Las políticas públicas sobre textos escolares en tiempos de la Revolución Bolivariana

El Comandante Chávez, durante los períodos que ocupó la Presidencia de la República, puso un énfasis importante en el desarrollo de las políticas públicas en materia de educación. El empeño se centró inicialmente en ampliar el acceso y la cobertura. Se puede afirmar que el primer gobierno de la Revolución Bolivariana se enfocó en democratizar el acceso a la educación, en especial la educación universitaria. También fue notable el plan de alfabetización de adultos. En educación básica, el gobierno anunció la creación de las escuelas bolivarianas. Las cuales eran básicamente la continuidad de un modelo de escuela integral que se comenzó a implementar durante el segundo gobierno de Caldera. Más adelante comenzaron a hablar del sistema escolar bolivariano, tal sistema estaría conformado por los simoncitos (educación inicial), las escuelas bolivarianas (educación básica), los liceos bolivarianos y las escuelas técnicas robinsonianas y zamoranas (educación media diversificada y profesional). Todos estos cambios de nombre de las instituciones educativas se llevaban a cabo en el marco de las leyes y reglamentos heredados de la IV República. Durante muchos años la Revolución Bolivariana no modificó las leyes que regulan la educación ni los planes y programas de estudio. A tal punto que después de diez años en el poder fue que aprobaron una nueva Ley Orgánica de Educación y todavía hoy está vigente el currículo para la educación primaria aprobado a finales del segundo gobierno de Rafael Caldera. Podríamos decir, que se produjeron avances importantes en educación, pero se descuidaron aspectos de fondo, como el currículo. Otro de los aspectos descuidados durante los primeros años de la Revolución Bolivariana fue el relacionado con los textos escolares. Veamos cuáles han sido las políticas públicas implícitas y explicitas adoptadas durante los dos gobiernos de la Revolución Bolivariana sobre esta materia.

Las políticas públicas concernientes con los textos escolares en tiempo de la Revolución Bolivariana las clasifico en dos categorías: desregulación y centralización-desregulación. La etapa de la desregulación comprende el período de 1999 a 2011. En ese período el ministerio con competencia en materia educativo decidió no continuar evaluando los textos escolares publicados por las editoriales privadas. A la par, ese ministerio tampoco le daba importancia a la producción de un texto escolar propio. Tengo la impresión que los primeros ministros de educación simpatizaban con la propuesta de la biblioteca de aula, pero sin textos escolares, las cual fue implementada como parte del paquete neoliberal en educación durante el segundo gobierno de Caldera. Quedó suspendida así implícitamente la obligación de las editoriales de someter a la aprobación del ministerio sus publicaciones y quedaban eximidas las instituciones educativas de solo seleccionar aquellos libros de texto autorizados por ese ministerio. El gobierno de esta manera desreguló completamente el mercado de los textos escolares. Algo que no se habían atrevido a hacer ninguno de los dos últimos gobiernos de la IV República, los cuales implementaron el programa neoliberal en la economía.

En el año 2009, si mal no recuerdo, el presidente Chávez, mientras recorría una feria escolar, le preguntó a la ministra Yenifer Gil por qué no había en exhibición textos escolares publicados por el Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE). La respuesta de la ministra no podía ser otra, porque no existían. Entonces, el Presidente ordenó a la ministra que inmediatamente comenzara a elaborar unos textos escolares para todos los años de la educación primaria y secundaria. La gestión de la ministra Gil fue muy corta y le correspondió a la ministra Maryam Hanson culminar esa tarea. Los textos escolares para la educación primaria fueron producidos con impresionante celeridad, estuvieron disponibles para el año escolar 2010-2011. Y un año después fueron publicados los libros de texto para la educación secundaria. El gobierno comenzó a distribuir los nuevos textos escolares en las escuelas sin haber publicado formalmente cuál era la política pública al respecto. ¿Se trataba de un libro único? ¿Podrían los profesores y las instituciones seleccionar los libros de texto a usar? Lo cierto es que las fuerzas políticas de oposición aprovecharon la situación para avivar las manifestaciones en contra de las políticas educativas de la Revolución Bolivariana. Incluso llegamos a ver escenas grotescas en las que padres, representantes y maestros quemaban en la vía pública ejemplares de la Colección Bicentenario. Ante esta situación, el gobierno adoptó la política híbrida de la centralización-desregulación. Los textos escolares de la CB serían obligatorios en las instituciones educativas públicas y las privadas subvencionadas, centralización, pero en las instituciones educativas privadas no subvencionadas podrían elegir libremente entre los textos escolares publicados por las editoriales privadas, desregulación. Y esa es la política pública sobre textos escolares vigente actualmente en nuestro país.

Una característica de la política pública de distribución gratuita de textos escolares en las instituciones educativas públicas y las privadas subvencionadas adoptada por la Revolución Bolivariana, es la entrega individual sin retorno de estos libros a cada estudiante. A diferencia de los otros países con políticas similares, la Revolución Bolivariana escogió la opción individualista, del libro de texto como un objeto de uso personal dado en propiedad a cada estudiante. De esta manera los estudiantes no están obligados a devolver al finalizar el año escolar los libros recibidos para que sean usados por otros estudiantes. Así el estado tiene que imprimir cada año nuevos libros para todos los estudiantes. Este modelo es económicamente inviable a mediano plazo. Veremos que sucederá el próximo año escolar, creo que dada la grave situación económica del país, debida a una combinación de factores, no habría recursos económicos para imprimir nuevamente los libros de texto de la CB. Tampoco creo que el gobierno esté pensando en cambiar su política de entrega individual, sin retorno, a cada estudiante de los textos escolares. Tal vez volvamos a la etapa anterior de la total desregulación del mercado de los textos escolares, con una modificación, con precios en dólares estadounidenses.



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Julio Mosquera


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