Preámbulo para la patria grande

El artículo de Aurelio Gil Beroes denominado: “Con la LOE el Estado Docente pone fin a la educación neoliberal en Venezuela” (27/08/09), aclara que en nuestro país siempre ha existido desde la época colonial, la iniciativa privada en la educación, estando ésta subordinada al Estado a través de distintos mecanismos jurídicos.

A pesar de que el Estado venezolano, en su historia republicana, nunca ha dejado de intervenir en este asunto de tan vital importancia para todos los que habitamos este territorio, cada vez que el tema se pone en discusión pública, los sectores que tradicionalmente se han opuesto al bienestar de las grandes mayorías comienzan ha difundir propagandas terroristas que lo que buscan es generar confusión, miedo y zozobra en la población. Ejemplos de esto sobran y una muestra es la calumnia con que se inicia la campaña de descrédito lanzada por el Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, el Prelado Urosa Sabino, contra la Ley Orgánica de Educación (LOE), expresando que: “Dios se ha ido de la escuela” (Rebelión, 25/08/09).


Con respecto a la LOE, recientemente aprobada en la Asamblea Nacional, las mentiras repetidas hasta el cansancio por medios privados impresos, radiales y televisivos han dicho que esa ley concede al Estado poder para quitarles a los padres y madres la patria potestad sobre sus hijos, desconociendo, intencionalmente, que la norma dice (Artículo 17) que “Las familias, la escuela, la sociedad y el Estado son corresponsables en el proceso de la educación ciudadana y desarrollo integral de sus integrantes”.

Igualmente, ese Artículo refuta lo que vienen señalando los oposicionistas sobre la “ideologización y el adoctrinamiento” a los estudiantes por parte del Estado, cuando dicha regla señala más bien que “Las familias tienen el deber, el derecho y la responsabilidad en la orientación y formación en principios, valores, creencias, actitudes y hábitos en los niños, niñas, adolescentes, jóvenes, adultos y adultas, para cultivar respeto, amor, honestidad, tolerancia, reflexión, participación, independencia y aceptación”.

En este mismo sentido, el Artículo 12 es categórico cuando expresa la prohibición de la propaganda política y partidista en los centros educativos, explicando que: “No está permitida la realización de actividades de proselitismo político o propaganda partidista en las instituciones y centros educativos, del subsistema de educación básica, por cualquier medio de difusión, sea oral, impreso, eléctrico, radiofónico, telemático o audiovisual...”

Las mentiras, también, vienen por el lado de la iglesia católica venezolana. Los altos jerarcas que representan la “fe cristiana” en Venezuela, han dado su aporte a la desinformación, manipulación y por supuesto, a que muchas familias sufran de infofrenía.

Tal es el caso más reciente donde el Arzobispo de Caracas Jorge Urosa Sabino, declaraba a través de un e-mail que “La educación debe ser igual pero separada (una frase poco popular, pero muy cierta). Los hijos de familias pudientes, llamados a ir a las universidades y, más tarde, tomar las riendas de empresas, negocios, ejercer las profesiones libres y ocupar los cargos más altos de la administración pública, deben ser educados para alcanzar estos fines y asumir su responsabilidad social de la forma más responsable y cristiana. Los niños que, por su origen socioeconómico, tienen desventajas, deben ser educados en el respeto hacia la autoridad, en la diligencia, en la modestia y, sobre todo en el mensaje cristiano del amor”.

En su contenido, Urosa da un mensaje claro sobre como debe ser la educación en Venezuela bajo un Estado neoliberal: una educación clasista que no cambie, que permita continuar dominando a los más desposeídos, donde, por un lado los ricos son los que tienen derechos para prepararse en las universidades y por el otro, los pobres, llamados a conformarse y aceptar su condición.

No debe sorprendernos las posiciones de estos sectores que sabemos bien lo que defienden y desean seguir manteniendo. Que exista la posibilidad que el conocimiento, el saber o la escuela se democratice siendo accesible cada vez más a las grandes mayorías es, precisamente, lo que está en juego en nuestra lucha de carácter de clase y antiimperialista, enfrentada históricamente a las élites dominante, a sus discursos colonialistas y de economía de mercado.

Por ello, tenemos que recordar que en los años de 1980 nuestra economía nacional estaba dirigida por las políticas y programas neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y como el Estado venezolano, que respondía a esos requerimientos, seguía al pie de la letra sus recetas para privatizar nuestras empresas estatales y las de servicios sociales como: educación, salud, vivienda, entre otras.

Y es, ciertamente, el querer someter el sistema educativo venezolano a ese proceso de privatización, siendo a partir de esos años que comienza ahondarse en esa década la exclusión de la población venezolana del derecho a educarse. “De allí se origina la profundización en el debate público con los gobiernos de la cuarta república acerca de la inconveniencia de quitarle al estado la responsabilidad de dirigir y sostener la educación en el país.” (Balbás, 15/01/08).

Pero es a partir de 1999, año en que asume Hugo Chávez Frías la Presidencia de de la República Bolivariana de Venezuela ,que se hace el llamado al pueblo venezolano para crear una constituyente y así elaborar la nueva Constitución que dará inicio a la V República. En su Preámbulo la CRBV establece que se refunda la República y allí, entre otras cosas, la educación aparece como un de los derechos que deben asegurarse dentro de una “…sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado...”

Esa educación que en Venezuela aspiramos y que hace referencia el Preámbulo de la CRBV, es para crear una Patria grande, hacer de ella una nación verdaderamente democrática y bolivariana, que transforme a los ciudadanos en el nuevo hombre y mujer que este mundo necesita; por ello, deberá “fundamentar su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador.”(Artículo 1° de la CRBV).

A mi modo de ver, en este Artículo (1°) está contenido un principio fundamental de carácter axiológico y revolucionario, ya que en él se diseña íntegramente la utopía posible y el “Canto General” de la epopeya latinoamericana, vivo en el pensamiento de Bolívar.

Patria, Comunismo o Muerte… ¡Venceremos¡¡¡

mianyel59@yahoo.com





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