Un digono periodista estadounidense

William Worthy, un periodista estadounidense que en calidad de
corresponsal extranjero se aventuró en el fragor de la guerra fría a
visitar y reportar verdades desde lugares sobre los cuales al gobierno
de su país no quería que se supiera nada –incluyendo la Unión
Soviética, China y Cuba-, falleció el 4 de mayo último en Brewster,
Massachusetts, a la edad de 92 años. Había nacido en Boston el 7 de
julio de 1921, hijo de un sobresaliente obstetra de igual nombre.
En un artículo aparecido en 1968 en The Boston Globe, Worthy escribió:
"A pesar del respeto y ciertos privilegios derivados de la pertenencia
a una familia de profesionales de la burguesía negra, mis hermanas y
yo estábamos claramente conscientes, desde niños, de nuestro estatus
de grupo minoritario inferior".

Worthy fue corresponsal de “The Afro-American of Baltimore” (Los
Afroamericanos de Baltimore), una publicación semanal de la comunidad
negra de esa ciudad, desde 1953 hasta 1980. Además, colaboraba con CBS
News, The New York Post y otros medios. Fue activista en la defensa de
los derechos de los afroamericanos, y un cercano aliado de Malcolm X.
Como periodista, William Worthy ganó una gran reputación por su
habilidad para aventurarse en lugares prohibidos para informar sobre
los efectos de la guerra, la revolución y el colonialismo. En 1955,
pasó seis semanas en Moscú, entrevistando a los ciudadanos comunes y
al Primer Secretario del Partido Comunista de la URSS, Nikita S.
Khrushchev.

Hacia el final de 1956, le fue concedida una visa que durante varios
años había estado solicitando del gobierno chino. Desafiando la
prohibición de viajes del gobierno de Estados Unidos, viajó a ese país
desde Hong Kong convirtiéndose en uno de primeros periodistas
estadounidenses que visitaron esa nación luego que Estados Unidos
rompió relaciones con la revolución comunista en 1949.

Estuvo 41 días en China, donde entrevistó al Premier Chou En Lai, y
visitó escuelas, fábricas y hospitales. También visitó la cárcel de
Shanghai y entrevistó a prisioneros estadounidenses capturados durante
la guerra de Corea. De muchos de ellos, aunque se sabía en Estados
Unidos que estaban en China, no se tenía ubicación precisa de su lugar
de reclusión.

A su regreso a Estados Unidos en 1957, William Worthy intentó renovar
su pasaporte pero el Departamento de Estado denegó su solicitud.
El Secretario de estado John Foster Dulles dijo al respecto que era
evidente que “si el pasaporte del señor Worthy fuera renovado éste no
se sentiría obligado, bajo las condiciones del mundo actual, a
restringir sus viajes al extranjero de ninguna manera."

En verdad, Worthy no se sintió obligado por restricción alguna.
Adquirió celebridad cuando fue declarado culpable de violar las leyes
migratorias estadounidenses por viajar a Cuba en 1961.

Sin pasaporte, desembarcó en La Habana, de un barco que cubría la ruta
de Estados Unidos a México. Entrevistó a Fidel Castro y envío varios
artículos sobre el país en revolución, con especial atención a las
relaciones raciales, que juzgaba mucho mejores que las existentes en
los Estados Unidos.

A su regreso, fue arrestado en la Florida y acusado de entrar
ilegalmente al país, pese a que mostró su certificado de nacimiento
como prueba de ciudadanía. En 1962, una corte federal en Miami lo
declaró culpable y sentenció a 3 meses de prisión y 9 meses de
libertad condicional.

El caso se convirtió en una sensación. Se celebraron mítines de apoyo
a Worthy en varias ciudades del mundo. El filósofo británico Bertrand
Russell solicitó al procurador general de Estados Unidos, Robert
Kennedy, su exoneración.

Worthy finalmente obtuvo un nuevo pasaporte en 1968. Al cabo de los
años, con pasaporte o sin él, había viajado a Vietnam del Norte,
Indonesia, Camboya y Argelia.

En 1981, con dos colegas suyos, visitó Irán para conocer los efectos
de la revolución islámica. Compró varios volúmenes de libros con
reproducciones de documentos sobre las operaciones de inteligencia de
Estados Unidos en Irán que habían sido ocupados cuando tuvo lugar la
toma de la Embajada en Teherán por militantes revolucionarios en 1979.
Aunque esos libros ya estaban disponibles en Irán y circulaban en
Europa, el FBI, considerándolos clasificados, los confiscó al regreso
de los periodistas a Estados Unidos.

Cuando en 1982, la Associated Press preguntó a Worthy por qué había
traído a Estados Unidos aquellos volúmenes iraníes. Su respuesta fue
clara: “Los estadounidenses tienen derecho a saber lo qué se está
haciendo en el mundo en su nombre”.

El periodismo ha perdido a un brillante profesional, un valiente
revolucionario de la pluma.
Junio 28 de 2014.


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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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