Canelita Medina y el aroma de sus canciones

En agosto del año 1.999 montamos el evento “Vargas Potencia Cultural de Venezuela” con el firme propósito de mostrar las bondades naturales y humanas de este pedacito de tierra que puede expresar, con la mayor naturalidad, los valores de la diáspora africana.

Teníamos hambre y sed de demostrar que no sólo eran las playas, ríos y montañas las que atraían a grandes corrientes de turistas los fines de semana y en temporadas altas pues, es tierra con crisol cultural envidiable que sirve, entre otras cosas, de herramienta para vencer los quebrantos de identidad que a veces padecen los pueblos afectados por la burundanga que atrofia su memoria colectiva.

Fue así  como se congregó todo un pueblo alrededor de sus artistas para sentir el repicar y los cantos de tambores y fulías que se cultivan desde Puerto Maya hasta Chuspa además de la diversidad rítmica de nuestros grupos musicales que al son del bolero, la guaracha, la salsa y el bembé, demuestran que los pueblos que no cantan nunca olvidan su dolor.

“El Gallo Pinto”, “María Paleta” “La Guayabalera” y otros sangueos locales fueron interpretados impecablemente por “Un Solo Pueblo” en la siempre melodiosa voz de Francisco Pacheco. Erick Francheski y su orquesta, La Sardina de Naiguatá, “Son Verdadero”, “Viva Venezuela”, “Los Compadres”, “Los Wilson”, “Grupo País”, “Raíces de Chuspa”, y la “Sonora Varadero” le dieron con sus canciones más armonía a la palabra “Guayra” que en lenguaje caribano significa “Viento Veloz de Fuego” o “Sardinita Plateada que Habita en sus Aguas”.

Cuando le tocó el turno a la incomparable Canelita Medina al público le costo no asociarla con la famosísima Celia Cruz por la reciedumbre de su voz, dominio escénico, la gracia y el visible contraste entre la cubana virtuosa y a la vez privilegiada por la industria cultural mediática que al mismo tiempo que visibiliza a otras condena al pabellón de las almas ausentes.

“Dónde esta mi gente de Naiguatá, Caraballeda, Catia la Mar, Maiquetía, Macuto, Caruao,……esa es mi gente de La Guaira”. Gritó ella y allí estaban todos,  aplaudiéndola, con lágrimas en los ojos,  con el frenesí que produce su torrente humildad y potente  personalidad. El pueblo venezolano siempre tuvo razón al preferir el nombre de la especie de la canela que endulza y aromatiza sus canciones caribeñas. Cuando cerró con “Ojos Brujos” y “Canto a La Guaira” remató con una recomendación lapidaria porque cuatro meses después, diciembre 99, ocurrió la tragedia: “Vengan a La Guaira, La Guaira es linda, La Guaira es Bella” una expresión que se nos quedó clavada en el alma. Comparto cada letra de las sabias palabras de la colega Lil Rodríguez vertidas el pasado seis (6) de marzo en “Ultimas Noticias” sobre los aportes al cancionero latinoamericano de Canelita Medina en ocasión de sus 72 años de existencia. Todo lo que viene del corazón de Lil es una lección de solidaridad: “Celia es Celia. Canela es Canela” en otro ejercicio de sus cátedras de salsa y ritmos africanos. Su familia estuvo de pláceme en Anare y nos contagió su alegría. El tributo nacional a su digna trayectoria musical, que llega a 52 años, esta pendiente pero la mesa esta servida. Ojala el gobernador de su estado Jorge Luís García Carneiro y su paisano el Dr. Nelson Merentes den un paso al frente para que esta mujer excepcional reciba, en nombre de todas las mujeres venezolanas, la oportunidad de sentir la íntima gratitud del pueblo que la vio nacer africana y guaireña linda como lo es.

 cimarronvargas@yahoo.com
 



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