Continuando con el análisis de los factores que definen la sociedad estadounidense, el papel de los medios de comunicación ha transformado radicalmente la forma en que los ciudadanos asumen los valores y debaten los problemas sociales y políticos. Aunque lo digital ha democratizado el acceso a la información y ha permitido la proliferación de diversas opiniones y narrativas, sin embargo, también ha facilitado la creación de situaciones donde todo es permitido, lo que tergiversa la función esperada de los medios. Los delincuentes digitales tienen puerta franca de entrada.
Los medios influyen no solo en la opinión pública, sino que también pueden distorsionar la percepción de la realidad, fomentando la desconfianza y la división, propiciado por el dominio sobre estos medios por las grandes corporaciones interesadas exclusivamente en incrementar sus ganancias.
Este fenómeno ha exacerbado la polarización y la división en Estados Unidos, haciendo que el diálogo constructivo entre grupos con puntos de vista opuestos sea cada vez más difícil. A un nivel más profundo, surge como característica definitoria de ese país que los medios han tenido un impacto cultural más amplio al favorecer una cultura del consumo que prioriza lo comercial sobre lo familiar. Es una sociedad dominada por el consumo, muchas veces innecesario.
Esta tendencia ha llevado al debilitamiento en Estados Unidos de valores tradicionales como la comunidad, la cooperación y la responsabilidad familiar. Los medios, a través de la publicidad y la programación, promueven un ideal de éxito basado en la acumulación de bienes materiales y la satisfacción inmediata, lo que choca directamente con la paciencia, el sacrificio y el vínculo emocional que históricamente han sustentado a la familia. La exposición constante a mensajes comerciales que prometen felicidad a través del consumo alienta, una búsqueda superficial de la gratificación y desplaza las relaciones profundas y significativas
Hay quien argumenta que la erosión de los valores familiares tradicionales es un resultado directo de la primacía del consumo sobre lo social. La tendencia a priorizar el placer instantáneo y la acumulación material podrían estar relacionada con la satisfacción de impulsos, pero en detrimento de necesidades psíquicas más orgánicas, como la pertenencia, el amor y la seguridad que ofrece una familia unida. Así que La erosión de los valores sociales tradicionales se ha convertido en un fenómeno significativo en Estados Unidos, ante el cual la familia no ha tenido defensores.
Esta situación es el resultado de la pérdida de valores sobre lo que debe y puede ser una persona, y donde lo comercial priva sobre otros criterios, lo que ha producido una degeneración profunda de la estructura familiar. Esto implica que el modelo de “La pequeña casa de la Pradera” ha ido desapareciendo. Motivado por menos matrimonios, más divorcios, hijos fuera del matrimonio, madres y padres solteros, con lo que la característica de la familia estable desaparece para ser caracterizada en EE.UU. por la familia en crisis. Nueva característica.
A esto hay que agregar la introducción de conceptos extraños a la definición de familia, motivado a perversidades o razones comerciales, como son parejas del mismo sexo u otras variantes.
La mercantilización no solo promueve la superficialidad en las relaciones sociales, sino que también socava, con el “todo vale”, Los mecanismos de defensa que el individuo utiliza para mantener su sentido de identidad en un contexto social cada vez más fragmentado.
En conclusión, los factores que definen la sociedad estadounidense son un grupo de fuerzas socioeconómicas, políticas y culturales. Desde la lucha contra las adicciones y las consecuencias de la guerra hasta la profunda polarización económica, estas fuerzas se manifiestan y son amplificados a través de los medios de comunicación, que se convierten en el factor central definitorio de esa sociedad y la domina.
La mercantilización y la erosión de los valores familiares son más que simples tendencias sociales son consecuencia de la incapacidad de una nación por reconciliar sus ideales de individualismo y progreso con la necesidad humana de comunidad y conexión. Estos elementos, aunque a menudo invisibles, son fundamentales para entender los caminos que este gigante ha tomado y continuará tomando.