Escenarios

El día después del 7-O

La candidatura de la Patria va a triunfar. No hay duda de ello. Lo afirmamos sin triunfalismo sino como producto de una realidad palpable. Luego de la etapa en que hacerle frente a las conspiraciones distrajo gran parte del tiempo, se pasó a una fase donde el gobierno y las fuerzas revolucionarias en general han podido desplegar ingentes esfuerzos constructivos, en distintos frentes, con resultados a la vista de todos y todas.  

El impulso ha sido tal que ni siquiera la grave enfermedad del Comandante detuvo en su momento el trabajo de un pueblo y de un equipo gubernamental que ha merecido el reconocimiento de líderes de la estatura de Fidel. Gracias a lo Desconocido, al amor de su pueblo y a la solidaridad cubana, el Comandante salió adelante del trance insuflando mayores bríos a la abigarrada actividad colectiva que atiende el parto de la Venezuela potencia-buena. En el ínterin el pueblo ha pasado de la inicial y sui géneris identificación doctrinario con su liderazgo, a una identificación fraternal, vivencial, sentimental, que raya en el frenesí, que por supuesto retroalimenta dialécticamente lo ideológico, lo puramente racional. El Poder Popular empieza a tomar formas concretas contribuyendo decididamente al salto cualitativo como ha sido el caso de su participación en la Gran Misión Vivienda Venezuela y en el sector de la economía socialista que está echando sus bases.

Claro que la burguesía y el imperialismo están conscientes de ello. Algunos de sus cabecillas podrán caer enfermos devorados por sus propias mentiras, pero sus “tanques pensantes” ubicados en el Norte, que aplican importantes recursos en la obtención de informes de campo, saben muy bien que la vía electoral se aleja cada vez más de sus posibilidades reales para la recaptura del poder. 

Como ninguna clase social abandona sin resistencia el escenario de la historia, es lógico pensar que las fuerzas de la anti-historia deben estar preparando o tener listo un plan desestabilizador cuyo punto de desencadenamiento final puede ser el momento en que el CNE anuncie los resultados, el 7-O por la noche (sin descartar algún evento previo o el intento de magnicidio ante cuya posibilidad nunca debemos bajar la guardia). Está claro que ya en las primeras horas de la tarde del 7-O, se desatará la ofensiva desinformativa a través de las llamadas redes sociales, cadenas por celulares y "noticias" a través de medios internacionales al servicio del imperialismo, dando como "ganador" al candidato majunche. La orden debe ser ¡rodilla en tierra! resistiendo esta arremetida mediática del adversario. No podemos dejarnos influir por  la intensionalidad psicológica de esta táctica enemiga. Además del aparato legal del Estado, nuestras baterias comunicacionales deben estar prestas a responder adecuadamente. La intensidad del ataque mediático opositor será la medida de la intensidad de la segunda fase del plan, es decir, la fase violenta que debe venir inmediatamente después de la "denuncia pública" o el cantar fraude, empezando con acciones de calle. Es previsible que alguna de estas "acciones pacíficas de calle" sean ante cámaras de televisoras "reprimidas o atacadas brutalmente" por mercenarios y sicarios disfrazados de policías o "franelas rojas". Gente como Capriles, López y compañia son expertos en este tipo de montajes para lo cual no tienen ningún escrúpulo en ejecutarlas. De allí se pasará luego a la injerencia extranjera a través de los dictámenes "oficiales" de organismos de "derechos humanos" harto conocidos y al intento de iniciar una desestabilizadora espiral de violencia donde no faltarán provocaciones de todo tipo.

Es necesario, en primer lugar, debilitar o disuadir esta opción violenta. Una vía obligada es el trabajo de inteligencia policial, militar y social para detectar y adelantarse a los operadores específicos del plan. Este trabajo de inteligencia está seguramente en marcha. Otro tanto, en el campo político, además de trabajar por una victoria electoral contundente, cuya necesidad es obvia, es no caer en las trampas divisionistas por el asunto de las candidaturas a gobernaciones o por cualquier otra causa. Debemos actuar bajo la premisa de la unidad más estrecha ante el adversario más poderoso que ha conocido la humanidad.   

Por otro lado, sería perfecto desarrollar alguna política más específica que contribuya al aislamiento de los sectores más violentos de la derecha venezolana que tienen en Primero Justicia su expresión política más acabada (ojo, además de PJ existen otras agrupaciones fascistas implicadas). Por ejemplo, desde la revolución enviar un mensaje claro de respeto a sus derechos democráticos constitucionales a todos aquellos sectores de la oposición que prioricen sus posibilidades políticas en las contiendas electorales por gobernaciones y alcaldías, por encima de las aventuras desestabilizadoras. Por supuesto que eso se ha hecho y se ha demostrado en la práctica. No obstante, se trata de insistir en ello repensando nuevos escenarios de inserción de estos sectores en el juego democrático. Debemos definitivamente arrebatarles a la derecha reaccionaria las banderas democráticas tal cual lo hicimos a raíz del derrotado golpe de abril.

En esta etapa histórica que se abre, se impone la derrota del sector opositor más reaccionario que en distintos episodios ha mostrado su talante fascista. Es posible actuar sobre esta contradicción en sus complejas aristas sociales, económicas, políticas y mediáticas, donde las clases medias y algunos estratos no monopolistas y no parasitarios de la burguesía tienen importante rol. El ingreso pleno a Mercosur crea condiciones materiales para ello. Fijémonos por ejemplo el caso de nuestra hermana Colombia donde el desarrollo de la contradicción Uribe-Santos (algo que pocos años atrás era impensable) ha provocado un escenario de ubicación y aislamiento de fuerzas que sostienen las posiciones y alianzas más retrógradas, lo cual obviamente facilita el avance, no sin peligros ni luchas ni inconsecuencias, de las estrategias de integración y paz regional.  

En esta etapa se impone una mayor atención de las fuerzas revolucionarias sobre el tema de la comunicación, y específicamente sobre los medios comunitarios. Es un deber insoslayable de la revolución bolivariana asumir el compromiso de viabilidad de los numerosos proyectos que existen en este terreno, partiendo de una clara y más desarrollada política hacia este sector. Cada medio comunitario debe ser un cañón estratégicamente ubicado a lo interno de las comunidades, haciendo parte fundamental de la artillería del pensamiento del proceso revolucionario.

En cuanto al propio 7-O, el operativo movilizador de las fuerzas revolucionarias no puede desmontarse una vez dados los resultados de los comicios. Debemos permanecer atentos en nuestros puestos de combate listos para pasar a la ofensiva si la reacción se atreviera a desconocer la voluntad del pueblo venezolano. 

El día después del 7-O puede ser un día de júbilo y celebración, pero también podría ser un día de intenso combate. Estemos preparados a todo evento.

INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA. VIVEREMOS Y VENCEREMOS. 

Luis2000aponte@gmail.com



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