Si Jesús hubiese vivido hoy los Trump, Milei, Vox, Ayuso y ultraderechistas latinoamericanos habrían pedido su crucifixión por woke, comunista y zurdo

El papa Francisco: cuando defender la dignidad humana te convierte en comunista

Jesús, a partir de cuya figura se crea el cristianismo, fue realmente un rebelde que, ante las injusticias y abusos de los ricos y poderosos de su tiempo, optó por situarse por fuera del poder. La mirada de aquel enigmático personaje de la Antigua Palestina era la de un revolucionario que se ubicó en los márgenes de su sociedad. El lugar desde donde siempre se ha visto lo que el orden dominante deja fuera: a los pobres sin ninguna suerte, a los enfermos, a los gais y a los racializados de toda época por tener el aspecto incorrecto según lo que dice el relato de los ganadores. Por ello es que Jesús propuso instaurar un nuevo orden basado en el perdón y el amor. Y, al no contar con dinero ni poder, supo que solo a través de la fuerza moral podía avanzar en ese propósito. De ahí su insistencia en la coherencia. Lo que, llevado a sus últimas consecuencias, desembocó en su asesinato a manos precisamente de los poderosos que combatió. (Cabe precisar que otra cosa –distinto a lo que aquí dicho– es el relato bíblico de los milagros y resurrección; lo cual corresponde a la lógica de construir una religión formal sobre la base de esa figura y que fue algo que se hizo años después de su muerte).

El Papa Francisco, argentino y latinoamericano de nacimiento, fue el más cristiano de todos los papas. Porque fue el que más intentó parecerse a Jesús. Francisco dedicó su papado a quienes deja fuera el inhumano y brutal capitalismo tecno-financiero actual: migrantes, gente empobrecida no blanca, personas LGBT, niños enfermos, prostitutas y palestinos. Un papa que nunca cedió a los discursos dominantes de hoy que invitan al cinismo, la deshumanización, la banalización del mal, a justificar genocidios, a decir que los billonarios son mejores que el resto y a economizar (mediocrizar) toda discusión política.

En estos días de los Trump, Milei y Abascal decir cosas como que los negros son personas, que la homosexualidad no es un delito, que los palestinos están siendo masacrados en su tierra, que los migrantes deben ser tratados con dignidad y que las mujeres deben decidir sobre su propio cuerpo convierte a uno en comunista

Francisco fue, por tanto, mucho más que un Papa. En estos tiempos de oscuridad y avance fascista se constituyó en una luz. Con sus limitaciones, obviamente, pues era el jefe de una institución milenaria y constitutivamente conservadora no un rebelde por vía libre. Así pues, no podíamos esperar que cambiara todo (no tenía poder para ello) ni que complaciera todas nuestras demandas progresistas (el cargo se lo impedía). Pero, dentro de lo que pudo, sobre todo en sus discursos y gestos, siempre fue clara su opción por los de abajo y contra lógica destructiva del actual orden capitalista.

Estamos hablando, pues, de un papa que en el fondo nunca dejó ser papa. Sin embargo, su postura a favor de la dignidad humana lo convirtió en un "comunista". Porque en estos días de los Trump, Milei, Abascal y saludos nazis (perdón, romanos) decir cosas como que los negros son personas, que la homosexualidad no es un delito, que los palestinos están siendo masacrados en su tierra, que los migrantes deben ser tratados con dignidad y que las mujeres deben decidir sobre su propio cuerpo convierte a uno en comunista. Es decir, en un monstruo que atenta contra la sacrosanta (realmente imaginaria para la mayoría de la población mundial) propiedad privada. Y en un enemigo de esa falsa libertad hoy de moda que no es más que la libertad de los ricos de hacer y deshacer. Todo lo cual implica que hoy, defender algo tan básico (e incluso liberal) como la dignidad de todas las personas, te ubica, según los marcos mentales dominantes, en lado de los enemigos de la "gente de bien". De manera que, a partir de ese momento, todo lo que digas rebotará a millones (Lakoff) y, en consecuencia, quedarás fuera del sentido común dominante.

Cuando el desequilibrado Milei decía que el papa era el "representante del maligno en la tierra" y los franquistas españoles que gravitan alrededor de los Abascal y Ayuso lo descalificaban como "peronista", no simplemente estaban lanzando uno de sus habituales bulos. Antes bien, estaban ejecutando una operación ideológica muy acorde a la época actual donde la mayor parte de las percepciones ciudadanas se construyen en los circuitos digitales que configura el actual paradigma comunicativo de las redes sociales. Esto es, estaban haciendo política. Tendente a descalificar una de las pocas voces no reaccionarias y con algunos elementos progresistas que en este tiempo podía tener alcance realmente mundial. Para que en la conversación cotidiana que se deriva de los flujos digitales el mensaje de Francisco perdiera capacidad de decir verdad. A fin de que quedara como una figura que, si bien era el papa del Vaticano, ni siquiera a la mayoría de católicos le dijera algo pertinente. Y lo lograron en buena medida: como se ha visto estos días tras el anuncio de su muerte, no son pocas las personas del común que en sus redes sociales están hablando de que murió un papa "comunista" o un "anticristo".

Así pues, podemos decir que el hecho de que Francisco, frente a mucha gente, pase a la historia como el papa comunista o de izquierda, por defender cosas básicas de mínima consideración a la dignidad de la gente, nos habla de la brutal derechización del mundo de hoy. Donde todo aquello que se diga por fuera de los marcos mentales reaccionarios mayoritarios se convierte en una amenaza para las buenas costumbres, la "libertad" y para dios. Porque tengamos algo claro: si Jesús hubiese vivido hoy los Trump, Milei, Vox, Ayuso y ultraderechistas latinoamericanos habrían pedido su crucifixión por woke, comunista y zurdo. Y con la aprobación de millones.



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