En el artículo titulado “Tendencias Internas y Elecciones Internas Del PSUV”, esbocé una serie de ideas sobre las tendencias políticas-ideológicas que se mueven y predominan en el seno del PSUV. Hice énfasis en dos tendencias dominantes: la reformista y la revolucionaria. En tal sentido, he considerado necesario definirlas conceptualmente para mayor comprensión de nuestros militantes.
La reformista, podemos formularla como aquella corriente oportunista en el movimiento revolucionario que con actitudes cotidianas dentro y fuera del gobierno, coloca obstáculos para frenar la lucha y las transformaciones revolucionarias y evitan transferirles poder al pueblo. Siempre tratan de aplicar una política de conciliación de clases, colaborando con la burguesía o creando una nueva burguesía nacional para que sirva a sus intereses, impulsan siempre reformas parciales que no afectan la esencia y naturaleza del capitalismo. Son enemigos velados de las clases explotadas y auxiliares.
La reformista, ve el fin de la lucha de clases en el mejoramiento y remozamiento del sistema capitalista. Niegan la existencia de las contradicciones de clase y, por supuesto, niegan su antagonismo. Juegan a la neutralidad en lo relativo a las distintas concepciones del mundo que siempre son visibles entre capitalismo y socialismo. Tratan de frenar las revoluciones sociales y siempre actúan para suavizar las contradicciones de clases que mueven en la sociedad. Consideran las reformas como la panacea para mejorar y mantener el Estado burgués. El pensamiento socialdemócrata es su máxima expresión.
La revolucionaria, plantea en su discurso un viraje radical, un salto de un estado cualitativo a otro superior. Impulsa la transformación de la relaciones de producción y de las fuerzas productivas capitalista en relaciones y fuerzas productivas socialistas. Actúa para sustituir una formación económica y social por otra superior, que en nuestro caso concreto es la construcción del socialismo. Considera la lucha de clases como el motor de la historia y esa confrontación ya se dio como experiencia en el salto del esclavismo a la sociedad feudal y de ésta a la sociedad capitalista. En el momento actual, considera que la táctica debe estar dirigida a transferir progresivamente y de manera sostenida el empoderamiento del pueblo. El objetivo estratégico es traspasar el poder en manos de la burguesía a manos de los sectores más pobres, explotados y los excluidos. Como resultado de la vía pacífica o parlamentaria que transitamos impulsa el salto gradual del capitalismo al socialismo.
De allí, la confrontación en el seno del PSUV entre los reformistas y los revolucionarios. Y la lucha bestial que se está produciendo entre la oposición y los revolucionarios que tratan de transformar el Estado capitalista venezolano en un Estado Socialista. Conflicto de clase que se expresa a través de los partidos políticos. Los primeros, se agrupan internamente en la derecha reformista y con sus posturas le facilitan el camino a la oposición, la cual tiene como objetivo salir de Chávez para frenar y parar de manera definitiva la sustitución del capitalismo por un Estado Socialista y, los segundos, los revolucionarios, se organizan y trabajan en el periodo actual para acelerar el empoderamiento del pueblo a través de la construcción del gobierno a la Comunal.
Sin embargo, siendo el PSUV un partido fundado hace poco para orientar e impulsar la lucha por la transformación de la sociedad y alimentar el salto hacia la sociedad socialista, no ha evitado que en su seno se mueva una corriente reformista que actúa hábilmente para no transferirle el poder al pueblo y que frena cualquier iniciativa que choque contra sus intereses.
En consecuencia, valgan las elecciones primarias 2010 del PSUV, para fortalecer la tendencia revolucionaria con el objeto que se convierta en un muro de contención para evitar que los reformistas sigan trabajando en función de que todo cambie, para que todo siga igual.
Opinión/ Aporrea.
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