(Mestizaje de Plusvalor con plusvalía)

Feudocapitalismo en Costa Rica

“SAN JOSÉ, 7 Jul. (EUROPA PRESS) -

   El Gobierno de Laura Chinchilla volvió a negar que la presencia de 46 buques de guerra y unos 7.000 militares de Estados Unidos implique la militarización de Costa Rica, en un intento por acallar la polémica que estalló la semana pasada cuando el Congreso dio luz verde a este acuerdo para reforzar la lucha contra el narcotráfico en ese país que abolió el Ejército hace 62 años.”

Como ya es sabido, en el sistema capitalista una cosa son las mejoras salariales, y otra, la disminución de la tasa de plusvalía. Por ejemplo, la reducción de la jornada o una mejor paga por el valor de la fuerza laboral, para una tasa fija de plusvalía, reduce a esta, pero no elimina la explotación. Por el contrario, crea un contento laboral transitorio que sobreestimula a los asalariados; estos incrementan los rendimientos y la productividad, con lo cual el logro monetario que hicieron suyo terminan reintegrándoselo con creces al “generoso” patrono; lo hacen con una mayor tasa de explotación, con más plusvalía.

Ese proceso de mejoras en salarios y productividad suele reciclarse con lo cual el sistema se oxigena y el explotado se cree liberado.

Vale decir que resulta imposible suprimir la explotación dentro del modo burgués, como imposible también luce quebrar el sistema que la practica.  A semejantes conclusiones podrían haber llegado el Ejército Venezolano, el grueso de los líderes izquierdistas actuales y, mutatis mutandis, hasta las mismas clases sociales de Costa Rica.

Aquel contento laboral se maximiza cuando las labores prestadas no son bajo las inhóspitas y conflictivas condiciones que acompañan a todo trabajo burgués. El personal doméstico moderno que al parecer labora en este país centroamericano, ya no se considera pobre, según sus propias palabras recogidas por algunos encuestadores y observadores que lo visitan.

Pero ese personal costarricense estaría siendo explotado bajo una modalidad feudal o precapitalista; la parte del Valor Agregado (VA) con que se queda el “patrono feudal” de ese país se denominaría “plusproducto”, y con este se queda su contratista después de reconocerle al trabajador una paga  de sustento. Desde luego, de esa condición como trabajador     doméstico o como artesano difícilmente saldrá, salvo que lleve a cabo una poderosa revolución.

Si recordamos el plebeyaje del medioevo y de los tiempos prerrevolucionarios franceses, para doncellas, y mayordomos era un digno orgullo pertenecer a las nóminas laborales de los palacios y palacetes.

Al parecer, presumimos, el Ejército Bolivariano se cansó de ser el pendejo “brazo armado” de la burguesía nacional e internacional, de haberlo hecho durante tanto tiempo a cambio de unas migajas en comparación con el megasaqueo que vienen haciendo los burgueses desde hace más de 500 años. (Confere:

http://www.aporrea.org/energia/a103485.html )

Pero en Costa Rica parece ser que su Ejército desde hace más de 6 décadas pidió su baja masiva con lo cual sus integrantes dejaron de ser soldados parasitarios o custodios del patrimonio ajeno. Esto explicaría la necesidad  que inmanente e irrenunciablemente tiene C.R. de ser auxiliado por tropas extranjeras ora por mercenarios, ora por ejércitos burgueses que   estarían obligados a defender esa considerable cuota de inmigrantes residentes allá y procedentes de sociedades burguesa, de EE UU, en particular.

Como sabemos, tales inmigrantes vienen usando y disfrutando de riqueza creada por el trabajador de C.R. como si este país fuera un megahotel de cálido y acogedor confort sin más registro comercial que una Constitución que lo acredita enmascaradamente como país independiente. 

Por otra parte, el afamado y connotado Ejército Venezolano, ejemplo de heroísmos y cargado de próceres independentistas antifeudales, se ha armado con ese prestigio centenario para supuestamente convertirse en un “ejército popular”, enmestizado con el propio pueblo civil que alimenta y provee   la soldadesca y   la mayoría de su sumisa oficialidad.

Bueno, creemos que Costa Rica es el más acabado ensayo de una modernidad que prescindiendo de la explotación directamente salarial o industrial burguesa, a esta   trueca por una explotación feudaloide.

Estas innovaciones castrenses nos lucen una vuelta al pasado, a los tiempos feudales cuando el campesinado, su artesanado y señoríos cerraban filas beligerantes frente a sus vecinos, quienes hacían otro tanto.

Por eso la ciudadanía trabajadora costarricense podría en verdad sentirse muy satisfecha cuando compara los malos tratos sociales y discriminatorios que suelen practicar los burgesesde la  clase media” de países como Venezuela,     una variante proletaria que  ni rica ni capitalista es, sino que participa en mejores condiciones que el proletariado rayano en la lumpenidad.

Venezuela, burguesa 100%, también se ha  convertido en el principal protagonista del liderato “Socialista del siglo XXI”; se ha vestido de revolucionariedad socialista en un novedoso  pretencioso ensayo sin precedentes para liquidar  el poder burgués de los llamados “escuálidos” y “plusescuálidos”, vale decir: de la alta burguesía tradicional y de la clase media, infatuada y antipopular, brazo civil armado de la alta burguesía nacional e internacional, al lado de su  Ejército Nacional que ahora se enfeudaliza y llena de popularidad medioeval..

Muchas manifestaciones e irregularidades administrativas hacen inferir que este nuevo ejército   ha enriquecido incontrolablemente a buena parte de sus oficiales más privilegiados, y de los líderes de izquierda que se le han sumado a semejante ensayo.

En el caso de Costa Rica, creemos que su decisión por liquidar su Ejército, además de representar una redistribución de ingresos estatales, ha adoptado una modalidad de explotación que endógenamente no se corresponde con capitalismo alguno, pero que sí mantiene un cordón umbilical capitalista que financia sus emigrantes con parte del plusvalor que le arranca al proletariado mundial fuera de C. R.

En entregas anteriores calificamos a este país como practicante de un modo feudal puesto que sus trabajadores son mayoritariamente campesinos, técnicos y domésticos, artesanos y profesionales de libre ejercicio sin desempeñarse preferentemente en centros fabriles industriales ni conocer la figura del salario.

Por todo eso inferimos que estamos en presencia de un híbrido social de explotación feudocapitalista con todas sus particularidades locales.

marmac@cantv.net



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Manuel C. Martínez M.


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