Entre el dolor, la traición y la mano negra

Horror e indignación es lo que siento cuando veo como algunos revolucionarios se me parecen a una estatua de piedra lanzada desde un farallón y se desploma al caer al suelo, desmoronándose en millones de pedazos. Son unos verdaderos monstruos depredadores que se llevan por delante la vida pura de tantos buenos seres humanos.

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Hoy tengo la sangre bien caliente, cuando uno se entera de tanta maldad, aun no logramos superar el dolor de tu partida Comandante Chávez, mientras tus verdugos te convierten en objeto de culto, tenemos que tragar amargamente la traición cobarde y vil de esos malditos, ¡Que jamás tendrán paz, nunca dormirán tranquilos!

¡Maldita mano negra, la inmundicia la cubre, cuando vuelvas a salir, sin misericordia serás cortada!

No hollaras más la dignidad de los justos, de los verdaderos hijos de la luz, a quienes nunca nos alcanzaran tus anatemas y malignos conjuros. Aquí está la luz de la Conciencia Universal resplandeciendo en justicia y verdad.

¡Dos ojos ven más que uno!

Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.


pazdominicana3@hotmail.com



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Rafael Guillén Beltre


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