A la violencia terrorista hay que frenarla con todo y vencerla

A cada conspiración sucedía un perdón y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar”. Simón Bolívar. Manifiesto de Cartagena. 1812


Esta semana santa, como hace tres años en 2014, la violencia terrorista se ha intentado imponer en algunos municipios de Venezuela controlados por la oposición. Hoy como ayer ha habido pérdidas humanas, jóvenes, adolescentes y venezolanos en general han muerto producto de balas asesinas. En 2014 murieron 43 venezolanos y venezolanas de diferentes maneras, a causa de los cuerpos de seguridad, de francotiradores oposicionistas, de guayas asesinas, de barricadas criminales. Ello debe ser condenado sin ningún tipo de ambigüedades por quienes creen y/o creemos en la democracia y en la transformación profunda de la sociedad.

En 2014 fue convocada la llamada "Salida" por Leopoldo López (sentenciado apenas a 13 años de prisión) Antonio Ledezma (preso cómodamente en su casa) y María Machado (aún en libertad impunemente). Esta semana ya van varias muertes lamentables todas, del lado del chavismo y de la oposición. 


Son parte de un plan macabro donde sobre todo la juventud es usada como "carne de cañón", llenándosele de odio y de visceralidad pura, sin raciocinio, desbordada y desenfrenada. Incluso, la propia jerarquía eclesiástica, en vez de llamar a la paz, llama a la guerra, así como dirigentes oposicionistas que luego se van del país a disfrutar de las vacaciones, mientras usan las redes sociales para que otros luchen por lo que ellos no. Observemos Las declaraciones y acciones más políticas que religiosas de jerarcas de la iglesia como Urosa Savino, de Baltasar Porras y del obispo de Barquisimeto, Lopez Castillo quien mientras habla de la necesidad de acercarse a dios en semana santa, termina expresando lo siguiente: El problema radica en que lamentablemente caí­mos en un sistema mar­xista, comunista, fracasa­do que no ha funcionado en ningún país del mun­do y el gobierno ha asu­mido estas consecuen­cias equivocadamente porque sólo generan po­breza en la población…. Ya está demostrado de todas las formas posi­bles que el diálogo no funciona ni lo hará por­que esa no es la jugada del gobierno, no está dispuesto a aceptar elec­ciones y que el pueblo se cansó de tantos abusos, por eso el pueblo tiene que seguir en las calles, sentarse en una mesa no será la solución a los pro­blemas del país, es una pérdida de tiempo”. http://www.laprensalara.com.ve/?p=103453.

Así desprecian al pueblo todo. A las personalidades e instituciones que propician el diálogo como mecanismo de salida pacífica a la crisis socio-política. Esto forma parte de un guión hecho más allá de nuestras fronteras por quienes tienen los hilos del poder fáctico y que usan como marionetas a la oposición venezolana.


No debe haber impunidad para nadie en Venezuela. Todo aquél o aquella que viole derechos humanos, atente contra la libertad y la paz de los demás, cometa delitos, destruya propiedades ajenas (públicas o privadas) debe ser sancionado sin contemplaciones. Lo de la semana santa es un ensayo. La próxima semana se anuncia un 19 de abril de movilizaciones donde es necesario tener la máxima precaución, pero también la máxima disposición a ejercer lo que contemplan las leyes en caso de desenfrenos.

No puede seguir habiendo impunidad en el país. 
Los venezolanos somos un pueblo de paz, pero a la vez irredento. Se le provoca y se le provoca y aun así resiste los embates de la criminalidad desatada. Lo intentan llevar a una guerra civil para justificar luego una intervención internacional al estilo Irak, Libia o Siria, de lo cual luego no valdrán lamentaciones. 


Es preciso detener la locura terrorista. Un llamado a la conciencia, la sensatez y la racionalidad. Este llamado no implica cobardía ni temor. Sólo un llamado a la responsabilidad y evitar más derramamiento de sangre y pérdida de vidas humanas, todas importantes. El gobierno, el estado todo, las instituciones deben funcionar para proteger al pueblo de la violencia criminal que se pretende instaurar de nuevo en Venezuela, como en 2002-2003, como en las guarimbas de 2004, previo al referéndum presidencial de ese año, como en abril de 2013 cuando se llamó a “drenar la arrechera” y como en febrero, marzo y abril de 2014 con las guarimbas terroristas que generaron las afectaciones ya mencionadas.



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Cécil Gerardo Pérez


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