Radiografía de los Estados Unidos (II)

“El país ha perdido su sentido de disciplina estética y rigor intelectual.” La educación actual produce estudiantes que se ofenden, pero no aprenden.” “Vivimos una cultura narcisista y antiintelectual.” Camille Paglia. Crítica cultural, ensayista, profesora.

En la próxima década se jugará buena parte del futuro industrial y tecnológico de Estados Unidos. No es una exageración, la carrera por la supremacía en semiconductores, baterías, inteligencia artificial y manufactura avanzada exige hoy más talento humano, minerales estratégicos y una base energética robusta de la que el país dispone actualmente. Si la nación pretende rivalizar con los avances de China, debe afrontar —con urgencia y realismo— tres déficits centrales: escasez de profesionales científicos y técnicos, vulnerabilidad en recursos minerales críticos, y una base energética y productiva insuficiente para escalar una nueva industrialización. Aquí explico por qué, con números y propuestas.

“Estados Unidos es una nación donde la cultura del espectáculo ha reemplazado a la cultura de la realidad.” —Chris Hedges, «Empire of Illusion» (2009)

1) El problema del capital humano: faltan científicos, ingenieros y técnicos. Tener fábricas y líneas de montaje no basta; se necesitan ingenieros, científicos de materiales, técnicos en semiconductores, especialistas en automatización, personal de I+D y fuerza laboral con formación técnica avanzada. Las estadísticas oficiales muestran que hoy las ocupaciones STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) suman millones, pero el crecimiento proyectado y la estructura del empleo dificultan cubrir la demanda cualificada: el BLS proyecta un crecimiento modesto en empleos STEM del 8.1% entre 2024 y 2034, lo que implica 870.000 puestos adicionales —una cifra insuficiente para un plan masivo de reindustrialización si no se acompaña de una política educativa y migratoria agresiva. China gradúa un poco más de un millón quinientos mil profesionales en esas áreas. Bureau of Labor Statistics.

Además, los estudios del National Science Foundation muestran que gran parte de la fuerza laboral que hoy cubre tareas STEM no tiene título universitario (muchos con credenciales sub-baccalaureate), lo que revela una doble tarea, formar técnicos de alta especialidad y elevar rápidamente la base de científicos con grado avanzado necesarios para I+D y diseño. Sin un crecimiento exponencial en graduados STEM y en programas técnicos, y sin políticas que atraigan talento internacional, la simple inversión en plantas será insuficiente. National Science Foundation

“América sufre de una pobreza espiritual profunda.” Cornel West. Filósofo, teólogo y crítico cultural.

2) Recursos minerales: dependencia y vulnerabilidad estratégica. La industria tecnológica del siglo XXI —chips, turbinas eólicas, imanes permanentes, baterías, sensores— depende de minerales críticos (tierras raras, litio, cobalto, tungsteno, etc.). Un informe del USGS y análisis del Congreso han reconocido que Estados Unidos es netamente dependiente de importaciones para muchos de estos insumos; en 2024 se identificaron docenas de minerales con alto grado de dependencia externa, y para una docena concretas la dependencia de importaciones es prácticamente total. El resultado, cualquier disrupción geopolítica o decisión de un proveedor dominante puede paralizar fábricas y encarecer costos. Congress.gov

Esa vulnerabilidad se ha hecho visible en la geopolítica reciente, China controla gran parte del procesamiento mundial de tierras raras y materias primas estratégicas, y ha usado esa posición como palanca comercial y política. Mientras Washington promueve inversiones en semiconductores o autos eléctricos, el cuello de botella mineral sigue siendo un riesgo real que solo se remedia con minería responsable doméstica, refinerías, alianzas con proveedores extranjeros aliados y reciclaje industrial a escala. Business Insider+1

“Estados Unidos mantiene un imperio militar global mientras descuida su república doméstica.” Andrew Bacevich. Historiador militar y coronel retirado.

3) La capacidad industrial y la cadena de valor: inversiones, pero no suficientes. Estados Unidos ha anunciado y movilizado inversiones públicas y privadas (por ejemplo, paquetes como CHIPS y compromisos empresariales) que pueden sumar cientos de miles de millones en la próxima década para construir fábricas, centros de I+D y plantas de baterías. La industria de semiconductores ha reportado compromisos de inversión privados del orden de cientos de miles de millones en nuevos proyectos y expansión. Sin embargo, la realidad es que levantar un ecosistema industrial competitivo requiere no solo dinero en plantas, sino proveedores, ingeniería de procesos, cadenas de suministro locales y una masa crítica de I+D aplicada. Semiconductor Industry Association

En cifras relativas, la manufactura aporta hoy alrededor del 10% del PIB estadounidense en valor añadido directo (con el impacto indirecto mayor si se cuenta la cadena completa), y emplea millones, pero esa cuota refleja pérdida de tejido industrial comparada con épocas de máxima fortaleza productiva; recuperar liderazgo exige acelerar la inversión en todo el ecosistema productivo, no solo en la punta (grandes fábricas). NIST

“Estados Unidos es un sistema donde las decisiones fundamentales las toman las corporaciones y los ricos, no los ciudadanos.” Noam Chomsky.  Lingüista, filósofo político, uno de los intelectuales más citados del mundo.


4) Energía y materias primas: la columna vertebral que falta. El despliegue masivo de fábricas de alta tecnología demanda electricidad estable, redes inteligentes, capacidad de almacenamiento y materias primas para baterías y componentes. Si bien Estados Unidos ha avanzado en energías renovables, la transición y la capacidad de escala a corto plazo es desigual por regiones. Además, la electrificación industrial requiere inversiones en transmisión y en mercados de electricidad que hoy no están diseñados para una demanda industrial concentrada. Sin una estrategia nacional que combine generación, distribución y seguridad de suministro, cualquier plan industrial se enfrentará a cuellos de botella energéticos que encarecerán la producción y limitarán la competitividad.

“La educación en Estados Unidos ha sido reducida a entrenamiento para el mercado, no a formación para la democracia.” “Una cultura que glorifica el consumo y la violencia no puede producir ciudadanos críticos.” “El país está creando generaciones que saben utilizar dispositivos, pero no saben pensar.” Henry A. Giroux. Pedagogo, teórico crítico de la educación. Probablemente el mayor denunciante de la crisis educativa y cultural estadounidense.

5) Universidades, laboratorios y el papel del sector público. Estados Unidos mantiene instituciones de investigación de primer orden (MIT, Stanford, Caltech, y una red de laboratorios nacionales como Oak Ridge, Argonne y Lawrence Berkeley) que son activos estratégicos para la innovación. Estas universidades y centros pueden y deben liderar la transferencia tecnológica hacia la industria, formar talento y articular consorcios industriales-académicos. Oak Ridge, por ejemplo, concentra capacidades en materiales avanzados y manufactura avanzada que pueden acelerar la industrialización si se integran con políticas industriales robustas. Pero la coordinación público-privada actual no alcanza para un reescalado masivo; hay que redoblar recursos, programas de postgrado acelerados, incentivos para doctorados y formación técnica, y mecanismos que conecten I+D con producción. The Department of Energy's Energy.gov+1

“La televisión ha convertido la vida pública en entretenimiento.” “Cuando una cultura se vuelve adicta al espectáculo, pierde la capacidad de reflexión.” “La tecnología sin una filosofía moral produce ciudadanos incapaces de distinguir verdad y apariencia.” Neil Postman. Crítico cultural, educador y autor de Amusing Ourselves to Death.

6) Hacia dónde debe conducirse la transformación. Un plan nacional serio debería incluir, al menos, estas líneas. Educación y capacitación masiva: subvenciones para STEM, programas técnicos duales, expansión de maestrías y doctorados en áreas clave, y atracción de talento extranjero con visas rápidas; Cadena local de valor: incentivos a proveedores, compras públicas condicionadas por contenido nacional, apoyo a pymes proveedoras y clusters regionales; Soberanía en minerales: inversión en minería responsable, refinerías y reciclaje, y acuerdos con aliados para diversificar suministros (Incluyendo a Venezuela es esa fórmula, eso sí pagando los recursos naturales a precio internacionales); Energía industrializada: modernización de la red, almacenamiento a gran escala y planificación zonal para parques industriales con energía garantizada; Financiación sostenida: combinación de créditos fiscales (como CHIPS/IRA), capital público-privado y garantías para proyectos de capital intensivo; Gobernanza y dirección estratégica: una agencia o comisión que coordine educación, industria, energía y defensa en objetivos quinquenales y de 10 años.

“Las democracias no sobreviven sin educación en humanidades.” “Cuando un país solo invierte en STEM y descuida las artes, fabrica ingenieros sin imaginación.” “El éxito económico no basta para sostener una cultura decente.” Martha C. Nussbaum. Filósofa moral, experta en educación para la ciudadanía.

Conclusión: la hora de decidir. No se trata solo de competir con China en cifras o fábricas; se trata de construir una base productiva, humana y material que sostenga una economía tecnológica soberana. Estados Unidos cuenta con instituciones, capital y recursos políticos para lograrlo —pero el cronómetro avanza. Si en los próximos diez años no se forman cientos de miles de técnicos e ingenieros, si no se asegura el acceso a minerales críticos y si la infraestructura energética no acompaña, las fábricas se construirán pero no funcionarán al nivel requerido, y gran parte de la inversión quedará en capacidad ociosa o dependencia externa.

La estrategia debe ser simultánea: educación masiva, industrialización inteligente, soberanía de recursos y energía confiable. Sin esos pilares, la promesa de un complejo industrial competitivo seguirá siendo un objetivo lejano. El reto es gigantesco, pero la alternativa —dejar pasar la oportunidad y descubrirnos dependientes— es inaceptable para una nación que aspira a liderar la tecnología del siglo XXI. Con este análisis podemos comprender porque los EEUU., tiene a Venezuela, ósea sus recursos bajo la lupa de estos años venideros para la dominación, expoliación y explotación en nombre de la “Libertad y la Democracia”. Y esto lo es solo para Venezuela, es para toda América Latina. 

 

De un humilde campesino venezolano hijo de la Patria del Libertador Simón Bolívar.

 


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Miguel Angel Agostini


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