Al pensar en Palestina, urge fijar diferencias entre las guerras ordinarias y los crímenes de Estado; pues mal puede calificarse como guerra convencional que un Estado armado despliegue sus fuerzas militares para agredir a la población de otro territorio que no conforma un Estado oficialmente constituido y que por su precaria condición no posee de fuerzas militares para defenderse.
La campaña que por décadas ha desarrollado Israel contra los palestinos bajo el pretexto de una lucha contra el terrorismo es en verdad una masacre étnica y jamás un acto legítimo;. No puede el gobierno judío cobrarle a miles de inocentes (ancianos, niños y mujeres) los ataques que presuntamente ha sufrido de parte de grupos armados que no tienen ninguna conexión con la Autoridad Nacional Palestina, vale decir, la única organización reconocida ante el Derecho Internacional como administradora de las zonas de Gaza y Cisjordania.
A partir de la fundación del Estado de Israel en 1948, ha sido el sionismo la ideología de su cúpula gubernamental y la razón de la sistemática política de exterminio contra sus vecinos, en alianza con su inseparable socio: El Imperialismo Yanqui. Con el propósito de afianzar la dominación imperialista y perpetuar el capitalismo financiero transnacional, gringos y sionistas recorren el mundo invadiendo territorios, robando riquezas extranjeras, quebrando corporaciones bancarias y fabricando falsos terroristas para justificar sus matanzas.
Mientras no cesa el sádico canibalismo de las elites explotadoras y genocidas (EEUU e Israel) por devorar a una humanidad demasiado grande para poder digerirla; miles de palestinos son exterminados en total impunidad. Se trata de un pueblo pequeño en población pero gigante en dignidad, que lucha por la supervivencia, por sus principios identitarios y el derecho a ser respetados como habitantes originarios de su tierra; por ello hoy decimos, hagamos más por ayudar a nuestros hermanos árabes.
(*) Constitucionalista y Penalista. Profesor Universitario.
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