De "alguien póngale orden al despelote" con la proliferación de poderes paralelos en el país (II)

No sé si el símil que usara en anterior artículos del 12/01 ppdo. para significar que  las serias anomalías que estaban ocurriendo en Venezuela era necesario buscarle solución, es decir “poner orden al despelote institucional que nació con la auto proclamación Juan Guaidó” como Presidente de la República y que además del indispensable diálogo,  hay que  enfrentar de una vez por todas,  asumiendo algunos riesgos con las acciones que se tomen, porque  era y sigue siendo  necesario hacer prevalecer la disciplina y la autoridad  como forma de mantener el  orden interno. En aquella oportunidad me quedé corto cuando no rechacé con la debida vehemencia     la anómala situación de 2 presidentes paralelos, uno a mi entender en real ejercicio del poder, el Presidente Nicolás Maduro y el  otro un presidente Virtual, sin ningún atributo presidencial por carecer de legitimidad constitucional,  resultado  de una acción fuera de la Constitución, que  una Asamblea Nacional en Desacato,  hírritamente   le ha otorgado poderes ejecutivos sin ningún asidero jurídico por un año y  que ahora sin ni siguiera  contar con votos dentro de la Asamblea en desacato,  para continuar en la presidencia de dicha Asamblea, ha resuelto auto juramentarse de nuevo, como presidente de “otra  AN” fuera del local de sesiones,  sin quorum y además, como si fuera poco, nada menos que  auto juramentándose para una prolongación del ya absolutamente inconstitucional interinato  como  Presidente de la República.

No se  puede  negar que a pesar del marcado control que ejerce el Gobierno Nacional con una clara subordinación y obediente disciplina de todos los cuerpos armados del País: Fuerza Armada Nacional  Bolivariana, Milicia  Nacional Bolivariana y el resto de las  Policías especialmente la Policía Nacional Bolivariana, control que garantiza la tranquilidad interna, no es menos cierto que  a nivel de los  Poderes más importantes de la Organización del Estado Venezolano, se presenta una marcada anarquía, porque es indiscutible que la presencia de poderes del estado a granel: 2 poderes ejecutivos, con 2 presidentes, 2 Tribunales Supremos de Justicia aunque uno semivirtual que funciona fuera del País, creo que en  Bogotá la sub capital de Venezuela y 3 nada menos que  Poderes Legislativos: 2 Asambleas Legislativas una de las cuales parece más legal que la otra y  1 Asamblea Nacional Constituyente, que aunque la hacen sonar mucho parece que actúa en las sombras.

No es necesario ser un perínclito  y sabio analítico de los acontecimientos en Venezuela, para  percatarse de que la anomalía del gobierno que tenemos sufre  algunas prácticas  que parecieran ser inocuas, pero que están minando al  Estado como tal;  al punto  de que de continuar  la conducta  de “dejar hacer dejar pasar”, se llegará a la anarquía, que si se generaliza podría convertirse en  irreversible,   que devenga en la justificación de una intervención, que pudieran disfrazar de ONU con su cascos azules,  y  con su aparente imparcialidad, frenar la justificada  acción de rechazo  que seguramente realizarían: la Fuerza Armada Nacional y La Milicia Nacional Bolivariana, a intervención militar de nuestro territorio y tal conducta de la ONU,  solapadamente pudiera implantar el esperado gobierno de transición, inicio de la pérdida de nuestra soberanía, y la disimulada intervención extranjera tan combatida.

De momento insisto en algo que he mencionado  anteriormente, que no es de ninguna manera  aceptable,  que un  diputado suplente que apenas  superó los 90.000 votos, que actuó como presidente de la Asamblea en Desacato, violando de frente la constitución, usurpe  el cargo de  Presidente de la República, por lenidad y falta de cumplimiento de la Constitución, la que entiendo  viola también  la Fiscalía General, al no cumplir  fielmente   con la obligación de procesar a los delincuentes, ya  que se entiende que no es  discrecional sino  obligación, ante lo que parece ser una transgresión flagrante del texto constitucional, por un ciudadano que de buenas a primera en una plaza pública,  luego de haber resultado electo Presidente de la Asamblea sin ninguna legalidad por encontrarse ese cuerpo legislativo en “desacato”, se declara Presidente de la República y según   el propio Fiscal cometió el delito de  usurpación de cargo público, nada más  y nada menos que  el del Presidente Constitucional de la República de Venezuela y  no le pasa nada. Algo esclarecedor como ejemplo  puede resultar de un acto de usurpación de cargo público de ínfima categoría: el  hecho de que un  ciudadano quizá pasado de tragos, se puso a dirigir el tránsito en un cruce muy concurrido de mi ciudad y fue el caso  de que a pocos minutos de autoproclamarse   Agente de Policía de Tránsito, (igual que Guaidó “Presidente de la Republica) pasó una patrulla que lo llevó detenido hasta que familiares llegaron a rescatarlo luego de 72 horas de arresto, por perturbar el orden público al pretender ejercer como “agente de tránsito”. A este humilde ciudadano por usurpar el cargo de simple  policía de tránsito se le condena a arresto policial, mientras que al autoproclamado usurpador del cargo de Presidente de la República, autor de numerosos estropicios  en contra de la Nación, “ni con el pétalo de una rosa”.

Ya el diputado   en cuestión se ha   burlado de la prohibición de abandonar el país en   dos   oportunidades  sin que  haya la menor muestra de aplicación de lo dispuesto respecto a permanecer en el país. En la primera oportunidad regresó por el  Aeropuerto  Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, sin que ni tan siquiera se le llamara para que  diera una explicación, cuando en realidad debió detenérsele a la entrada ya    que tiene la inmunidad  parlamentaria suspendida por el TSJ  e irrespetó  la prohibición expresa de abandonar el País ordenada por el máximo tribunal. Creo que en esta oportunidad no regresará al País, dependiendo del grado de compromiso   que pudiera haber alcanzado con los   Sres. Pompeo y Duque y algunos réditos políticos derivados de su viaje para visitar varios países europeos y la propia Unión Europea, que se ha mostrado proclive a apoyar su aventura.

    En el caso Guaidó no podemos seguir teniendo miedo de cumplir las leyes porque el susodicho cada vez aumenta su influencia internacional y profundiza el compromiso de  USA;  ahora está conquistando a los países europeos para su farsa; y ante esta notoria lenidad, otros países presionados por Estados Unidos, comienzan a plegarse a la idea del Presidente Interino. Hace apenas horas en la Unión Europea se planteó el reconocimiento del “autojuramentado” como Presidente del Gobierno Venezolano y no podemos  olvidar    que, salga sapo o salga rana, el Imperio tratará de tomar “la alícuota venezolana de su patio trasero” y vendrán por nuestras riquezas con o sin Guaidó,  sobre todo cuando cada vez nos mostramos más timoratos ante las amenazas, porque  tendríamos que aplicarnos aquello que dijo uno de los líderes de la Revolución Mexicana, Emiliano Zapata: Es mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado y no   debemos morir, debemos luchar, vencer y seguir adelante como país independiente y soberano.

Constantemente el gobierno imperial anuncia nuevas medidas coercitivas injerencistas sin que existan escusas ni siquiera fabricadas; acaban de tomar medidas contra los diputados de la Oposición que alcanzaron  la Directiva de la Asamblea, igual que los demás diputados de oposición que los apoyaron y no han tenido miedo al castigo ofrecido;  no digo que las circunstancias sean las mismas que las del Gobierno Nacional frente a Guaidó,  pero guardando la distancia, el llevar ante tribunales al autoproclamado Presidente Interino sería una acción  que, dé muestra de actuar con  carácter y soberanía contra un presunto delincuente.



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Edgar Valero Díaz

Ingeniero Agrónomo.

 edgarvalerodiaz@gmail.com

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