Que tu hijo no nazca vagabundo, vagabundo que no

Durante siglos la mantuanería venezolana, convertida después en 1959 en BUGUESÍA RECIEN VESTIDA, le hizo ver a la clase pobre que ella era lo máximo y una parte del pueblo, en verdad le fue servil en cuanto a que era una especie monumental que nació para gobernar y ser servida. Tenían “servicio de adentro”, choferes, guardaespaldas y se les llamaba a los que hoy el Presidente Maduro llama PELUCONES, “niños bien”, niños de buena familia” y por supuesto se aceptaba que los nuestros, los hijos del pueblo, eran de “mala familia”, cuestión de sumisión de jalabolismo y de ignorancia.

Se le decía al ricachón que se la daba de intelectual, por ejemplo a Don Fulano de la Barba, porque hablaba de “debusi”, de Azorín, de Lope de Vega, de Chupón (pin) y bebía vino de alcurnia- de todas maneras se cagaba con la pea- un gran hombre…, a la vejeta que jugaba canasta y salía en las páginas sociales de los periódicos vistiendo lujosos trajes , “adornados de canutillo y pedrería” y con el exquisito perfume francés jean Marie Marina más luciendo una copia fiel de la joya que llevó “vivien lei” en Lo que el Viento se Llevó, doña Lala de la Ociosé una gran belleza internacional y las mujeres de la clase explotada la veían con envidia y adulancia.

Se trazó una frontera…DE CHACAITO HASTA EL MARQUEZ, pura “gente bien” los de otros lugares éramos cagajones. Gente del barrio, dueños de perros realengos sin clase y hediondos a pecueca…Pero la historia no era ni es real: esos acomplejados de ayer son los mismos de hoy. Tuvieron la ¿suerte? De que Simón Bolívar no los mandó a España con los que olían a paella y a caldo gallego y de nuevo sacaron sus mediocres artillerías de ADINERADOS, para colocarnos otros ante títulos, títulos e inter títulos, amén de latiguillos y pantaleticas.

Desde que llegó Chávez se les cayó las caretas, empero nos chancletearon: “tierrúos”, “desdentados”, “sucios” “holgazanes”, todo con el fin de que la enseñanza de Hugo Rafael Chávez Frías al pueblo, diciéndoles lo que en verdad fueron y son esa “gente bien”, no surtiera efecto que fuera obviada, para que siguiera el soberano creyendo que esa extirpe la envió el bueno de Dios, pero, qué vaca, son tan malhechores como aquel que ocupa la celda 27 en Yare y el pueblo dejó de ser el tonto como ellos lo suponían.

En los últimos años se ha descubierto tanta corrupción entre ellos, tanta sinvergüenzura, tanto choreo, que esos recuerdos causan risa y son, inevitablemente, objetos para planificar textos de humor flemático. El apellido Caldera anda envuelto en “sobres de manilas”, el apellido Mardo se contorsiona entre “cheques no declarados”, el apellido Capriles se da la mano con “drenadas arrecheras criminales”, el Mendoza, el Borges, el López, el Blyde, se jamaquean de los lindo entre UNA GRUESA SUMA CHOREADA A PDVSA y se habla de un hijo chimbo que se cagó en el medio impreso que un hombre honesto fundó en el pasado. Total es que los hijos no se pueden ponderar, halagar, ensalzar, sin antes no poner en dudas ESOS OJOS ROJOS , PUYUOS y ese tumbao cachumbambero.Lo alabado sale caga….Una auditoría a los que hoy son dueños de mansiones, quintas, pent house y otros, desde 1959, exige el pueblo. Amén chigüire.


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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