¡Demócratas, Republicanos, Prohibicionistas, Socialistas! ¿Cuál tiene la Razón? (Parte I)

Este discurso de Daniel De León nos parece muy oportuno en este momento en que realizan elecciones primarias en los dos partidos del régimen capitalista en los Estados Unidos. Este discurso fue dado por De León el 20 de octubre de 1903, como representante del Partido Socialista del Trabajo, en un debate con representantes de los otros partidos mencionados en el título. Para una breve introducción a Daniel de León ver: http://www.aporrea.org/ideologia/a16396.html. Este es una traducción libre del discurso de De León que hice para la ocasión, se aceptan sugerencias en la redacción. El texto original en inglés se encuentra en: http://www.slp.org/pdf/de_leon/ddlother/right1904.pdf.



Señor moderador, trabajadores y trabajadoras de Providencia:--El caballero que justo me precedió dijo, que si no hubiera tarjeta de la Prohibición en estas elecciones, el votaría por el Partido Demócrata. Yo digo que, si no hubiera tarjeta del Partido Socialista del Trabajo en estas elecciones, yo no votaría ni por la Prohibición, ni por los Demócratas, y mucho menos por los Republicanos ni por ninguna otra tarjeta, más bien me quedaría en casa y ahorraría la suela de mis zapatos. Y les mostraré porque ustedes deberían hacer lo mismo, siendo todos los otros partidos sin valor.

El representante del Partido Republicano les dijo, en medio de invocaciones al americanismo, y a Lincoln, que no hay clases en nuestra tierra. Y los representantes de los partidos Demócrata y de la Prohibición hicieron lo mismo, sólo variando el tema con invocaciones a Jefferson y a la humanidad. ¡Una contradicción extraña! ¿Qué característica tipifica el americanismo más que ninguna otra? Es el volumen inigualable de invenciones americanas. Y eso qué implica. Implica una observación rigurosa de los hechos y respeto por lo tanto. Una persona puede hacer un descubrimiento accidentalmente; una invención, sin embargo, es el fruto de la observación rigurosa de y una adherencia estricta a los hechos. Es, por lo tanto, abiertamente no-americano observar la sociedad tan frívolamente al punto de percibir los hechos que están subyacentes a ésta, o, percibir su existencia, para cerrar los ojos ante ellas. De la muestra de conjuntos de hechos más o menos obvios que llevan a demostrar la existencia de clases—la Clase Trabajadora y la Clase Capitalista—escogeré los más obvios para esta ocasión.

El lenguaje es como moneda corriente. Ésta tiene vigencia en la medida que comunica una verdad. Consideremos como ejemplo el dicho “tan retorcido como un cuerno de carnero”. Todo el mundo sabe lo que esto significa. ¿Por qué? Porque algo como un cuerno de carnero derecho es desconocido. El hecho de la torcedura de los cachos del carnero es reflejada en la expresión; y como la expresión tiene un hecho sólido como fundamento se hace una ilustración luminosa, hecha y comprendida por todos. Ahora, entonces, ¿qué expresión social es esa que usted encontrará en las bocas de TODA la gente? Esta es M-E-R-C-A-D-O D-E T-R-A-B-A-J-O. Este término, y la universalidad de sus uso nos cuenta la historia. No existe tal cosa como una “Mercado Capitalista”. El término sería absurdo. ¿Por qué? Porque no tiene ningún hecho en el fondo. ¿Y cuál es ese hecho ausente? Es el hecho que el capitalismo no es una mercancía. Al no ser mercancía, éste no es comprado ni vendido; al no ser vendido ni comprado no hay “mercado” para él. Por otro lado hay un “mercado de la carne”, un “mercado de cueros”, un “mercado de puercos”, y así sucesivamente—y un MERCADO LABORAL, prueba positiva de la cualidad de mercancía del Trabajo. El lenguaje actual en esta tierra trae a la superficie el hecho que nuestro pueblo está dividido en dos clases—una clase es humana y no es un bien o mercancía, esta es la Clase Capitalista; y otra clase no humana, sino bien o mercancía, y que es la Clase Trabajadora. Mi oponentes me excusaran si yo les aplico este asunto a ellos. Los tres negaron la existencia de clases y se refirieron a ellos mismos como trabajadores. El punto puede ser comprobado en el momento. Pregúntele a este tres “trabajadores” a cuál “mercado” ellos llevan sus propias pieles para venderlas. Ustedes verán como los tres se engrinchan, como tienen una gran dificultad en no hacerlo ahora mismo, indignados por la idea de ser vendidos en un mercado, en consecuencia de ser una mercancía. Y allí está el hecho tan claro como un pico—el hecho de la distinción de clase en nuestra tierra. Expresamente no-americano es la postura de ignorar un hecho. Sublimemente americano es la posición Socialista de reconocer los hechos en el caso.

Fiel a la característica americana de reconocer los hechos, consideremos el hecho actual. ¿Qué sigue de la cualidad de clase del trabajador? Esta cualidad de clase es la de mercancía. El precio de una mercancía depende de la oferta y la demanda. Mayor la oferta de chuletas de cochino en el “mercado de chuletas de cochino” menor será el precio. Por consiguiente, el precio del Trabajo (salarios, como es llamado) de la misma manera depende de la oferta y la demanda de la mercancía Trabajo en el “Mercado de Trabajo”. Maquinaría mejorada de propiedad privada, y concentración de plantas, desplaza al Trabajo. El Mercado de Trabajo es por tanto sostenidamente sobre acumulado, con el resultado inevitable de la declinación de los sueldos de la Clase Trabajadora. El último Censo apoya este hecho. Para resumir. La Clase Trabajadora está en los anaqueles del mercado junto a la carne, el cuero, escupideras y todas las demás mercancías, compartiendo el destino de la mercancía en una servidumbre abjecta. Esta es la insignia del Trabajo bajo el sistema social existente. Huelga decir que tal sistema produce iniquidades para el país. Permítanme mencionar algunas de estas iniquidades.

De año del Censo a año del censo, los Censos registran un incremento—absoluto y relativamente—en la cantidad de nuestra población que lleva la insignia de mercancía, con toda la degradación que ello implica. El representante del partido Republicano invocó la memoria de Lincoln; el representante del partido Demócrata invocó la memoria de Jefferson; el representante del partido de la Prohibición invocó la Humanidad. Le pregunto a ustedes y le pregunto a ellos: ¿Es tal declinación nacional para la que Lincoln trabajó, o Jefferson se esforzó? ¿Es esto humano? ¿Es esto humanístico?

Tomemos otra iniquidad. Bajo el sistema capitalista el Trabajo es aún peor que una mercancía. Como la producción es conducida por las preocupaciones individual capitalista, hay altos y bajos, períodos de actividad industrial y de depresión industrial. Para responder a los llamados del empleo tiene que haber un gran ejército de reserva de Trabajo listo para trabajar. En tiempos de depresión industrial, torrentes de trabajadores son lanzados al desempleo. Una chaqueta de invierno o una camisa de invierno puede ser puesta de lado cuando el clima caliente llega, y estaría en condiciones de ser usada cuando el clima frío regrese. El trabajador es usado de la misma manera que lo son esas prendas de vestir, pero durante tales períodos de estancamiento industrial, mientras es almacenado, él puede morir de hambre. Entonces el sufrimiento mental y físico, como lo he mostrado, de una porción creciente de nuestra población es un respiro necesario narices de la sociedad capitalista. ¿Es esto por lo que Lincoln luchó o Jefferson contemplaba? ¿Es esto humano? ¿Es esto humanista¿ (El Reverendo Ernest G. Wesley desde su silla en el podium: “¡No! ¡No lo es!”) Entonces, ¿por qué usted lo apoya?

(continua)

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Julio Mosquera


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