La economía venezolana vive una paradoja cambiaria que se ha vuelto estructural: la coexistencia de múltiples tasas de cambio que reflejan no solo la escasez de divisas, sino también la falta de credibilidad en los sectores privados. Hoy, octubre de 2025, el dólar oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) ronda los Bs 200, mientras que en el mercado informal, el llamado "dólar fantasma" se cotiza hasta en Bs 300, generando una brecha de más del 50%
Esta diferencia no es meramente técnica: es una grieta que atraviesa todos los sectores productivos, comerciales y sociales del país. El dólar BCV, utilizado por entes públicos para fijar tributos, multas y precios referenciales, se convierte en una ficción cuando los ciudadanos y empresas deben operar en un mercado donde los precios reales se ajustan al dólar fantasma, porque supuestamente ya no existe el dólar paralelo.
La brecha cambiaria genera distorsiones profundas:
Precios duales: Un mismo producto puede tener dos precios dependiendo del tipo de cambio aplicado. Esto erosiona la transparencia comercial y confunde al consumidor, hasta existen diferencias de precios si pagas en bolívares o si pagas en divisas.
Pérdida de competitividad: Las empresas que importan insumos a tasa paralela no pueden competir con aquellas que acceden a divisas oficiales, generando desigualdad y desincentivo productivo.
Inflación encubierta: Aunque el BCV intenta contener la inflación con una tasa oficial más baja, el mercado responde a la cotización fantasma o paralela, lo que disparan los precios reales.
Desconfianza de sectores opositores: La existencia de un "dólar fantasma" revela que grupos económicos poderosos no creen en la política cambiaria oficial, y buscan mecanismos alternativos para protegerse.
Parte del problema está en la guerra económica de la ultraderecha nacional e internacional, que tiene como objetivo perverso, destruir la economía nacional y la calidad de vida de las y los venezolanos, para que se convierta en un malestar general, que permita una guerra civil y en un caos social de tal magnitud que logre un supuesto cambio de gobierno.
Para las y los ciudadanos, esta brecha representa una carga silenciosa: sus ingresos en bolívares pierden valor frente a un dólar que se escapa de las manos del BCV. Para los investigadores y estudiantes de economía monetaria, es un fenómeno que exige análisis profundo, propuestas técnicas y, sobre todo, llegar a acuerdos entre los sectores políticos y económicos, para corregirlo.
La brecha entre el dólar BCV y el dólar fantasma no es solo una cifra: es el reflejo de una economía atacada de manera insurreccional, con sanciones y bloqueos que han impedido la estabilidad de la moneda, ya que los sectores económicos influyen para que lamentablemente todos los días se devalúa la moneda nacional, aumentando de manera significativa el alto costo de la vida.
