Para un constante observador de la situación venezolana y su enfrentamiento con el poder imperial de los Estados Unidos y sus fieles aliados en la región, no es difícil inferir que algo de grandes proporciones se está urdiendo contra el gobierno soberano del Presidente Nicolás Maduro.
El acoso contra el chavismo y el proyecto popular impulsado desde la adopción de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, ha sido una constante de la política exterior de los gobiernos norteamericanos. Golpe de estado, sabotaje político, guerra comunicacional, guerra asimétrica, guarimbas, sabotaje monetario, contrabando, desangre económico, infiltración de paramilitares, bloqueos a la industria petrolera, cerco diplomático y otras acciones funestas han sido la constante durante los últimos 240 meses para destruir el Estado democrático bolivariano.
En esa estrategia, como es bien conocido, el papel de los gobiernos colombianos asociados al paramilitarismo, ha sido clave. Ahora entra a jugar a fondo la dictadura fascista de Bolsonaro, el actual Presidente del Brasil.
Todo indica que la vía del Grupo de Lima se agotó. También la de la Unión Europea.
En su declive global, el gobierno del señor Trump, además de recurrir a la estrategia del desgaste económico, con embargos y bloqueos financieros, persiste en su conocido método militar para asesinar y aplastar con ataques aéreos, marítimos y terrestres a sus adversarios.
Después de su último anuncio en la India sobre nuevos capítulos de la guerra abierta contra Venezuela, Trump ha convocado a reuniones especiales tanto a Duque como Bolsonaro para ultimar los detalles de la participación de sus proxys en la región. Veremos el desempeño de estos sustitutos de la guerra en la región.
La participación del Comando sur en estos encuentros hace evidente las intenciones de tales movidas, particularmente en la vinculación de Brasil y su cuerpo de generales en una acción concreta y coordinada con Duque en Bogotá, para abrir un escenario de guerra regional un tanto parecido al que se da en el Noroeste de Siria con la operación conjunta de Turquía, Usa y los paramilitares del sunismo agrupados en los herederos de Al Nusra.
Esa similitud permite inferir el uso masivo de alta tecnología militar con el empleo de drones para asesinar y arrasar con la dirigencia bolivariana.
El gobierno del Presidente Nicolás Madura, la Fuerza Armada Nacional, las milicias populares y otras formas de la resistencia armada deben actuar en consecuencia. Estamos ad portas de un escenario real de confrontación que bien puede tener dos puntos neurálgicos: uno, la larga frontera de Colombia con Venezuela; y el otro, la frontera con el Brasil.
Difícil el panorama. Preparan el asalto a Venezuela y los daños serán descomunales. Hay que acondicionar todo para una prolongada resistencia que haga retroceder el ultraje imperialista y fascista.
Nos montaron una internacional fascista en la región para utilizar a fondo las armas de la guerra.
Hay que invocar la solidaridad y profundizar las alianzas políticas que permitan detener esta ruta sangrienta contra los pueblos latinoamericanos.