Te asusta pero te atrae

El Conocimiento

Domingo, 17 de agosto de 2025. El Conocimiento.

Tan necesario y en muchas etapas de la historia de la humanidad, tan abandonado, tan dejado de lado, tan despreciado como una carga inútil y a la vez temido y no tomado en cuenta y al mismo tiempo tan endiosado, tan mitificado, tan hipervalorado, no vale por si mismo, no señor, no tiene poderes mágicos, sino, simplemente, depende del uso que hagamos de él, de su participación en nuestras vidas y del peso que tenga en la toma de decisiones de todo aquello que nos afecta, tanto a nivel personal, individual, como colectivo.

Para algunos es un factor, uno de muchos, para otros es el factor y todo se resume en poseerlo o no, usted sabe o usted no sabe, usted es un ignorante y de ahí parten todas las reflexiones y movimientos de su vida, el hecho de poseerlo, bajo esos parámetros, lo transforma en algo esencial, vital para el diario devenir.

Para otros, quizá demasiados, es algo inútil y no sirve para nada, les fastidia, lo ven como algo poco práctico, lo menosprecian y se burlan de aquellos que sienten una fascinante atracción por él y gran admiración y respeto por ese componente casi tan esencial, como lo es el aire, para la vida humana, para que crezcamos, para que fluya, para que avance.

Y se preguntan, en alta voz y sin pudor, para que ha servido el conocimiento a la vida humana si estamos como estamos, culpabilizando su mal manejo de todos los males que nos rodean y adoptando una actitud de ceguera selectiva y así, de esa forma, lo meten en el baúl de lo menospreciable, sin ningún chance de redimirse o de darle algún valor.

Desechado, pues, directo a su lista negra.

Y hay los que, aunque sea secretamente, le temen, ¿conocimiento de qué y para qué?, se preguntan.

En la mayoría de los casos su pereza mental y su falta de una metodología para el aprendizaje, de aprender a aprender, de hábito de estudio, actúan como un muro infranqueable que les impide aproximarse a él, al conocimiento.

Usan, lo que llamamos aquí en nuestro país, el chalequeo, el chalequeo constante, la burlita, la negación por lo que desconocen y no quieren conocer, ya que les hace perder su centro, un centro que consideran intocable, por lo que reafirman su menosprecio por las luces como un arma letal para defenderse de sus influjos aberrantes e indeseados.

No quieren el conocimiento porque se encuentran muy seguros en el océano de la ignorancia, navegando tranquilos, sin dudas y con su panorama visual claro, seguro y muy bien amarrado.

Sin dudas y probablemente sin muchas perspectivas, pocas o nulas.

Aprender no tiene limites, más que aquellos que nos da la vida misma, nuestro tiempo vital y la curiosidad que nos bombardea inmisericordemente.

El conocimiento esta ahí, buscarlo o no, puede ser una decisión intima y personal, si nuestra realidad personal lo permite, todo indica que el riesgo vale la pena, con todos los peligros que conlleva.

Es un hermoso y fascinante viaje que vale la pena intentar.

Se te quiere Venezuela.


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Luis Enrique Sánchez P.


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