

El silencio cómplice y la resistencia regional

La reacción de los gobiernos latinoamericanos ha sido desigual. Mientras algunos, como Colombia bajo la presidencia de Gustavo Petro, han calificado los hechos como "asesinatos" y han exigido explicaciones, otros han optado por el silencio o la ambigüedad diplomática. Esta disparidad refleja la fragilidad de los mecanismos de integración regional y la persistente dependencia política y militar de ciertos Estados frente a Washington.

La urgencia de una respuesta soberana

Lo ocurrido en el Caribe y el Pacífico no es solo una tragedia humana, sino una advertencia geopolítica. América Latina y el Caribe deben fortalecer sus capacidades de defensa jurídica y diplomática ante la agresión imperial. Es imperativo reactivar foros como CELAC y UNASUR para denunciar estos actos ante instancias internacionales, exigir reparaciones y construir una política exterior común basada en la no intervención, la autodeterminación y el respeto mutuo.

La impunidad imperial no puede seguir normalizándose bajo el disfraz de seguridad hemisférica. El supuesto patio trasero ha despertado, y con él, la dignidad de los pueblos que exigen justicia, soberanía y memoria.



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Oscar Bravo

Un venezolano antiimperialista. Politólogo.

 bravisimo929@gmail.com      @bravisimo929

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