China en "Reforma y Apertura": Socialismo con características chinas

Aquel diciembre del año 1979 en reunión del Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh) se aprueba la política de “reforma y apertura”, política impulsada por el Comisario Político del Ejército Popular de Liberación (EPL) durante la “Guerra Civil” (1947-1949) y, en gobierno revolucionario, ejerciendo como Secretario General de la Oficina responsable de la cotidianidad gubernamental. Deng Xiaoping también ejercería las responsabilidades del Departamento de Organización del PCCh y Vicepresidente de la Comisión Militar Central, es decir, ejercería responsabilidades previas a su defenestración como uno de los “8 líderes ancianos” (Deng Xiaoping, Chen Yun, Li Xiannian, Pheng Zhen, Yang Shankung, Bo Yibo, Wang Zhen, Song Renqiong) durante la “Revolución Cultural”, defenestrado, quizás, más por los enconos de Jiang Qin, esposa de Mao Zedong, que por sus serias diferencias estructural-económicas con el “Gran Timonel”. ¿Por qué de la necesidad de realizar una profunda reforma en las estructuras económicas en aquellos años finales de la década de los años 70?

Los resultados del desarrollo de las políticas ejercidas durante la “Revolución Cultural”, fundamentalmente, durante el periodo de la “Banda de los 4”, fueron desastrosas para toda la sociedad china; en aquellos tiempos serían, vulgarmente, perseguidos los líderes fundamentales de la Revolución china, particularmente, aquellos que desarrollarían los diseños de táctica militar durante la “Guerra Civil”. Es decir, los radicales se enfrentaron a los militares valiéndose de las “delicias del Poder”. Pero podríamos sugerir cierta animadversión de nuestra parte hacia la esposa de Mao Zedong y de aquellos, sus seguidores-aditivos, sí no se analizaran las interioridades del “golpe de estado” que se parecería a aquellos intentos de “golpe de estado” que en diferentes oportunidades mencionara nuestro Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías, en aquellas temporalidades del segundo gobierno de CAP.

Nos vamos a permitir exponer algunos detalles sobre aquellos sucesos en China. El mariscal Lin Biao, cuadro fundamental del PCCh quien, se comentaría, era muy cercano de las tesis estalinistas y considerando supuestas debilidades en la persona de Mao Zedong, se aliaría con su esposa, Jiang Qin, para, sencillamente, dar el “golpe de estado” en contra del “Gran Timonel”. En el mundo diplomático se comenta que en los escenarios internacionales están presentes los dos mejores servicios de inteligencia: El Vaticano y los chinos. Probable Mao entró en conocimiento sobre el proceso de “golpe de estado” decidiendo proceder sustentando sus comportamientos frente a la realidad de Lin Biao en la Historia de China. Invitó al mentado, Lin Biao, a un exquisito banquete de “patas de oso y garras de tigre” comunicándole, de esa forma, que había sido descubierta su conspiración golpista. Su final, el de Lin Biao, es de todo conocimiento público aunque, por extrañas razones, Mao no le tocaría un pelo a su señora esposa, Jiang Qin.

Durante el desarrollo en praxis de la “Revolución Cultural” se cerrarían, prácticamente, todos los órganos del sistema de educación nacional: primaria, bachillerato y universidades; las fábricas permanecerían en permanente actividad política con lo cual la producción industrial global caería a cifras incomprensibles e inaceptables para la realidad y progreso nacional; las persecuciones político-ideológicas serían la cotidianidad y el Gobierno central se encontraba en confrontaciones entre los diferentes miembros del liderazgo tradicional-revolucionario y “los arribistas”, es decir, entre aquellos quienes, verdadera y en sus compromisos, realizaron la revolución china y aquellas juventudes, neonatos en conceptos y praxis revolucionarias socialistas, que se consideraban con todos los derechos asumidos por imposiciones de políticas erróneas para un ejercicio del poder popular y gubernamental expresado en “caos permanente y anarquía absoluta” conllevando con esa práctica el “objetivo quiebre de la economía nacional china”. Era inevitable; la soberbia del Poder y el poder se expresaría rotundamente en aquellos aciagos años de “Revolución Cultural”.

Aquella era la realidad presente cuando se sucedieron los fallecimientos de Zhou Enlai y de Mao Zedong; toda la realidad china estaba inmersa en el “caos permanente y la anarquía ideológica”. En el marco de aquel escenario, Deng Xiaoping entraría en contacto con los arriba referidos como los “8 líderes ancianos” restantes, of course, gracias a la protección y colaboración de Ye Jianying, aquel líder de la “Comuna de Cantón” (14 de diciembre, 1927). Es decir, el sector militar asumiría las realidades objetivas de “anarquismo e indisciplina” continuo en el sector político-condicionado para actuar, inevitable y obligantemente, como factor fundamental de la organización real y objetiva del PCCh y sustentado su legalidad revolucionaria y objetiva en lo real-fundamental que representa en el Estado chino la Comisión Central Militar; visto lo expresado, el sector militar, es decir, el EPL, procedió a darle todo el apoyo necesario a la persona de Deng Xiaoping suscribiendo y solidarizándose con el diseño de las políticas públicas propuestas (“reforma y apertura”) sustentadas en las realidades objetivas chino-nacional que se expresaban en aquel escenario de “caos permanente y actitudes anárquicas profundas”; análisis militar que se realizaría sobre los paradigmas de un serio análisis marxista de la estructura económica real, nacional y objetiva obligándose todo aquel conjunto militar-político opuesto a la “Banda de los 4” a dejar en el tintero los requeridos y necesarios cambios en la super-estructura ya que la presencia real de las hambrunas y las diferentes y continuas bancarrotas de los diferentes sectores de la economía obligaban a la objetividad marxista. Es decir, para vuestra mejor comprensión: “con hambre, no hay revolución”. Para aún un mejor entendimiento ideológico: “Perestroika y Glasnost” son realidades asimétricas a la “reforma y apertura”; mejor aún: “socialismo real” se opone, en todos sus paradigmas, a las realidades en praxis del “socialismo con características chinas”. En mayor profundidad: la solidaridad internacional, en ocasiones, obliga a la comprensión obligante y revolucionaria de las crisis permanentes en las producciones agrícolas a las cuales se enfrentan los camaradas socialistas. En fin, revolución es un concepto tanto capitalista (Revolución Francesa) como socialista: Revolución Bolivariana y Chavista.

En ese marco, nos, nos permitimos exponer sobre el desconocimiento real de la teoría marxista en el liderazgo fundamental de quienes desarrollaron la “Revolución Cultural” (clichés, slogans, dogmatismo, etc.) con lo cual los desarrollos de políticas publicas socialistas que se expresaron durante aquella realidad en “caos permanente y anarquía absoluta”, representaban, en si mismas, las profundas contradicciones a un serio conocimiento de la teoría marxista, ignorancia que se conjugaba, conjuntamente, con la adicción hacia ese liderazgo seudo-revolucionario corrompido por el ejercicio del Poder absoluto y las expresiones más vulgares de un personalismo absolutista mediocre y contra-nacionalista sustentándonos en un serio análisis de lo real-nacional chino en el marco de su revolución histórico-socialista.

Cualquier simple análisis sobre las realidades cotidianas chinas en aquellos momentos de crisis profunda obligan a reconocer que las decisiones aprobadas por el PCCh en aquel diciembre del año 1979 eran no solo las políticas necesarias a decidir y aprobar sino también eran políticas obligantes a ejercer por aquellas razones reales presentes a nivel nacional de “caos y anarquía” que se expresaban y estaban presentes en el sistema educativo nacional, en todas las industrias, en la agricultura y la producción agrícola producto de las expresiones mal encaminadas de “las comunas”, en los enfrentamientos intra-liderazgo del PCCh (fundamentalmente, se expresaban dos grupos: el liderado por la “Banda de los 4” frente al liderazgo de los “tradiciones y militares”). Frente a aquella realidad el EPL se imponía como equilibrio fundamental frente a las realidades consecuenciales de aquellas políticas dogmatizadas estalinianas de querer “torcer la Historia” con la finalidad de querer declarar e imponer, porque sí, una realidad imaginaria referida al “estadio de comunismo real”.

La praxis de las políticas de “reforma y apertura” se desarrollarían no solo en objetividad analítica sino con las paciencias obligantes que se requerían para poder comenzar a “equilibrar las cargas” que estaban presentes en la realidad de la sociedad china tanto en la urbana como en el agro. En nuestro criterio, Deng Xiaoping analizó con el correspondiente detenimiento las realidades del pasado histórico referidas a las presencias de las “14 Potencias”; en segundo lugar, objetivó las propias realidades sico-sociales heredadas como consecuencia de la “Revolución Cultural”; seguidamente, ha debido tener un objetivo conocimiento de los desarrollos de las estructuras económicas capitalistas en diferentes países de la arena internacional pero poniendo énfasis en las realidad significativas de las políticas capitalistas estadounidenses tanto en sus realidades nacionales como en sus políticas internacionales con las finalidades de tratar de comprender las contradicciones presentes en el campo capitalista mundial conjuntamente con el posible análisis del desarrollo del sistema capitalista post-Nixon-Kissinger. Objetivaría las serias y profundas asimetrías tecnológicas entre las realidades presentes en bienes de capital en China y las presentes en las fábricas establecidas en el campo capitalista; seguidamente, era necesario conocer en profundidad “el consumo” como factor fundamental de permanencia del sistema capitalista y sus relaciones con las clases medias mundiales.

En esa cruda objetividad, China tenía algo que ofrecer y lo puso sobre la mesa de negociaciones cuando comenzó a implementar las políticas de “apertura”. Era indispensable a pesar de las posibles críticas, como así sucedería, en aquellos seguidores dogmáticos del “socialismo real”. Pero debemos exponer una realidad.

Deng Xiaoping conjuntamente con el PCCh consideraron la necesidad de desarrollar “vitrinas-ejemplos” de desarrollo económico donde la futura inversión extranjera permitiera impactar en un paradigma estructural-económico que permitiera ir desplazando la acumulación agrícola hacia la acumulación industrial lo que obligó, en paralelo, impactar la estructura económico-agrícola para, al tiempo de aumentar la acumulación agrícola, poder introducir cambios profundos en el modelo de las comunas. La primera vitrina-ejemplo se instalaría en Shenzhen pero a diferencia de su contraparte en Taiwan, ésta (Shenzhen) sería abierta y no cercada. Probablemente para la década de los años 90, la inversión procedente de Taiwan al sur del río Yangtzé alcanzaría la cifra de US$20.000 millardos según conversaciones personales con quien jugaba golf con el ex–Primer Ministro, Zhao Ziyang. Es decir, las “vitrinas” demostraban no solo un atractivo a la inversión extranjera sino implicaban la transferencia de tecnologías que le permitiría a China “dar un salto histórico” de, al menos, unos 80 años. Es también cierto que las condiciones jurídicas laborales se contradecían con la OIT pero “…entornar la ventana para que puedan entrar algunas moscas...”.

En un otro texto continuaremos exponiendo el proceso de las políticas de “reforma y apertura”.


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Miguel Ángel Del Pozo


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