El PSUV, la política electoral y el Zulia

El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) es sin duda una fuerza con características muy particulares, en lo que respecta a sus orígenes y su desenvolvimiento. En cuanto a sus orígenes, el PSUV nace bajo el esquema de un partido de masas, que convoca a todos los actores que quisieran incorporarse a sus filas. De por sí, significa una complicación en una sociedad que como la nuestra sufrió un proceso de desencaje ideológico a finales de la década de los años 90 del pasado siglo XX. Ser un partido de masas, significó para el PSUV un progresivo debate sobre el alcance del desarrollo de las políticas públicas, asimismo una pugnacidad interna que sustituyó el debate sobre el ritmo ideológico del partido. Con ello se asimilo un conjunto de actores que han sido denominados como la “boliburguesía”, “derecha bolivariana” entre otros epítetos.

      En cuanto a su desenvolvimiento, el PSUV tuvo que lidiar con la inexistencia de una estructura interna que fuera capaz de direccionar el desarrollo de la política. Por esa razón los actores internos no solo pugnaron entre sí sino que además se agruparon por asociaciones de interés que fueron excluyentes, impulsando tendencias basadas simplemente en la adquisición de cuotas de poder. Durante el período 2007-2009, el PSUV sobrevivió por una especie de fuerza inercial sostenida por el liderazgo indetenible del presidente Chávez, cuya direccionalidad no sólo marcó el rumbo sino que solucionó conflictos. No obstante, los resultados electorales del año 2007 cuando se demostró la pérdida de más de dos millones (2000000) de votos que sí bien no se fueron a la oposición, tampoco apoyaron la opción del presidente, permitió plantear un análisis crítico sobre la estructura del partido.

      Esta campanada generó el inicio de un debate entre los militantes centrados en la naturaleza del sistema político y el impacto del proyecto bolivariano, que termino con el anuncio de Chávez de las R2 (revisión y rectificación), abriendo un compas de reflexión sobre las posibilidades del socialismo del siglo XXI. El tema del burocratismo y su consecuente carga de clientelismo constituye una gran preocupación con respecto al desarrollo de un partido moderno en el siglo XXI, sobre todo por la recurrente asociación con el fracasado modelo del socialismo soviético, sin embargo en el caso venezolano se observa una enorme diferencia con ese modelo burocrático o por lo menos, un esfuerzo para superar las trabas burocráticas que la falta de respuestas sociales genera en la sociedad venezolana.

      El proceso que ha llevado al PSUV a debatir una base programática, está  caracterizado por la necesidad de pensar paradigmáticamente la realidad social venezolana, latinoamericana y mundial; por ello el internacionalismo del socialismo bolivariano no debe ser entendido como un proceso expansionista; por el contrario se corresponde a la necesidad de entender que no es posible llevar adelante la superación de las condiciones del capitalismo pretendiendo “aislarse” de la realidad del sistema-mundo. El carácter anticapitalista y anti-imperialista del proceso bolivariano no es una simple etiqueta de moda, corresponde con una adaptación a los retos que el propio sistema capitalista y las consecuentes prácticas anti-hegemónicas le exigen a los colectivos y movimientos sociales. En el caso de la estructura del partido se ha procedido a completar un llenado necesario, pues el PSUV hasta que completó recientemente el proceso de selección interna de los responsables era esencialmente una simple maquinaria electoral. A partir de completar esa estructura conformada por una Dirección Nacional, Regional, Municipal y Parroquial, las decisiones dejan de ser arbitrarias y sin prospectiva política para pasar a constituirse en una consecuencia de la planificación política.

      Esa estructura a nivel nacional incluye al propio presidente como máxima autoridad, acompañado por Cilia Flores, Elías Jaua, Aristóbulo Iztúriz, Nicolas Maduro, Rafael Ramírez, Francisco Ameliach, Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez, Adán Chávez y María Cristina Iglesias, así como coordinadores de Organización y Movilización (Darío Vivas), Movimientos Sociales (Freddy Bernal),Técnica Electoral (Francisco Ameliach), Finanzas y Logística (Yelitze Santaella),Comunicación y propaganda (Blanca Eekhout), Asuntos Internacionales (Rodrigo Cabezas), Seguridad y Defensa (Rafael Gil), Tribunal Disciplinario y Sistema de Formación Socialista (Héctor Navarro).  Hay además siete (7) vicepresidencias regionales que segmentan el espacio geográfico y permiten el despliegue. Adicionalmente cada Vice-presidente regional es acompañado por trece (13) compañeros que se distribuyen las coordinaciones antes nombradas. Estos a su vez replican esta estructura a nivel municipal y parroquial con lo que el PSUV pasa a tener una red de cuadros políticos de gran alcance. En el caso del Zulia, el Vicepresidente es Arias Cárdenas y lo acompaña un equipo que en total está constituido – incluyendo las direcciones municipales- por doscientos setenta y tres (273) militantes con responsabilidades en sus respectivas coordinaciones. Si calculamos las ciento seis (106) parroquias tendríamos una estructura adicional de mil trescientos setenta y ocho (1378) militantes en la estructura. En total es una organización que sólo en el Zulia cuenta mil seiscientos cincuenta y un (1651) cuadros políticos para su despliegue. Sí bien son datos numéricos nos habla de una organización cuyo objetivo en el Zulia es desplazar a otras fuerzas e impulsar el proceso bolivariano.

(*) Dr.

Juane1208@gmail.com

08/06/2011



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Juan Eduardo Romero (*)

Dr. Mgs. DEA. Historiador e Investigador. Universidad del Zulia

 juane1208@gmail.com

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